Sesión 25: El nacimiento de la Luz
La madrugada del día F encuentra a la party, junto con Akordia y Sigfried, adentrándose en los pasadizos subterráneos de Undermountain.
Siguiendo el mapa que habían intercambiado con Orujo y esquivando tanto a las ratas telépatas de Cannavale como a las tropas de guardia de Dimaitro, Yardis navega al grupo por una seguidilla de oscuros pasajes y recámaras anti-teletransportación, mientras Oz y Harisa toman la vanguardia a cargo de descubrir y desarmar las múltiples trampas que Xanathar había esparcido por toda su guarida secreta bajo Waterdeep. El viaje es lento y difícil, pero al cabo de una decena de horas, la party llega al primer punto de interés señalado por las misiones de reconocimiento de los nuevos Harpers.
Usando una contraseña facilitada por el viejo Orujo, el grupo se abre paso a un salón lleno de barriles y botellas de misterioso contenido, además de grandes tuberías verticales que parecen dirigirse a la superficie, custodiadas por una tropa de hombres de Tarcas quienes son supervisador por un blindado guardia de Dimaitro. Bajo sus armaduras falsificadas por los nuevos Harpers, el grupo se dispone a engañar a los guardias e investigar la sala mientras Esi monta guardia en la entrada. Usando sus inigualables habilidades persuasivas, Oz toma la palabra y convence a los sujetos que están ahí por órdenes de Cannavale, mientras Wrenn inspecciona la sala haciéndose pasar por un alto mando. En el fondo, unos extraños cofres de aspecto eberroniano llaman su atención y, usando sus poderes mentales, Yardis descubre que son para guardar las cabezas de los nobles pacifistas tras liberar el gas somnífero de los numerosos contenedores por las grandes tuberías.
Coordinando una distracción en el frente de la sala, Harisa logra pedirle ayuda a una de sus bestias aliadas para desplegar un hechizo de enredaderas en el interior de las tuberías con el fin de bloquearlas y Oz agrega sus propias bombas de detonación a distancia para asegurarse que el gas no llegue a la superficie de Waterdeep. De vuelta en los pasadizos, la siguiente parada lleva a la party donde los nuevos Harpers habían identificado el protocolo B.
La sala está protegida por una tropa de caballeros acorazados, y Esi usa los conocimientos que tiene sobre ellos, gracias al pasado oscuro de Alistair como un caballero de alto rango de Dimaitro, para vitorear sus cánticos secretos de guerra y hacerles creer que son el cambio de guardia. Ahora solos, el grupo se detiene a observar 6 grandes contenedores cubiertos por plomo distribuidos en la habitación.
Una máquina eberroniana despliega un mensaje: Desbloquear? Inseguros y listos para tener que enfrentarse a copias tan poderosas como sí mismos, la party desbloquea uno de los contenedores que poco a poco revela una copia durmiente, de hace 5 años atrás, con la cara sin rastros de la maldición de Atholas, de Oz Lander. Un monitor revela las opciones que la party tiene de, por un lado, activarlo, o por otro, abrir el estanque o destruir la copia con el peligro de accionar una alarma.
Debatiendo si la copia puede ser de alguna forma una ventaja para ellos o proveerles de nueva información, el grupo se dispone a desbloquear el resto de los estanques, hasta descubrir quién está guardado en el sexto recipiente: Willum, o una copia fallida de ella, flota, incompleta, en un contenedor que dicta que no se pudo enlazar a los recuerdos. Sin palabras, y conteniendo una rabia fría, Wrenn descarta el cuerpo copiado de Willum, que es consumido por el líquido a su alrededor y desaparece por completo.
Como un aterrizaje a tierra, la party opta rápidamente por deshacerse también de sus clones malvados, a quienes despiertan uno a uno para destruirlos. Comprobando que cada uno había materializado una pequeña araña mecánica tras la activación, el grupo se dispone a quemarlos y esconder las cenizas, para dejar la habitación sin ningún indicio de sabotaje para la próxima guardia. Sólo queda la última parada marcada en el mapa, cuando la party se encuentra por fin con Orujo. El viejo ha cumplido con su parte del trato y les informa que Sir Pietro y Giacommo Cannavale ya saben de su traición y los esperan en el interior de esta última recámara, ahora kilómetros bajo tierra, abajo de la capilla de Waterdeep.
Las puertas se abren y una gran raíz, rodeada de los cadáveres encadenados de los otros 6 celestiales de Atholas, se eleva en la mitad del salón de piedra. Tropas de bárbaros y guerreros comandados por Pietro y Cannavale los vigilan, atentos aunque inmóviles, desde los altos murallones de la cueva, cuando una voz melosa reverbera desde el fondo de la habitación. Desde una saliente, por encima de donde los nuevos Harpers yacen encadenados y moribundos junto al cuadro de Castella y los huérfanos, el Conde Bismark los saluda y aplaude. Como siempre, Bismark los alaba condescendientemente, mientras intenta persuadirlos de que negocien con él a cambio de salir de ahí sin enfrentarse, pero la party no está dispuesta a ceder ni los tres Libros de Eberron, ni el orbe de Luz. Esi cuestiona las motivaciones del conde, pero éste afirma, sin ninguna credibilidad, que sus planes consisten en detener a los dioses, de quienes cuestiona sus misteriosos portafolios, y que él es su salvador. La party objeta sobre la miriada de mundos destruidos por Bismark, y cómo el mismo Eberron está envuelto en guerras por su culpa, pero Bismark contraataca desclasificando que, aparentemente, en este mismo momento, el dios Tempus, quien ha sido castigado por su pobre desempeño para combatir a Eberron, se dirige hacia Faerun para recuperar el orbe y exterminarlos y que el ritual que está a punto de celebrar la Divina Georgina en la superficie de Waterdeep, que tanto quieren proteger, fortalecería a los dioses. Viendo sus intentos de persuasión fallar, Bismark finalmente decide cambiar de estrategia y ordena a sus tropas acabar con ellos, mientras se transporta tras una barrera mágica aprisionando a los debilitados nuevos Harpers. Oz y Yardis se preocupan de controlar a los grupos de bárbaros y guerreros, mientras Esi emprende vuelo y rápidamente desintegra la barrera mágica que protege al conde. Por su parte, Harisa y Orujo se disponen a atacar con sus arcos a distancia, mientras Wrenn, Akordia y Sigfried encaran la vanguardia cuerpo a cuerpo contra Pietro y sus hombres. Giacommo conjura potentísimos hechizos que tienen como blanco al grueso de la party, pero el bardo y mago una y otra vez los anulan antes que surtan efecto. Como vitoreando por Faerun, sin mayor preocupación por verse desprotegido, Bismark se burla de la party mientras se vuelca a los nuevos Harpers, a quienes comienza a asesinar uno a uno. Tan rápido como puede, Oz toma a Akordia y se interpone entre el conde y sus víctimas, mientras llama a Wrenn para que lo ayude. Sin embargo, sir Pietro, que ya ha acabado con Sigfried, se sobrepone fácilmente a los hechizos controladores y flanquea al dragonborn mientras éste intenta darle cara a Bismark. De un momento a otro, la cara burlona del conde se distorsiona y un desgarrador grito de una multitud de voces emana de su boca, en un brutal ataque mental que golpea exclusivamente a toda la party. Esi pierde la concentración y pierde el vuelo junto a Yardis, mientras todos reciben una insostenible cantidad de daño. Una vez más, Bismark les insiste que se rindan, bajo la amenaza de matar a Akordia y luego a Wrenn, pero la party sigue batallando. Sin embargo, sus amenazas se cumplen cuando embiste una vez más contra la novia de Oz, a quien Yardis justo logra teleportar fuera del área y curar. Ahora su blanco es Wrenn y el conde no se contiene cuando asesta una vez más un ataque mental contra el dragonborn que cae al suelo, al tiempo que un campo anti-magia se expande alrededor de ellos. Oz arrastra a Wrenn a un rincón fuera de su alcance y Esi llega corriendo a revivir a su amigo, mientras Harisa logra por fin someter al menos a uno de sus enemigos cuando Giacommo cae al suelo derrotado. Sin embargo Pietro y Bismark están casi intactos, al igual que la mitad de sus contingentes, y la raiz recién comienza a brillar y acumular energía gracias al ritual efectuado en la superficie. Akordia, a media vida junto a Yardis, tiene el libro indicado para revertir el ritual, pero el mago se da cuenta que es muy tarde para revertir la dirección de la pelea. De pie junto a la gran raiz, el conde una vez más les dice que le den los libros a cambio de salir de ahí con vida y de tener el tiempo para rescatar a Keya, que sigue en la superficie junto a la Divina. Y esta vez la party debe acceder.
Un moribundo Wrenn baja las armas, seguido por Oz, Esi, Harisa y Yardis corre a abrirles una salida en la piedra para que huyan hacia el pasillo de escape. Lánzandole los libros al conde, Yardis activa su pergamino de emergencia mientras le da a Harisa las indicaciones para que los encuentre más tarde. La tiefling apresura a Orujo quien carga a su debilitada hermana Castella ahora libre del cuadro mágico, mientras corre pasillo arriba hacia la salida de emergencia hacia Waterdeep y la party se esfuma instantáneamente en un espiral de magia. En la sala se escuchan las 3 explosiones provenientes de las bombas escondidas en los libros de Eberron y cómo el conde acaba con los huérfanos del orfanato, pero Harisa ya ha escapado y dejado el salón central de Undermountain atrás. Yardis, Esi, Wrenn, Oz, Akordia y los 3 nuevos Harpers sobrevivientes, aparecen frente a un viejo pozo cubierto por maleza con un tallado en la piedra que dicta E + Y. La neblina se despeja levemente y una derruida casucha protegida por el hechizo Sanctum Interno se deja ver mientras el mago solloza y les pide perdón. Esi lo intenta consolar mientras Wrenn y Oz observan casi en estado catatónico y Harisa no está junto a ellos. En Waterdeep los rezos continúan y Harisa logra finalmente divisar a Keya entre la extensa multitud de religiosos y turistas. La tiefling se interpone entre el público y saca a su novia con urgencia del palco mientras le pide que use su influencia para convencer a su audiencia a medida que corre, pero la Divina interfiere y cautiva a sus seguidores para que sigan rezando. El Susurro descuidado pasa volando para recogerlas tras las indicaciones de Oz a Órel y se aleja rápidamente de las costas de Waterdeep mientras el suelo comienza a temblar y una luz empieza a emerger desde las profundidades. El nacimiento de la luz se proyecta como un haz gigante desde el festival hacia el cielo, alcanzando a todos los creyentes y peregrinos que quedan paralizados mientras la luz recorre sus cuerpos. Uno tras otro empiezan a conectarse a través de rayos lumínicos hasta que su energía acumulada estalla con un ruido tronador. Un figura se empieza a formar desde de la explosión, como un ser gigante que intenta crecer y extenderse. Desde el Susurro, Harisa, Pyrex, Keya, Arken, Órel y un semiconsciente Ethan, ven como la entidad se retuerce, debilita y desploma sobre todo el festival, dejando un enorme hoyo en la tierra que se lleva un quinto de todo Waterdeep.
Siguiendo el mapa que habían intercambiado con Orujo y esquivando tanto a las ratas telépatas de Cannavale como a las tropas de guardia de Dimaitro, Yardis navega al grupo por una seguidilla de oscuros pasajes y recámaras anti-teletransportación, mientras Oz y Harisa toman la vanguardia a cargo de descubrir y desarmar las múltiples trampas que Xanathar había esparcido por toda su guarida secreta bajo Waterdeep. El viaje es lento y difícil, pero al cabo de una decena de horas, la party llega al primer punto de interés señalado por las misiones de reconocimiento de los nuevos Harpers.
Usando una contraseña facilitada por el viejo Orujo, el grupo se abre paso a un salón lleno de barriles y botellas de misterioso contenido, además de grandes tuberías verticales que parecen dirigirse a la superficie, custodiadas por una tropa de hombres de Tarcas quienes son supervisador por un blindado guardia de Dimaitro. Bajo sus armaduras falsificadas por los nuevos Harpers, el grupo se dispone a engañar a los guardias e investigar la sala mientras Esi monta guardia en la entrada. Usando sus inigualables habilidades persuasivas, Oz toma la palabra y convence a los sujetos que están ahí por órdenes de Cannavale, mientras Wrenn inspecciona la sala haciéndose pasar por un alto mando. En el fondo, unos extraños cofres de aspecto eberroniano llaman su atención y, usando sus poderes mentales, Yardis descubre que son para guardar las cabezas de los nobles pacifistas tras liberar el gas somnífero de los numerosos contenedores por las grandes tuberías.
Coordinando una distracción en el frente de la sala, Harisa logra pedirle ayuda a una de sus bestias aliadas para desplegar un hechizo de enredaderas en el interior de las tuberías con el fin de bloquearlas y Oz agrega sus propias bombas de detonación a distancia para asegurarse que el gas no llegue a la superficie de Waterdeep. De vuelta en los pasadizos, la siguiente parada lleva a la party donde los nuevos Harpers habían identificado el protocolo B.
La sala está protegida por una tropa de caballeros acorazados, y Esi usa los conocimientos que tiene sobre ellos, gracias al pasado oscuro de Alistair como un caballero de alto rango de Dimaitro, para vitorear sus cánticos secretos de guerra y hacerles creer que son el cambio de guardia. Ahora solos, el grupo se detiene a observar 6 grandes contenedores cubiertos por plomo distribuidos en la habitación.
Una máquina eberroniana despliega un mensaje: Desbloquear? Inseguros y listos para tener que enfrentarse a copias tan poderosas como sí mismos, la party desbloquea uno de los contenedores que poco a poco revela una copia durmiente, de hace 5 años atrás, con la cara sin rastros de la maldición de Atholas, de Oz Lander. Un monitor revela las opciones que la party tiene de, por un lado, activarlo, o por otro, abrir el estanque o destruir la copia con el peligro de accionar una alarma.
Debatiendo si la copia puede ser de alguna forma una ventaja para ellos o proveerles de nueva información, el grupo se dispone a desbloquear el resto de los estanques, hasta descubrir quién está guardado en el sexto recipiente: Willum, o una copia fallida de ella, flota, incompleta, en un contenedor que dicta que no se pudo enlazar a los recuerdos. Sin palabras, y conteniendo una rabia fría, Wrenn descarta el cuerpo copiado de Willum, que es consumido por el líquido a su alrededor y desaparece por completo.
Como un aterrizaje a tierra, la party opta rápidamente por deshacerse también de sus clones malvados, a quienes despiertan uno a uno para destruirlos. Comprobando que cada uno había materializado una pequeña araña mecánica tras la activación, el grupo se dispone a quemarlos y esconder las cenizas, para dejar la habitación sin ningún indicio de sabotaje para la próxima guardia. Sólo queda la última parada marcada en el mapa, cuando la party se encuentra por fin con Orujo. El viejo ha cumplido con su parte del trato y les informa que Sir Pietro y Giacommo Cannavale ya saben de su traición y los esperan en el interior de esta última recámara, ahora kilómetros bajo tierra, abajo de la capilla de Waterdeep.
Las puertas se abren y una gran raíz, rodeada de los cadáveres encadenados de los otros 6 celestiales de Atholas, se eleva en la mitad del salón de piedra. Tropas de bárbaros y guerreros comandados por Pietro y Cannavale los vigilan, atentos aunque inmóviles, desde los altos murallones de la cueva, cuando una voz melosa reverbera desde el fondo de la habitación. Desde una saliente, por encima de donde los nuevos Harpers yacen encadenados y moribundos junto al cuadro de Castella y los huérfanos, el Conde Bismark los saluda y aplaude. Como siempre, Bismark los alaba condescendientemente, mientras intenta persuadirlos de que negocien con él a cambio de salir de ahí sin enfrentarse, pero la party no está dispuesta a ceder ni los tres Libros de Eberron, ni el orbe de Luz. Esi cuestiona las motivaciones del conde, pero éste afirma, sin ninguna credibilidad, que sus planes consisten en detener a los dioses, de quienes cuestiona sus misteriosos portafolios, y que él es su salvador. La party objeta sobre la miriada de mundos destruidos por Bismark, y cómo el mismo Eberron está envuelto en guerras por su culpa, pero Bismark contraataca desclasificando que, aparentemente, en este mismo momento, el dios Tempus, quien ha sido castigado por su pobre desempeño para combatir a Eberron, se dirige hacia Faerun para recuperar el orbe y exterminarlos y que el ritual que está a punto de celebrar la Divina Georgina en la superficie de Waterdeep, que tanto quieren proteger, fortalecería a los dioses. Viendo sus intentos de persuasión fallar, Bismark finalmente decide cambiar de estrategia y ordena a sus tropas acabar con ellos, mientras se transporta tras una barrera mágica aprisionando a los debilitados nuevos Harpers. Oz y Yardis se preocupan de controlar a los grupos de bárbaros y guerreros, mientras Esi emprende vuelo y rápidamente desintegra la barrera mágica que protege al conde. Por su parte, Harisa y Orujo se disponen a atacar con sus arcos a distancia, mientras Wrenn, Akordia y Sigfried encaran la vanguardia cuerpo a cuerpo contra Pietro y sus hombres. Giacommo conjura potentísimos hechizos que tienen como blanco al grueso de la party, pero el bardo y mago una y otra vez los anulan antes que surtan efecto. Como vitoreando por Faerun, sin mayor preocupación por verse desprotegido, Bismark se burla de la party mientras se vuelca a los nuevos Harpers, a quienes comienza a asesinar uno a uno. Tan rápido como puede, Oz toma a Akordia y se interpone entre el conde y sus víctimas, mientras llama a Wrenn para que lo ayude. Sin embargo, sir Pietro, que ya ha acabado con Sigfried, se sobrepone fácilmente a los hechizos controladores y flanquea al dragonborn mientras éste intenta darle cara a Bismark. De un momento a otro, la cara burlona del conde se distorsiona y un desgarrador grito de una multitud de voces emana de su boca, en un brutal ataque mental que golpea exclusivamente a toda la party. Esi pierde la concentración y pierde el vuelo junto a Yardis, mientras todos reciben una insostenible cantidad de daño. Una vez más, Bismark les insiste que se rindan, bajo la amenaza de matar a Akordia y luego a Wrenn, pero la party sigue batallando. Sin embargo, sus amenazas se cumplen cuando embiste una vez más contra la novia de Oz, a quien Yardis justo logra teleportar fuera del área y curar. Ahora su blanco es Wrenn y el conde no se contiene cuando asesta una vez más un ataque mental contra el dragonborn que cae al suelo, al tiempo que un campo anti-magia se expande alrededor de ellos. Oz arrastra a Wrenn a un rincón fuera de su alcance y Esi llega corriendo a revivir a su amigo, mientras Harisa logra por fin someter al menos a uno de sus enemigos cuando Giacommo cae al suelo derrotado. Sin embargo Pietro y Bismark están casi intactos, al igual que la mitad de sus contingentes, y la raiz recién comienza a brillar y acumular energía gracias al ritual efectuado en la superficie. Akordia, a media vida junto a Yardis, tiene el libro indicado para revertir el ritual, pero el mago se da cuenta que es muy tarde para revertir la dirección de la pelea. De pie junto a la gran raiz, el conde una vez más les dice que le den los libros a cambio de salir de ahí con vida y de tener el tiempo para rescatar a Keya, que sigue en la superficie junto a la Divina. Y esta vez la party debe acceder.
Un moribundo Wrenn baja las armas, seguido por Oz, Esi, Harisa y Yardis corre a abrirles una salida en la piedra para que huyan hacia el pasillo de escape. Lánzandole los libros al conde, Yardis activa su pergamino de emergencia mientras le da a Harisa las indicaciones para que los encuentre más tarde. La tiefling apresura a Orujo quien carga a su debilitada hermana Castella ahora libre del cuadro mágico, mientras corre pasillo arriba hacia la salida de emergencia hacia Waterdeep y la party se esfuma instantáneamente en un espiral de magia. En la sala se escuchan las 3 explosiones provenientes de las bombas escondidas en los libros de Eberron y cómo el conde acaba con los huérfanos del orfanato, pero Harisa ya ha escapado y dejado el salón central de Undermountain atrás. Yardis, Esi, Wrenn, Oz, Akordia y los 3 nuevos Harpers sobrevivientes, aparecen frente a un viejo pozo cubierto por maleza con un tallado en la piedra que dicta E + Y. La neblina se despeja levemente y una derruida casucha protegida por el hechizo Sanctum Interno se deja ver mientras el mago solloza y les pide perdón. Esi lo intenta consolar mientras Wrenn y Oz observan casi en estado catatónico y Harisa no está junto a ellos. En Waterdeep los rezos continúan y Harisa logra finalmente divisar a Keya entre la extensa multitud de religiosos y turistas. La tiefling se interpone entre el público y saca a su novia con urgencia del palco mientras le pide que use su influencia para convencer a su audiencia a medida que corre, pero la Divina interfiere y cautiva a sus seguidores para que sigan rezando. El Susurro descuidado pasa volando para recogerlas tras las indicaciones de Oz a Órel y se aleja rápidamente de las costas de Waterdeep mientras el suelo comienza a temblar y una luz empieza a emerger desde las profundidades. El nacimiento de la luz se proyecta como un haz gigante desde el festival hacia el cielo, alcanzando a todos los creyentes y peregrinos que quedan paralizados mientras la luz recorre sus cuerpos. Uno tras otro empiezan a conectarse a través de rayos lumínicos hasta que su energía acumulada estalla con un ruido tronador. Un figura se empieza a formar desde de la explosión, como un ser gigante que intenta crecer y extenderse. Desde el Susurro, Harisa, Pyrex, Keya, Arken, Órel y un semiconsciente Ethan, ven como la entidad se retuerce, debilita y desploma sobre todo el festival, dejando un enorme hoyo en la tierra que se lleva un quinto de todo Waterdeep.
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