Sesión 37: Reyes, reinas y algo más
Con una clara lista de reglas, Elminster deja la guardia drow a revisar el Salón de la Luna Regente, mientras Harisa recibe una llamada urgente de Keya y debe ausentarse de la escolta.
Ahora en pares, la party se divide para investigar los salones del lugar y descubren ciertos detalles que les llaman la atención.
El lugar está decorado casi como un museo en honor a Candlekeep y Sallomon, sin embargo, Esi descubre que las estatuas de Mistra que hay no calzan con la apariencia que la party conoce de la diosa; además cada registro o pieza de arte que se refiere al archimago, lo retrata de una forma exacerbada y grandilocuente. Es con ese tono que Oz descubre cómo llegó el mago al poder: Un libro relata cómo él y Elminster tuvieron que disputarse el archimagado y cómo Sallomon optó por enfrentarlo en un duelo de magia en vez de recurrir a la votación. La historia cuenta como la batalla duró 5 días, sin embargo el último, para sorpresa de todos y en un despliegue de magia que roza en lo divino, Sallomon había derrotado a su contendor sin ningún problema. El tomo ilustra la humillante derrota de Elminster, mientras un magnánimo Sallomon le extiende la mano en perdón. Por su parte, Wrenn encuentra túneles subterraneos que parecen estar bajo el nivel del mar y posiblemente conectar con la ciudad, pero están custodiados por seguridad. Más tarde, el dragonborn y Yardis inspeccionan un telescopio que sólo se puede activar con un código mágico secreto, que parece no apuntar a nada en particular. A pesar de su tiempo en altamar, el Wrenn no tiene el conocimiento para distinguir cuáles son las estrellas a las que apunta, así que el mago toma notas disimuladamente y aprovecha de dejar una pequeña trampa de tinta para averiguar quién usa el artilugio. Aun fingiendo que revisan la seguridad del recinto, Esi y Oz llegan al entretecho del edificio, donde detectan una sospechosa sala cerrada hecha de plomo. A pesar de los intentos de Esi por parecer afable, los magos encapuchados de seguridad siguen al grupo por todos lados, amonestándolos por hurgar entre las cosas, por lo que la party debe recurrir a la actuación para disimular sus investigaciones. Ahora fuera del recinto, y con los vigilantes distraídos, el grupo se da cuenta que Ilara, la seria y reservada comandante del ejército de Loudwater, parece estar esperándolos en un rincón escondido del jardín. Haciendo caso a sus instrucciones, Wrenn y Oz se disponen a acercársele mientras fingen inspeccionar el círculo de votación. En las sombras, la elfa los interroga para saber quienes son realmente, así que el dragonborn revela su nombre y que pertenece al grupo de los Guardianes de Willum, estrechamente ligado con el reino de Faesys, mientras que Oz, cautelosamente, se hace pasar por Órel, dejando en claro su conección con los Lyres. El par informa preliminarmente a la elfa sobre los temas de su reunión, y ésta, reconociendo el peligro que significa Bismark y su infiltración entre los reinos del norte, acepta concederles una audiencia oficial a las 13 horas del próximo día y se despide. Tras la revisión del recinto, Elminster convoca a todas las guardias para la recepción de los reyes y Micarlin, con sus años de experiencia, se prepara a identificar a los invitados para la party: La primera invitada en llegar es la Reina Zapratta Klingon quien es recibida por su escolta compuesta de Montek, un guerrero enano famoso por su fuerza, leal y de pocas palabras; Braput rompenueces, la eterna mano derecha de la reina, amiga de infancia y agresiva y rígida comandante de la milicia; y Jornazon, líder de una de las casas nobles del reino Mulptan. Micarlin recalca que Jornazon fue puesto en el ejército como una forma de darle prestigio a las fuerzas armadas y que se le ve muy nervioso y dubitativo como guardia real. Le sigue la llegada del Rey Dimaitro que exuda un poder que preocupa a Wrenn al ser incluso mayor que el de su temible comandante. Sir Pietro, una inescrutable Lady Marianne y Sir Hornigold, uno de los principales nobles de Heliogabalus, conocido por su xenofobia excesiva hacia el sur y algunas razas, se acercan para recibirlo con solemnidad. En un enorme contraste, la pequeña Reina Hilda es la siguiente en aparecer. La chica se ve poco preparada y nerviosa, y su guardia compuesta de Kataifi y Oris de Boric, un enano bastante anciano y simpático que al parecer fue llevado sólo para que el grupo se viera más grande, debe apresurarse para escoltarla antes de que se siga equivocando con el protocolo. La nueva soberana de Telflamm es la próxima en llegar. La Reina Auralia II destaca tanto por su agilidad al moverse como por su fuerte postura que, a los ojos de Wrenn, denota que la lanza que carga es mucho más que ceremonial. Ibra, una tabaxi de 40 años, discreta hechicera mano derecha de la reina, y los gemelos Barti y Shotto la reciben, mientras Yardis le indica al grupo que tiene la tarjeta de contacto mágica del par. El buen Rey Gyro es el siguiente en la lista. La party se da cuenta de inmediato que su semblante es más sombrío y triste que la última vez que lo vieron y parece haber envejecido desmesuradamente. Absorto en sus propios pensamientos, el rey es rápidamente interceptado por su escolta compuesta por su amigo Burbo, el sabio y prudente anciano conocido como uno de los inventores más brillantes del reino de Everlund, y sus dos constructos inseparables, Opal y Cenit. Micarlin les confiere que estos son controlados de manera remota, mediante instrucciones, y no tienen conciencia propia. Como haciendo gala de su alianza de paz, la Reina Ivnajur aparece tras el reino de los gnomos. La elfa muestra un talante frío y rígido y el grupo se da cuenta que parece mucho más militarizada que la última vez que la vieron. La estoica Ilara, comandante del ejército, y Fenner, un leal guerrero bastante joven y sin experiencia en guerras, la reciben con gala, junto a la joven ranger Carminia, quien deja notar que su expertise está en los bosques y no entre muchedumbres gracias a su evidente nerviosismo. Al retirarse la reina deja entrever su apatía hacia la escolta de los drow, y ni el amigable rostro de la ranger logra quitarle el sin sabor al grupo. Lady Bafir XXVIII es la reina que sigue. La halfling tiene una energía diferente a la psicopática soberana que la party había conocido, y el grupo mira con sospecha al sujeto que se le acerca para guiarla entre la multitud. Rodeado de guerreros halflings, un hombre de gran mostacho que aparenta unos 55-60 años se pocisiona controladoramente junto a la reina. Micarlin les relata que su nombre es Judah Zaeon y que no se sabe absolutamente nada de él, más allá de que luego de la muerte de Ons Jabeur había sido designado como comandante de las fuerzas militares de Tilverton, sacando del cargo a Emil Bafir, el tío de la reina. Siguiendo con los invitados turbios, el Rey Joseph de Orusk Jr. aparece con su cara jactanciosa mientras su escolta rápidamente lo rodea con fanatismo. La party se sorprende al ver que su guardia está compuesta de individuos muy peculiares: Jyn de apariencia como un joven humano palidísimo, es un mercenario conocido por prestar servicios de todo tipo a personas de elite. Bastante serio y de bajo perfil, prefiere mantenerse en la sombra y se rumorea que es un changelling. Yrianna Shayk, una sátir de la cual se dice que perteneció a los zhentarims. Hace dos años fue reclutada por el joven rey para ser su consejera personal, por lo cual tiene mucha influencia en todas las decisiones del reino, incluidas las militares. De mirada seductora y comportamiento cínico, recuerda a la antigua Elektra en algunos detalles. Y por último, la no menos extraña, Taina, una peculiar hada del reino de feywild, colorida y alegre, al menos en lo que se ve a primera vista. Solo se sabe que es amiga de Yrianna, su mano derecha, y trata al joven rey como si fuera un verdadero dios. Dejando de lado toda la sutileza y seducción de la escolta de Calimport, el rey de Procampur hace su aparición. Mientras su guardia se lanza a sus pies con entusiasmo, Tarcas recorre al público con su mirada desquiciada y grotesca, como buscando a alguien en particular. Karloc y Likambria, "las bestias rojas", los dos vulgares comandantes bárbaros que la party ya había conocido en la taberna, lo acompañan entre la muchedumbre, y el grupo no puede evitar sentir asco y aprensión por las intenciones de la comitiva. Don John Jr., el soberano de Bezantur, es el siguiente en llegar. El ex-clérigo mira al público con desenmascarado desdén mientras su guardia lo rodea: Zaffina, una semielfa ranger de 22 años, tímida, con poco experiencia y algo abrumada por el concilio; Ikarus, un humano de 57 años, consejero personal de Don y un sabio y famoso druida que se ganó su fama como curandero de los necesitados, muy cercano al común de la gente; y finalmente Daria John, una mujer de 35 años, directa, honorable y valiente, y la hermana menor del rey. Al igual que su hermano, su mirada no sabe ocultar una amarga sed de venganza en contra de cualquiera que sienta que fue culpable de la muerte de su padre. Como invitada extra, Zar de Longfall, la antigua mandataria de Telflamm y actual líder del proyecto para crear la flota de Spelljammers, aparece protegida por el grupo paramilitar Axio Aritas: Rybakina, una joven tiefling cuya reputación es toda una leyenda, una guerrera formidable que ha visto más acción que muchos de los presentes en el concilio; Gron, un tabaxi veterano, conocido por no tener piedad con sus enemigos y cumplir con cualquier misión que se le proponga; y Korgan, uno de los más famosos dragonborn de Faerün, un antiguo paladín que cambió su promesa por el camino de la vida de mercenario. Los rumores hablan de que durante una misión, hace muchos años, le mataron a su esposa por su propia culpa, pero es un mito urbano que jamás se ha comprobado. A medida que Zar se marcha con su amable rostro manchado de tangible preocupación, Micarlin asegura que Katlin tiene más detalles importantes sobre ella, su trabajo, y por qué tanta seguridad a su alrededor. Otro de los invitados extra es la comité de investigación sobre las desapariciones de pueblos en Faerün, compuesto por Selice Silverflame y Halstone, un humano con una marcada similitud a Valstone. Wrenn nota como la paladín se le queda mirando unos segundos, como si casi pudiera reconocerlo a través de su disfraz de drow. Es el momento del Gran archimago Sallomon en persona de hacer su entrada. Con grandes gestos y matices mágicos, el regente de Candlekeep es recibido con una gran reverencia de parte de Elminster. Sin dejar de lado su marcada sonrisa para el público, el mago cruza una palabras con su segundo y, a pesar de las apariencias, la party logra discernir que está reprendiéndolo. Elminster asiente con normalidad, con la misma diplomacia y cortesía que el grupo ha notado desde que lo conocieron, pero en una milésima de segundo una expresión brota en su rostro: La disimulada mueca de odio hacia Sallomon que la party había estado buscando toda la jornada. El archimago sube las escalinatas del palacio y espera galante a la última invitada. La Reina Katlin aparece, como siempre junto a su hermano Nadalz , y saluda con cortesía a los asistentes, en especial a Sallomon quien se retira complacido; sin embargo el grupo logra notar que, bajo todas las máscaras de diplomacia, Katlin tiene un semblante terrible, casi a punto de llorar. La party se congrega alrededor de Katlin, buscando respuestas acerca de su evidente mal estado, pero Nadalz le quita importancia al asunto una y otra vez, hasta llegar a los aposentos privados de la reina, donde les asegura que la razón son simples asuntos personales. El grupo repasa la misión y Katlin, más que nunca, se muestra abiertamente deprimida y pesimista, pero Yardis y Esi la hacen entrar en razón y confiar en que las cosas van a salir bien. Con un poco más de ánimo, Katlin reune algo de energía e incrementa la capacidad arcana guardada en los anillos mágicos que había otorgado a cada miembro de la party y luego el mago los apresura a dejar la habitación para tener una conversación privada con ella. Afuera del edificio, Wrenn y Esi observan como Akordia se lleva a Oz rápidamente de la mano, mientras se internan en el bosque para tener un momento a solas. La drow parece extremadamente entusiasmada de tener a su prometido para sí misma y Oz debe frenarla para poder ponerse al día y conversar primero. Akordia le revela que está en un dilema, porque acaba de conseguir algo que siempre había querido, pero no se siente bien al respecto: Gracias a plan de entregar a Yardis, ha sido nombrada General del ejército de Faesys.
Akordia explica que Nadalz cederá su puesto sin problemas, aunque ella no siente que su ascenso sea merecido; sin embargo Oz la felicita y le asegura que es merecedora de esa importante posición, pero la drow tiene aun más noticias que darle. Aceptar el cargo significaría que tiene que olvidarse de su matrimonio con Oz, pues un general del reino no puede estar en una relación con un no drow. La noticia realmente complica al bardo, pero tras sopesar las opciones, insite que Akordia debe tomar el puesto y cumplir su sueño, y que él seguirá a su lado, ya sea transformado en drow o como haga falta. Con el problema resuelto, la pareja se pierde en la vegetación para un momento de intimidad. Mientras tanto, en otro momento privado, Yardis le pide a Katlin que le revele qué está pasando con ella. Ella confiesa que a pesar del resultado de la misión, no tiene esperanzas para sí misma, pero el mago hastiado de tanta incomunicación se le acerca para mirarla. Katlin, ruborizada, le pide disculpas por su comportamiento tan fuera de sí y vergonzoso últimamente, y Yardis también admite que quería disculparse por su falta de tacto y por ser malo expresándose. Katlin recita alguno de sus haikus secretos y es el momento del mago para avergonzarse, pero la reina le asegura que sus poemas captan el alma de las personas. Yardis se muestra verdaderamente halagado y rectifica que más que honrado, ella lo hace sentir bien consigo mismo y como que no necesita cambiar quien es. Katlin se ve sobrepasada de emociones y le pide un momento para ir al baño a refrescarse, pero, al entrar, el mago se da cuenta que ella deja de responder. Derribando la puerta asustado, Yardis se encuentra con una visión que nunca había esperado ver: Katlin, con una mueca de dolor en una mitad de la cara y protuberantes venas marcadas en su piel, flota estática en el centro de la habitación, mientras una sonrisa burlona aparece en el otro lado de su rostro.
El lugar está decorado casi como un museo en honor a Candlekeep y Sallomon, sin embargo, Esi descubre que las estatuas de Mistra que hay no calzan con la apariencia que la party conoce de la diosa; además cada registro o pieza de arte que se refiere al archimago, lo retrata de una forma exacerbada y grandilocuente. Es con ese tono que Oz descubre cómo llegó el mago al poder: Un libro relata cómo él y Elminster tuvieron que disputarse el archimagado y cómo Sallomon optó por enfrentarlo en un duelo de magia en vez de recurrir a la votación. La historia cuenta como la batalla duró 5 días, sin embargo el último, para sorpresa de todos y en un despliegue de magia que roza en lo divino, Sallomon había derrotado a su contendor sin ningún problema. El tomo ilustra la humillante derrota de Elminster, mientras un magnánimo Sallomon le extiende la mano en perdón. Por su parte, Wrenn encuentra túneles subterraneos que parecen estar bajo el nivel del mar y posiblemente conectar con la ciudad, pero están custodiados por seguridad. Más tarde, el dragonborn y Yardis inspeccionan un telescopio que sólo se puede activar con un código mágico secreto, que parece no apuntar a nada en particular. A pesar de su tiempo en altamar, el Wrenn no tiene el conocimiento para distinguir cuáles son las estrellas a las que apunta, así que el mago toma notas disimuladamente y aprovecha de dejar una pequeña trampa de tinta para averiguar quién usa el artilugio. Aun fingiendo que revisan la seguridad del recinto, Esi y Oz llegan al entretecho del edificio, donde detectan una sospechosa sala cerrada hecha de plomo. A pesar de los intentos de Esi por parecer afable, los magos encapuchados de seguridad siguen al grupo por todos lados, amonestándolos por hurgar entre las cosas, por lo que la party debe recurrir a la actuación para disimular sus investigaciones. Ahora fuera del recinto, y con los vigilantes distraídos, el grupo se da cuenta que Ilara, la seria y reservada comandante del ejército de Loudwater, parece estar esperándolos en un rincón escondido del jardín. Haciendo caso a sus instrucciones, Wrenn y Oz se disponen a acercársele mientras fingen inspeccionar el círculo de votación. En las sombras, la elfa los interroga para saber quienes son realmente, así que el dragonborn revela su nombre y que pertenece al grupo de los Guardianes de Willum, estrechamente ligado con el reino de Faesys, mientras que Oz, cautelosamente, se hace pasar por Órel, dejando en claro su conección con los Lyres. El par informa preliminarmente a la elfa sobre los temas de su reunión, y ésta, reconociendo el peligro que significa Bismark y su infiltración entre los reinos del norte, acepta concederles una audiencia oficial a las 13 horas del próximo día y se despide. Tras la revisión del recinto, Elminster convoca a todas las guardias para la recepción de los reyes y Micarlin, con sus años de experiencia, se prepara a identificar a los invitados para la party: La primera invitada en llegar es la Reina Zapratta Klingon quien es recibida por su escolta compuesta de Montek, un guerrero enano famoso por su fuerza, leal y de pocas palabras; Braput rompenueces, la eterna mano derecha de la reina, amiga de infancia y agresiva y rígida comandante de la milicia; y Jornazon, líder de una de las casas nobles del reino Mulptan. Micarlin recalca que Jornazon fue puesto en el ejército como una forma de darle prestigio a las fuerzas armadas y que se le ve muy nervioso y dubitativo como guardia real. Le sigue la llegada del Rey Dimaitro que exuda un poder que preocupa a Wrenn al ser incluso mayor que el de su temible comandante. Sir Pietro, una inescrutable Lady Marianne y Sir Hornigold, uno de los principales nobles de Heliogabalus, conocido por su xenofobia excesiva hacia el sur y algunas razas, se acercan para recibirlo con solemnidad. En un enorme contraste, la pequeña Reina Hilda es la siguiente en aparecer. La chica se ve poco preparada y nerviosa, y su guardia compuesta de Kataifi y Oris de Boric, un enano bastante anciano y simpático que al parecer fue llevado sólo para que el grupo se viera más grande, debe apresurarse para escoltarla antes de que se siga equivocando con el protocolo. La nueva soberana de Telflamm es la próxima en llegar. La Reina Auralia II destaca tanto por su agilidad al moverse como por su fuerte postura que, a los ojos de Wrenn, denota que la lanza que carga es mucho más que ceremonial. Ibra, una tabaxi de 40 años, discreta hechicera mano derecha de la reina, y los gemelos Barti y Shotto la reciben, mientras Yardis le indica al grupo que tiene la tarjeta de contacto mágica del par. El buen Rey Gyro es el siguiente en la lista. La party se da cuenta de inmediato que su semblante es más sombrío y triste que la última vez que lo vieron y parece haber envejecido desmesuradamente. Absorto en sus propios pensamientos, el rey es rápidamente interceptado por su escolta compuesta por su amigo Burbo, el sabio y prudente anciano conocido como uno de los inventores más brillantes del reino de Everlund, y sus dos constructos inseparables, Opal y Cenit. Micarlin les confiere que estos son controlados de manera remota, mediante instrucciones, y no tienen conciencia propia. Como haciendo gala de su alianza de paz, la Reina Ivnajur aparece tras el reino de los gnomos. La elfa muestra un talante frío y rígido y el grupo se da cuenta que parece mucho más militarizada que la última vez que la vieron. La estoica Ilara, comandante del ejército, y Fenner, un leal guerrero bastante joven y sin experiencia en guerras, la reciben con gala, junto a la joven ranger Carminia, quien deja notar que su expertise está en los bosques y no entre muchedumbres gracias a su evidente nerviosismo. Al retirarse la reina deja entrever su apatía hacia la escolta de los drow, y ni el amigable rostro de la ranger logra quitarle el sin sabor al grupo. Lady Bafir XXVIII es la reina que sigue. La halfling tiene una energía diferente a la psicopática soberana que la party había conocido, y el grupo mira con sospecha al sujeto que se le acerca para guiarla entre la multitud. Rodeado de guerreros halflings, un hombre de gran mostacho que aparenta unos 55-60 años se pocisiona controladoramente junto a la reina. Micarlin les relata que su nombre es Judah Zaeon y que no se sabe absolutamente nada de él, más allá de que luego de la muerte de Ons Jabeur había sido designado como comandante de las fuerzas militares de Tilverton, sacando del cargo a Emil Bafir, el tío de la reina. Siguiendo con los invitados turbios, el Rey Joseph de Orusk Jr. aparece con su cara jactanciosa mientras su escolta rápidamente lo rodea con fanatismo. La party se sorprende al ver que su guardia está compuesta de individuos muy peculiares: Jyn de apariencia como un joven humano palidísimo, es un mercenario conocido por prestar servicios de todo tipo a personas de elite. Bastante serio y de bajo perfil, prefiere mantenerse en la sombra y se rumorea que es un changelling. Yrianna Shayk, una sátir de la cual se dice que perteneció a los zhentarims. Hace dos años fue reclutada por el joven rey para ser su consejera personal, por lo cual tiene mucha influencia en todas las decisiones del reino, incluidas las militares. De mirada seductora y comportamiento cínico, recuerda a la antigua Elektra en algunos detalles. Y por último, la no menos extraña, Taina, una peculiar hada del reino de feywild, colorida y alegre, al menos en lo que se ve a primera vista. Solo se sabe que es amiga de Yrianna, su mano derecha, y trata al joven rey como si fuera un verdadero dios. Dejando de lado toda la sutileza y seducción de la escolta de Calimport, el rey de Procampur hace su aparición. Mientras su guardia se lanza a sus pies con entusiasmo, Tarcas recorre al público con su mirada desquiciada y grotesca, como buscando a alguien en particular. Karloc y Likambria, "las bestias rojas", los dos vulgares comandantes bárbaros que la party ya había conocido en la taberna, lo acompañan entre la muchedumbre, y el grupo no puede evitar sentir asco y aprensión por las intenciones de la comitiva. Don John Jr., el soberano de Bezantur, es el siguiente en llegar. El ex-clérigo mira al público con desenmascarado desdén mientras su guardia lo rodea: Zaffina, una semielfa ranger de 22 años, tímida, con poco experiencia y algo abrumada por el concilio; Ikarus, un humano de 57 años, consejero personal de Don y un sabio y famoso druida que se ganó su fama como curandero de los necesitados, muy cercano al común de la gente; y finalmente Daria John, una mujer de 35 años, directa, honorable y valiente, y la hermana menor del rey. Al igual que su hermano, su mirada no sabe ocultar una amarga sed de venganza en contra de cualquiera que sienta que fue culpable de la muerte de su padre. Como invitada extra, Zar de Longfall, la antigua mandataria de Telflamm y actual líder del proyecto para crear la flota de Spelljammers, aparece protegida por el grupo paramilitar Axio Aritas: Rybakina, una joven tiefling cuya reputación es toda una leyenda, una guerrera formidable que ha visto más acción que muchos de los presentes en el concilio; Gron, un tabaxi veterano, conocido por no tener piedad con sus enemigos y cumplir con cualquier misión que se le proponga; y Korgan, uno de los más famosos dragonborn de Faerün, un antiguo paladín que cambió su promesa por el camino de la vida de mercenario. Los rumores hablan de que durante una misión, hace muchos años, le mataron a su esposa por su propia culpa, pero es un mito urbano que jamás se ha comprobado. A medida que Zar se marcha con su amable rostro manchado de tangible preocupación, Micarlin asegura que Katlin tiene más detalles importantes sobre ella, su trabajo, y por qué tanta seguridad a su alrededor. Otro de los invitados extra es la comité de investigación sobre las desapariciones de pueblos en Faerün, compuesto por Selice Silverflame y Halstone, un humano con una marcada similitud a Valstone. Wrenn nota como la paladín se le queda mirando unos segundos, como si casi pudiera reconocerlo a través de su disfraz de drow. Es el momento del Gran archimago Sallomon en persona de hacer su entrada. Con grandes gestos y matices mágicos, el regente de Candlekeep es recibido con una gran reverencia de parte de Elminster. Sin dejar de lado su marcada sonrisa para el público, el mago cruza una palabras con su segundo y, a pesar de las apariencias, la party logra discernir que está reprendiéndolo. Elminster asiente con normalidad, con la misma diplomacia y cortesía que el grupo ha notado desde que lo conocieron, pero en una milésima de segundo una expresión brota en su rostro: La disimulada mueca de odio hacia Sallomon que la party había estado buscando toda la jornada. El archimago sube las escalinatas del palacio y espera galante a la última invitada. La Reina Katlin aparece, como siempre junto a su hermano Nadalz , y saluda con cortesía a los asistentes, en especial a Sallomon quien se retira complacido; sin embargo el grupo logra notar que, bajo todas las máscaras de diplomacia, Katlin tiene un semblante terrible, casi a punto de llorar. La party se congrega alrededor de Katlin, buscando respuestas acerca de su evidente mal estado, pero Nadalz le quita importancia al asunto una y otra vez, hasta llegar a los aposentos privados de la reina, donde les asegura que la razón son simples asuntos personales. El grupo repasa la misión y Katlin, más que nunca, se muestra abiertamente deprimida y pesimista, pero Yardis y Esi la hacen entrar en razón y confiar en que las cosas van a salir bien. Con un poco más de ánimo, Katlin reune algo de energía e incrementa la capacidad arcana guardada en los anillos mágicos que había otorgado a cada miembro de la party y luego el mago los apresura a dejar la habitación para tener una conversación privada con ella. Afuera del edificio, Wrenn y Esi observan como Akordia se lleva a Oz rápidamente de la mano, mientras se internan en el bosque para tener un momento a solas. La drow parece extremadamente entusiasmada de tener a su prometido para sí misma y Oz debe frenarla para poder ponerse al día y conversar primero. Akordia le revela que está en un dilema, porque acaba de conseguir algo que siempre había querido, pero no se siente bien al respecto: Gracias a plan de entregar a Yardis, ha sido nombrada General del ejército de Faesys.
Akordia explica que Nadalz cederá su puesto sin problemas, aunque ella no siente que su ascenso sea merecido; sin embargo Oz la felicita y le asegura que es merecedora de esa importante posición, pero la drow tiene aun más noticias que darle. Aceptar el cargo significaría que tiene que olvidarse de su matrimonio con Oz, pues un general del reino no puede estar en una relación con un no drow. La noticia realmente complica al bardo, pero tras sopesar las opciones, insite que Akordia debe tomar el puesto y cumplir su sueño, y que él seguirá a su lado, ya sea transformado en drow o como haga falta. Con el problema resuelto, la pareja se pierde en la vegetación para un momento de intimidad. Mientras tanto, en otro momento privado, Yardis le pide a Katlin que le revele qué está pasando con ella. Ella confiesa que a pesar del resultado de la misión, no tiene esperanzas para sí misma, pero el mago hastiado de tanta incomunicación se le acerca para mirarla. Katlin, ruborizada, le pide disculpas por su comportamiento tan fuera de sí y vergonzoso últimamente, y Yardis también admite que quería disculparse por su falta de tacto y por ser malo expresándose. Katlin recita alguno de sus haikus secretos y es el momento del mago para avergonzarse, pero la reina le asegura que sus poemas captan el alma de las personas. Yardis se muestra verdaderamente halagado y rectifica que más que honrado, ella lo hace sentir bien consigo mismo y como que no necesita cambiar quien es. Katlin se ve sobrepasada de emociones y le pide un momento para ir al baño a refrescarse, pero, al entrar, el mago se da cuenta que ella deja de responder. Derribando la puerta asustado, Yardis se encuentra con una visión que nunca había esperado ver: Katlin, con una mueca de dolor en una mitad de la cara y protuberantes venas marcadas en su piel, flota estática en el centro de la habitación, mientras una sonrisa burlona aparece en el otro lado de su rostro.
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