Sesión: Entrando en las Ruinas de Acharion
General Summary
El de los cuernos y la piel roja
Es una mañana que no se siente tan fría a pesar del invierno, en la raíz de Irilorn el árbol. Lo espeso del bosque no deja escapar la humedad de las eternas cascadas que inundan el lago de
Ifndell y que alimentan sin cesar al feroz río Glanduin. La premisa está dada, los novatos han de partir para las ruinas de
Acharion en busca del amuleto que falta para el ritual que dará inicio a la tan anticipada Profecía.
El equipo se prepara para salir cuando se encuentran en la enfermería del campamento con
Celina, que después de ser absuelta por el
General Frostblade se dedicó a ayudar con los quehaceres de los médicos del pueblo en éxodo de
Khor Ulum quien se encuentra acampando a la sombra del gran árbol ya un mes pasado su llegada.
Celina en ese lugar establece una relación con una criatura que vino escapando de la catástrofe de
La Torre Ivenoris y que después de un tiempo de recuperación estuvo ayudando a pesar de que su aspecto asusta muchas veces a los pobladores y ha causado un par de falsas alarmas en el ejército enano.
Al partir, la criatura (llamada
Malus por un ibro que aprendió a leer en su cautiverio) pide acompañar al grupo para ayudarlos a recuperar el
Amuleto de piedra de estrellas visto cerca de las ruinas de un viejo castillo que fue hogar de un general del ejercito supremasista élfico y que desde
La guerra de las Razas está en ruinas.
El camino no es largo pero
Thrak Garkrar pone énfasis en no caminar sobre huellas e ir por el medio del bosque, para evitar encuentros y distracciones. No pasan muchas horas para encontrarlos al atardecer en una fogata en el linde del bosque adyacente al castillo que despierta mas de un comentario.
El castillo olvidado, pero que no olvida
El plan es simple, descansar e ingresar con las primeras luces del alba, pero como estas historias repiten frecuentemente, no sería así de fácil. Es que en el medio de la noche, un grito desgarrador se oye desde adentro de los viejos muros derruidos del castillo, lo suficiente para despertar algunos de los aventureros que descansaban en el campamento aledaño.
No pasó mucho cuando
Thrak habido de una gran cacería, pone en marcha al equipo para ingresar a las ruinas. Deciden entrar por la puerta de servicio, ahora destruida por lo que pareció un ataque. Al ingresar y sortear los escombros y mampostería derribada se encuentran en un playón que otrora sirvió de plaza de armas y otras actividades. En frente de ellos yace un gran pedazo de techo derrumbado, producto de la destrucción violenta que sufrió hace 300 años.
El silencio es perturbador en las ruinas en esa noche clara pero sin estrellas. La oscuridad se cierne casi sobrenatural en el desuso crecido por las plantas del castillo de
Acharion. La
mujer humana se concentra y descubre algo al cerrar sus ojos. Puede ver como si todo estuviera allí pero mas claro. Su instinto mágico le muestra un brillo que viene desde una habitación de la esquina noroeste. Como si hubiera una luz prendida en aquel cuarto de servicio que no parece llevar importancia alguna mas que su iluminación sobrenatural. Se asoman los enanos y ven que en ese rincón hay una puerta trampa que conduce a un nivel inferior.
Convencidos de revisar la planta baja primero el enano bárbaro le da una patada a la puerta del house principal del playón. Su carga fue violenta lo que lo dejo en medio de una habitación llena de polvo, vagamente iluminada por la antorcha que
Brottor Torunn había prendido. La habitación parece ser de un comedor de soldados pero cuyas mesas habían sido dispuestas para detener la entrada por la puerta principal. Algunas armaduras sobresalen de los montículos de polvo y tierra y plantas, son jirones de armaduras del ejército invasor élfico, que pertenecían a olvidados guerreros, o no tan olvidados? Entre los haces de luz, el polvo levantado y las sombras del lugar se alza un humo negro con la forma de dos criaturas que caminan hacia la dirección de la puerta trampa pero desaparecen en la pared que los separa.
El asedio revivido
Al descender en la habitación mediana que se encuentra bajo la puerta trampa se puede apreciar que esta tiene 6 columnas en el centro y vestigios de unas literas en los costados, el resto está todo lleno de tierra y polvo a veces dificultando el moverse, allí los "intrusos" ven claramente dos formas de un humo negro que absorbe toda la luz que podría emanar de la antorcha de
Brottor. Es una forma mediana y otra pequeña y se la puede escuchar diciendo "Mami ahí vienen los humanos!" a lo que la otra figura responde "No te preocupes, los guardias nos cuidarán, corre. Guardias!"...
El grito estrepitoso hace templar la habitación que se llena de una mística de luces provocados por las columnas, la antorcha y el polvo que se levanta. De esos montículos en el suelo se levantan las armaduras, seres secos, con pieles desgarradas y podridas se animan y comienzan a atacar.
Brottor y
Celina están adelante y comienzan los golpes, el enano protege a la maga que intenta sus primeros chispazos desde sus manos.
A su vez cada criatura arremete con sus espadas devenidas a menos por el paso del tiempo pero peligrosas aún. No pasa mucho tiempo para que el bárbaro invoque a su forma animal y se convierta en un feroz Oso que comienza a desgarrar la carne muerta. El combate es arduo, los soldados élficos fueron bien entrenados y lleva el trabajo en equipo de
Celina con sus manos electrificadas,
Grillo que se suma a la pelea pero también inspira a los enanos cantando canciones de
Agreothas.
El oso pardo, al encontrarse en plena furia desenfrenada, destruye a dos muertos-vivos y se pierde corriendo hacia donde se fueron las apariciones.
Celina quizo seguirlo pero se quedo al ver que el
soldado Khor Ullum seguía golpeando a lo que quedaba de un revivido. Incluso el escurridizo
Malus pudo ayudar aunque su primer truco no pareció darle buen resultado.
El polvo se asienta en las barracas del castillo de
Acharion y no hay señal aún del
Amuleto de piedra de estrellas , pero lo que tal vez es peor, no hay señales de
Thrak tampoco.