La gran "Ciudad" de Vafenail {Nueva party}
General Summary
Tras la batalla entre los aventureros y las extrañas criaturas que Abeloth reconoció como sofocadores y de hacer un recorrido entre las ruinas del templo, reconocieron los símbolos de Kefhos, Rauall, Zechi, Unhi Era, Tehamú, Nancrix y Feberraltir, sin embargo, notaron con extrañeza algunas alteraciones, transmitiendoles una sensación de impureza y aberración contra los dioses.
Por lo tanto, decidieron partir en la búsqueda de un lugar en donde pudieran hallar respuestas y quizás otro templo que estuviera en peligro, después de 2 meses de viaje, llegaron a un pueblo en el que las tormentas de arena azotaban comúnmente a los habitantes y a sus casas, era un lugar pequeño, sus edificios más grandes eran la taberna y la torre en donde residía su líder, le preguntaron a quienes vivían allí como se llamaba el lugar y con horror y enojo les corrigieron: no era un pueblo, era una ciudad, y su nombre es 'Vafenail', con un orgullo casi inaudito les comentaron lo grande que era su ciudad, lo avanzados que estaban y luego como sutil amenaza les advirtieron que si se atrevían a llamarle "pueblo" de nuevo los arrojarían a las Rocas Cenagosas, el lugar destinado para las criaturas que fallecían, que los deshonraban o que no soportaban más el tedioso y aburrido lugar y preferían abrazar una de esas fosas cenagosas para encontrar su fin.
Trimón 8 del 3 CH, Época novena
Entre miradas sorprendidas por el cuchitril al que habían arribado, los aventureros se encaminaron a la taberna a humedecer sus gargantas con un poco de cerveza, Halion con su característica alegría, quiso invitar a una ronda a todos los presentes, quienes lo miraron con extrañeza y declinaron su oferta, sin embargo, un hombre la recibió gustoso, cuando se acercó a agradecer el gesto notaron que su piel es de tez oscura y su acento es foráneo, mientras sostenían una breve conversación, descubrieron que hay unas ruinas en la jungla en donde al parecer adoran a un dios llamado Favalas.
Con esta nueva información, decidieron que deben viajar al lugar, por lo que se dirigieron a la torre habitada por Landen (líder del lugar) para comprarle provisiones, sin embargo, la negociación es interrumpida por uno de los guardias, quien le informó al líder que había una criatura moribunda en la taberna y que debía ir a verle, con prontitud llegaron al lugar y encontraron en el suelo a una criatura completamente ampollada por el inclemente sol de Trimón, Abeloth se decidió a salvarlo y comenzó a darle agua sin cesar, casi ahogándolo, Rugen tuvo que detenerlo ya que al parecer no se daba cuenta de lo que hacía, luego lo curó, encomendándolo a Nala, cuando pudieron echarle un vistazo más de cerca, notaron que era un semielfo, llamado Mirku, de piel blanca con unas peculiares orejas dobladas y sus dedos ya no tenían uñas, al parecer por haber cavado exhaustivamente.
Inició sus lamentos con la historia de sus pobres caballos, a quienes tuvo que devorar tras el hambre voraz que le atacó en la travesía, estaba impactado por la imagen de uno de los animales devorando al otro sin piedad, luego de eso, la criatura no paraba de hablar de que él y su grupo fueron atacados por la jungla, víctimas de una traición en su misión de escolta, perpetrada probablemente por el hombre que se había unido a su grupo recientemente, a quien describió como un poco confiable y viejo lobo marino y que hablaba sin cesar sobre sus barcos con un acento extraño, su nombre según recordó era Rakan, de inmediato al escuchar ese nombre, a Abeloth se le vino el recuerdo a la mente del terrible naufragio al que sobrevivió milagrosamente hace 2 luxantes y del capitán del barco, que coincidía insólitamente con la descripción del posible traidor, sin embargo, no lograron extraer más información del herido, ya que llegó a un punto en el que le costaba hablar y no conectaba muy bien sus ideas.
Luego de un par de ciclos y tras analizar una y otra vez la historia de aquel hombre, la cual les parecía inverosímil, Rugen, Flek y Abeloth fueron a visitarle nuevamente, mientras Zet y Halion iban a los aposentos de Landen para conseguir una rebaja, ya que los recursos eran escasos, lastimosamente, no obtuvieron mucha mas información de Mirku, solamente habló de que las criaturas que los atacaron se asemejaban a las serpientes, eran de color verde, de un colosal tamaño y parecida inteligencia y que el traidor también hablaba sin descanso acerca de un naufragio. Infortunadamente, las negociaciones de los caballos y los suministros también fueron un fiasco, ya que Landen hizo caso omiso de los argumentos del par de aventureros.
Trimón 17 del 3 CH, Época novena
Los aventureros partieron en su viaje al final de Trimón, luego de 6 ciclos se encontraron con un granjero y un niño, a quienes Flek les preguntó sobre Mirku, su respuesta fue que efectivamente lo avistaron y que venía del sur con un caballo y un cansancio que se notaba a leguas, luego de otros 13 ciclos de viaje el paisaje comenzó a tornarse verde y Rugen encontró huellas de 5 caballos, tras un largo rastreo y una minuciosa inspección de las huellas, identifica que los animales llevaban carga y que debieron haber pasado por allí hace 20 ciclos minimamente, mientras él hablaba con un pequeño pájaro tratando de obtener más información, Flek logra avistar por el rabillo del ojo una figura humanoide, le avisa a Rugen y alcanza a notificarle a Abeloth, tras unos segundos, ve nuevamente unos bultos de color verde y sin mediar palabra, comenzaron una batalla, los aventureros lograron vencerles sin mucha dificultad, Rugen descargó con firmeza el primer proyectil contra el enemigo, tomándolo por sorpresa, el habilidoso Flek dio golpes de gracia y se desapareció una y otra vez ante los ojos absortos de sus heridos enemigos, Abeloth se desplazó lento y entre quejas por las largas distancias que tuvo que recorrer con sus cortas piernas pero también asestó varios golpes, Zet luchó con honor y valentía, burlandose de la poca precisión de los orcos y Halion, trató pacíficamente a sus contrincantes, paralizandoles para poder plasmarlos en una de sus numerosas libretas.