Zethlihiss Acanthopis
Primera vez: Carne de cordero seca
Sinceramente, llevo ya un buen rato pensándolo y aun no encuentro ninguna razón aparente ni una motivación real que explique el por qué estoy haciendo esto, entre las opciones candidatas para dar un atisbo de sentido a mi actuar solo encuentro el aburrimiento tan absoluto que me genera estar aquí encerrado y quizá el miedo a morir de una manera tan miserable sin ser recordado por nadie, de ser así, todo mi consuelo recae en que la suerte me sonría después de muerto y algún aventurero despistado encuentre este puñado de pergaminos desordenados que le permitan conocer la historia del cadáver esquelético que los está abrazando. Ciertamente podría intentar organizar esta autobiografía asignando la fecha correspondiente a los ciclos en los que escribo para que así el lector pueda identificar como la cordura me abandona a medida que el tiempo avanza y aunque me parecería un detalle brutal que me gustaría incluir en mi obra, la única manera física que tengo para percibir el correr de los ciclos es el hambre, así que como de costumbre me armare con lo que la vida me ha dado e intentaré usar la desgracia a mi favor, enfatizando en el detalle de que esto lo escribo en el sexmon del 2276 de la época octava atrapado bajo tierra, pero sin intención de alargarme mucho más, mi nombre es Zet’ihlis Avanofis y contaré esta como la primera vez que me alimento desde que decidí pasar mis últimos ciclos jugando a ser un escritor laureado.
Considero que una manera adecuada para dar comienzo a este relato es ofreciendo un poco de contexto sobre mi situación actual, realmente no busco ni de lejos la compasión de nadie y mucho menos ser objetivo de lastima, piénselo por un segundo, ¿quien en este mundo es un merecedor cabal de la conmiseración?, mi vida ya es lo suficientemente corta como para perder mi tiempo lamentando cada penuria que me encuentre en el camino, pero no se equivoque, admiro con demasía a quienes invierten todas sus energías para ayudar a los demás, no se me ocurre ninguna labor que demuestre de una manera tan veraz lo mucho que dependemos de las impresiones de quienes nos rodean, ¿o acaso un clérigo no trabaja únicamente para agradarle a su dios?, lo mismo que el samaritano, el noble o el aventurero altruista que sin ningún argumento sólido deja siempre una moneda de oro como propina en cada sitio por el que pasa, ¿alguien se ha puesto a pensar la cantidad real de dinero que se pierde con esta práctica tan frecuentada?, la respuesta es ¡NO!, porque a nadie le importa lo que pase después, todos nos conformamos con el clásico, “¡Oh, gracias señor, es usted muy generoso!” , pero cuando las bolsas están vacías y la situación requiere de capital, nos limitamos simplemente a dar rienda suelta a insultos dirigidos únicamente a la mala suerte de las ultimas empresas que dejaron tan pocas recompensas, nadie recuerda los cien pasos por tabernas que dejaron a sus mesones las ganancias de meses enteros ni la felicidad de aquel pedigüeño que esa noche no tuvo que dormir junto a las ratas. Yo, a diferencia de muchos, recurro a no olvidar con tanta facilidad para asi darme el lujo de renegar abiertamente de las acciones que en algún momento me hicieron merecedor de ser el bueno de la obra y al final solo desencadenaron penurias, de poco sirven los títulos cuando te estas muriendo de hambre, habrá quien lo llame rencor, yo simplemente prefiero interiorizar para no repetir.
Quisiera ser un poco más conciso con los detalles pero prefiero no dármelas de entendido a sabiendas de que muy facilmente podria ser desmentido, en un principio y aprovechando las últimas horas de luz que nos quedaban, buscamos esta antigua estructura oculta en las profundidades de Senifini con el objetivo de desaparecer un tiempo de la superficie mientras la larga noche pasaba y el ánimo de los captores menguaba, intentamos entrar en un pequeño pueblo cercano pero el asentamiento se encontraba cerrado por el brote de una extraña enfermedad que azotaba a los locales, por lo que nos vimos obligados a adentrarnos en el bosque para rodear el lugar. Nuestro avance hacia el norte era constante, ya habíamos abandonado hace muchos ciclos aquella hermosa niebla de la que espero hablar pronto, un lugar maravilloso al que le guardo un inmenso cariño y siempre deseo volver, pero lastimosamente para mi labor actual, salir de sus dominios representaba la diferencia entre la victoria y la derrota. Tardamos casi doce ciclos para finalmente llegar hasta el túmulo, la puerta del lugar era impresionante, o mejor dicho, es impresionante, casi media noche nos tomó descifrar el acertijo para poder abrirla, aunque soy generoso en incluirme en una labor de la cual no fui partícipe, más porque sus temas me son completamente ajenos, que por el hecho de no intentarlo, admito que sufrí en silencio probando distintas combinaciones, buscando desde la lejanía algún patrón, investigado a los alrededores para encontrar cualquier mecanismo, hasta el punto de ceder y abrazar con humildad que verdaderamente no naci para ese tipo de cosas.
El lugar es exageradamente grande, nos adelantamos con ímpetu por sus túneles y bajamos con mucha cautela por cada uno de sus pasillos, todo transcurrió de manera espléndida hasta un punto en el que algo simplemente empezó a fallar en todos nosotros, por un segundo creímos que era la planta en la que nos encontrábamos, “un campo antimagia”, aseguró uno de mis compañeros, “imposible, mis objetos mágicos aún funcionan” contragolpeo otro, lo cierto es que no quisimos avanzar mucho más por aquel corredor sin estar seguros de lo que ocurría así que decidimos retroceder e investigar en un par de habitaciones que nos habíamos dejado más atrás, fue justo antes de entrar a una de estas que intente hacerme con mi arma como de costumbre, vaya dolor mas raro me dio en el pecho cuando no pasó absolutamente nada.
Yo tengo mi propia teoría de lo que está sucediendo aquí, permítame compartirla aunque el resto de mis acompañantes no confíen mucho en mi ingenio, estas ruinas que según decían era un lugar antiguo lleno de misterios y rarezas, no es nada más que una sucia trampa para ratas aventureras como nosotros, no me pregunte el cómo ni el porqué, pero es ya demasiada coincidencia que pocos ciclos después de que nosotros hayamos entrado, la puerta de manera sospechosa comenzará a desprender un vapor color rojizo y dejará de funcionar, quien sabe en qué punto en nuestro avance por la estructura activamos el mecanismo que nos está drenando lentamente, el mago y el cantante han intentado disipar la magia de la puerta para intentar abrirla, ¡Y HABLANDO DE COINCIDENCIAS!, los conjuros no le hacen nada, o peor aún, simplemente fallan, como si al lanzarlos se esfumaran sin más, este lugar se está alimentando de nosotros poco a poco, he sido cuidadoso de conservar mis reservas mágicas, pero ha pasado mucho tiempo desde la última manifestación y la marca en mi pecho está empezando a desprender una estela de humo semejante al de la puerta, al igual que muchos objetos de quienes me acompañan, finalmente así se resumen los que presumo serán mis últimos ciclos de vida, atrapado con un mediano, un enano y nunca mejor dicho, el bastardo del elfo que me trajo aquí.
Tercera vez: Pan de centeno
Hace ya un buen rato que no escribía y me he dado cuenta que realmente estoy poniendo al límite mi estómago, he comido tres veces en un plazo de tiempo en el que fácilmente pudieron haber sido nueve, pero el verdadero problema reside en que algunos de mis compañeros parecen no darse cuenta de lo rápido que estan bajando las reservas, en concreto el mediano, su cuerpo es pequeño pero su estómago está desproporcionado en comparación a su tamaño, en cierta parte entiendo su apetito, es joven y también es quien más ha sufrido el encierro en este lugar, ¿me pregunto si su manera desaforada de comer se debe a que su anillo de sustento dejo de funcionar?, si el hambre es retroactiva creo que prefiero nunca llevar uno de esos.
El es sin duda el más experto entre los cuatro en los temas de la magia, su opinión con respecto a este túmulo es demasiado académica para mi gusto y es que cuando se meten con temas de Zeclon casi siempre quedo fuera de la conversación, según entendí, estamos atrapados en una zona en la que la magia funciona de manera diferente, como si fuese un lugar en el que no hay oxígeno y usarla se comparara con respirar, mencionó también la palabra fluctuación, pero no se muy bien para que la uso, aún no ha logrado darme una explicación a la niebla carmesí que desprenden los objetos, parece que eso no lo enseñan en los colegios de magos, si es que todavía se le puede llamar mago a este mediano completamente indefenso, de un tiempo para acá sus conjuros son casi inservibles, tal vez a eso se deba su ansiedad, la compañía de su amigo Konda no le es suficiente para sentirse seguro, aunque dudo que aun pueda llamarlo amigo, el enano solo accedió a acompañarnos si venía escoltado por el arcanista, su piel es de una tonalidad grisácea y su barba es blanca como la nieve, es demasiado callado incluso para mi gusto, alguien que convive tanto tiempo con las voces de su cabeza tarde que temprano termina enloqueciendo y más en estas condiciones, quizá su silencio se deba al sentimiento de culpa que lo carcome lentamente por haber traído a un inocente a una trampa mortal, el elfo me ha dicho que este no era un enano común, no soy muy conocedor de las razas que habitan fuera del bosque pero puedo notar en su mirada muchos luxantes de experiencia, sería erróneo decir que temo por su vida, pero creo que si alguien ha de desfallecer en los ciclos venideros será el enano, una presumible avanzada edad, sumada al hecho de que gran parte de sus raciones se las está dando a su compañero, seguramente buscando redención lo hacen un candidato excelente a ser el primero que visite a Iyaki, quizá ella en su misericordia le conceda la absolución de sus culpas personales, pues dudo mucho que sus músculos le otorguen el perdón cuando la situación requiera de fuerza y sus piernas están tan débiles que no pueda ni ponerse de pie.
Y bueno, ¿que podria yo contarles del último de mis compañeros?, supongo que en algún punto de este relato tendré que dedicar un capítulo entero al elfo, como nos conocimos y las cosas que ha tenido que hacer para salvar su pellejo, se que en este trabajo se está expuesto a constantes peligros, pero me parece paradójico que intentando cumplir la misión de salvar la vida de mi amigo de orejas puntiagudas haya encontrado yo mi propia muerte, si Konda se siente culpable no me quiero ni imaginar lo que está pasando por la cabeza de Halion.
Al igual que él entiendo la criticidad de la situación, pero debería de relajarse un poco más, no porque pase todo el ciclo mirando la puerta esta se abrirá..iba a escribir por arte de magia, pero supongo que al referirse a una entrada mágica podría aplicar, creo que se entiende mi intención. Lo que no he podido entender muy bien incluso después de estar junto a él por casi tres meses, son sus objetivos ni que lo llevó a penetrar tan profundamente en Senifini, su estilo no se compara con nada que hubiese visto antes, exceptuandome a mi mismo, lleva consigo un libro, pero no lo utiliza como el mediano para preparar sus conjuros, tampoco luce orgulloso el símbolo de ningún dios y por la manera que lo vi comer carne de venado antes de llegar aquí me atrevo a asegurar que tampoco está encargado de proteger los bosques como mi madre aunque compartan la afición por las plantas, sus movimientos con las espadas son fluidos y es incluso deleitante verlo combatir, no se si esa sea su intención, pero no había conocido a alguien que aludara con tanta elegancia a su contrincante a la hora de enfrentarlo, como si de un homenaje se tratase bailando junto a él, castigando los pasos en falso con tajos mortíferos.
Anteriormente ya había visto el trozo de madera que carga consigo, fue ambiguo a la hora de explicarme de qué se trataba y según él este era el motivo de su viaje por estos lados del mundo, es bastante obvio que no le creí ni una sola palabra, pero justo en este momento, me veo en la penosa obligación de darle el beneficio de la duda, no hay un solo objeto mágico en toda la sala que esté brillando con tanta intensidad, incluso guardado entre sus ropajes, parece que un aura de sangre emanara de su cuerpo, tengo la esperanza de que el hambre le afloje la lengua y cante sobre qué trata ese pequeño artilugio, también me estoy muriendo de la curiosidad. (por cierto, aprovecho para agradecer su contribución a esta obra otorgando las tintas con las que estoy escribiendo estas palabras y si por algún motivo yo muero antes que él y lee esto, me valgo de este espacio para avisarle que fui yo quien las tomó prestadas, prometo comprar un equipo de caligrafía en la otra vida).
Me imagino que va siendo hora de que deje de divagar sobre vidas ajenas, lamentarme con pensamientos existenciales y comience a hablar sobre el último infeliz de esta cámara, refiriéndome a mi mismo por supuesto, tenga la certeza que si he alargado la llegada de este momento no ha sido una simple coincidencia, no me siento cómodo hablando de mi vida privada, mi intención no es aparentar lo contrario ni mucho menos ocultar mi desdén por ser conocido, aunque el mismo hecho de estar trabajando en este grimorio no me hace consecuente con el sentimiento que acabo de manifestar, pero, ¿que mas da?, no tengo esperanzas de salir de aquí, para cuando algún desgraciado esté leyendo esto no quedará más que huesos y carne en descomposición, espero al menos que estas hojas le sirvan para distraerse mientras narro lo que está a punto de vivir. Realmente me ha tomado mucho tiempo pensar el cómo y por donde empezar la que se supone, es la historia que más conozco, he hecho un pequeño recuento de algunos momentos que considero los más “relevantes” y me plantee la posibilidad de escribir simplemente anécdotas sueltas, pero llegue a la conclusión de que no tendrían mucho sentido si no están acompañadas del trasfondo que expliquen cómo se dieron, por lo que he decidido no dármelas de interesante y comenzar de la manera habitual, simple y llanamente por el principio.
Font’e Veul, El Bosque Niebla en mi lengua materna, dudo mucho que cualquiera que lea esto conozca el idioma o incluso el lugar, un paisaje precioso oculto entre una espesa y fresca bruma, mi madre solía decirme que el ciclo que nací el cielo descendió de las alturas y juró proteger mi vida cubriendo cada paso que daba con su fosca inmaculada, era insistente en que bajo ninguna circunstancia debía ir hacia el sur, allí el firmamento se transformaba en un ser despiadado que destrozaba con una mordedura helada todo lo que entraba en sus dominios, cuando crecí supe que aquello se lo decían a todos los niños para que no salieran de la tribu y mucho menos se dirigieran hacia la parte más meridional que colinda relativamente con los dientes brumosos de Rugenko.
Me es complicado detallar este lugar, acabo de mencionar que era una tribu, pero temo que esa definición pueda entrar en conflicto con la realidad, si me lee algún habitante de Senifini creo que entenderá con mayor facilidad a que me refiero, sin embargo tengo bien sabido que en muchos lugares fuera del continente suelen llamarnos “Salvajes”, creo que la última persona que utilizó este término para intentar ofenderme dejó este mundo convencido de que tenía la razón, un comerciante bastante prepotente que se negó a mostrar su mercancía porque según él, “no trataba con bestias”, y es aquí donde yo hago la pregunta, ¿qué es ser salvaje?, la última vez que le falte el respeto a alguien fue el último ciclo en el que tuve colmillos de leche, mi madre me los arranco de una bofetada y no me quejo, un “buen ciclo” al entrar, un “gracias” al recibir, un “disculpe” si es necesario y un “feliz resto de luxante” al partir, me han mantenido las puertas abiertas de un sinfín de lugares, “la autoridad sin respeto no es más que una falsa ilusión de tenerlo todo controlado”, decía mi vieja, bajo esa misma premisa, pobre aquel vendedor creyéndome cerril cuando el indómito era el.
Ahora bien, si los hombres creen que de donde vengo vivimos columpiandonos entre las lianas cubiertos por taparrabos y resguardandonos bajo techos de hojas, me gustaría invitarlos a que se dieran un paseo por esas tierras para que encontraran oculta en la más densa de las nieblas, bañada por las cascadas que desembocan en el Shevats-Zahan, lo que estarían tentados a llamar “la tribu” de Shatsinail, la verdad es que le recomiendo que no lo haga si valora su vida, de lo contrario, le aseguro que podrá apreciar con lujo de detalles las hermosas construcciones labradas en piedra con intrincados grabados de oro en forma de serpientes decorando cada estructura, tal vez se impresione al ver las estatuas con el símbolo de algunos dioses que pueda reconocer a las afueras de los templos y le parezca curiosa la gran cantidad de movimiento que hay en los mercados a medida que avanza hacia la gran pirámide de sangre, espero que las esposas no le tallen demasiado y le impidan disfrutar de su corta visita a mi tierra natal.
Cuarta vez: Agua.
El carajillo está empezando a agotar mi paciencia, no me importa si acaba sus raciones en una sola sentada o mata a su compañero del hambre, hace un buen rato lo vi metiendo la mano en la bolsa del bardo, el sabe bien que he visto lo que ha hecho, mi verdadera preocupación reside en el hecho de que aunque se lo cuente a Halion, no creo que haga nada al respecto, le he dado un buen sorbo a la bota y he dejado pasar el evento sin más, cierto es que si queremos sobrevivir el elfo tendrá que aceptar la propuesta que tengo pensado hacerle, no me arriesgaré a dar más detalles de momento.
Pretendiendo retomar de manera natural el hilo que traía desde la última vez, me parece buena idea ahondar un poco más en el ambiente en el que crecí con el fin de dar los detalles suficientes para que nada quede a la interpretación del lector y tal vez conociendo en profundidad mi entorno empatice de verdad conmigo, y quizá, ¿porque no?, si mis restos aún lo permiten y logra sobrevivir, pueda pagarle un revivir a esta pobre alma en desgracia.
Alguna vez escuche decir a un anciano erudito humano que habian miembros de mi raza que habitaban en las tierras de Rickcelare, de hecho, se sorprendió cuando le dije que era nativo del sur de Senifini, ciertamente yo tampoco salí ileso de la conversación, no me esperaba que fuera del bosque conocieran a mi gente y mucho menos una etnia ajena a Font’e Veul, cuando era muy pequeño, recuerdo que en el templo de Unhi Erra me explicaron que los dioses habían moldeado sus creaciones para que vagaran libres por el mundo y así había hecho La Salvaje con mi pueblo, pero mi mundo era el bosque y nadie nunca me habló de las tierras más allá de los límites ni tampoco de mis hermanos en continentes lejanos que busco algun dia conocer, aunque conservo la esperzanda sean de mejor humor.
Toda mi vida fuimos los Yuan-ti, los hijos de las serpientes, mi raza tiene tantas formas como te puedas imaginar, aunque los purasangre adoptamos solo algunos rasgos sutiles, cada tribu que conozco tiene un patrón de formas característico, en Shatsinail por ejemplo los colores de nuestras escamas tienden a un azul apagado y verdosas-gris, la cabeza tiene una apariencia triangular, la pupila de nuestros ojos está fragmentada y los colmillos son un poco más largos que los demás, los miembros de Vinufi más al norte del bosque poseen cabezas rodeadas por una especie de capucha dandoles un aspecto mucho mas plano, sus ojos son redondos, oscuros y sin pupilas, sus escamas suelen ser de color ocre y amarillo opaco, por otro lado aquellos pertenecientas a Flesvlannail tienen la legendaria fama de ser los más fornidos entre todos los Yuan conocidos en el bosque, a decir verdad, nunca tuve el placer de conocer a algun integrante de esta tribu pues viven en las zonas mas altas entre los picos de Vunfanai, las montañas que reciben el amanecer.
Si usted es observador podrá notar que cada una de las características que acabo de mencionar tienen cierta semejanza con un tipo de serpiente en especial, cobras, boas, víboras, algo tan sencillo como la forma de los ojos podría ayudar a distinguir a un miembro de una tribu de otra, un aspecto bastante importante en épocas de tensión, sumandole a todo esto según que tan demarcados sean los rasgos viperinos se definen ciertas categorías entre la misma raza, como las abominaciones, los malison y los purasangre entre los más comunes. No estoy seguro si aquellos expertos que se tomaron el atrevimiento de darnos un nombre hayan tenido en su conocimiento la variedad tan inmensa que puede llegar a existir entre cada uno de nosotros, o quizá por esta misma razón decidieron simplificar el asunto y llamarnos a todos de la misma manera, Los Súbridos.
Unidos por sangres, separados por ambición, y aunque en antaño los Súbridos estuvieron en paz y trabajaban juntos, los luxantes hicieron mella en los intereses colectivos de todas las tribus, causado la pérdida de mucha parte del terreno al interior del bosque a mano de criaturas invasoras que gracias a las alianzas de la antigüedad se habían logrado mantener a raya, ahora caminar lejos de la protección de los tuyos se está haciendo cada vez más peligroso, los enfrentamientos entre razas e incluso entre las mismas etnias por el dominio son abundantes, las intrigas y traiciones son temas de cuidar razón por la cual muchos lugares han tomado una actitud altamente hostil con la gente del exterior, mi pueblo no es la excepción.
Cuenta mi madre que desde que estaba muy pequeño mi padre fue bastante insistente con el tema del entrenamiento físico, uno de sus más grandes temores era que sus hijos se convirtieran en un objetivo que sus viejos enemigos pudiesen aprovechar para dañarlo, yo creo que esto realmente no le preocupaba tanto, al final tuvo tres y no me sorprendería si de la noche a la mañana ese número creciera si hiciera las preguntas correctas en los pueblos donde ocurrieron sus historias más célebres.
Su nombre completo era Ivoamat’enael, Ivoamat’ para los más cercanos y conocido entre los purasangre simplemente por el título de “El capitán”, desapareció cuando yo tenía unos 35 luxantes, durante mucho tiempo toda mi familia conservo la esperanza de que aún estuviese con vida, pero con el correr de los ciclos la cruda percepción que te regalan los luxantes con la llegada de la madurez me hicieron entender que solo me podría valer de las historias para disfrutar de aquella figura paterna que me había sido arrebatada, mi madre por su parte nunca pudo con el hecho de dormir junto a una almohada vacía y aunque suene arrogante, estoy seguro que sin mi ayuda ella también hubiese asistido a las manos de Iyaki poco tiempo después, no se si envidiar o lamentarme por mis dos hermanos pequeños que en aquel momento no sabían ni siquiera hablar y no tienen en su memoria ningún recuerdo de su padre, y aunque sus labores en otras épocas nos garantizó el sustento económico por mucho tiempo, sobre mis hombros recayó la responsabilidad de mantener en pie a dos niños huérfanos y a una viuda devastada.
Cuando Ivoamat’ desapareció recuerdo que empecé a asistir al templo de Unhi Erra, siempre me había resistido a las peticiones de mi madre que servía desde muy joven como sacerdotisa en este lugar y como sabía bien que le hacía ilusión tome esta decisión para acompañarla en su duelo y ayudarle con los pequeños, allí aprendí a leer y a escribir el común aunque desde ya mucho antes sabía hablarlo, fue en esa época donde forje la más grande amistad que puede tener cualquier Yuan : las serpientes, y no, de ninguna manera estos animales sagrados son vistos por nosotros como mascotas, cuando una de estas se te es entregada, es tu responsabilidad ennoblecer su existencia en todo momento, pues creemos firmemente que el espíritu de todas las serpientes que un Yuan tiene en su vida lo acompañarán por el resto de la eternidad, protegiéndolo o atormentandolo según qué tanto haya dignificado a este ser cuando lo acompañaba. Nuestra relación con estas criaturas es curiosa, los mitos puede diferir bastante según que cultura, yo en lo personal pienso que todas y cada una de ellas portan un significado diferente que no debe ser ignorado, cuando el camino te cruza por coincidencia con una serpiente es en realidad un mensaje de los espíritus, la sabiduría a la hora de interpretarlo puede marcar la diferencia entre la gloria y la desgracia.
A veces me duele aceptarlo, pero el hecho de que mi padre haya muerto cuando yo era apenas un niño, por una parte me facilitó mucho la vida, seamos sinceros, no tengo el perfil ni el talante que él buscaba en su hijo mayor, las tardes se habrian convertido en eternas jornadas de ejercicios levantando bultos por encima de mis capacidades solo para moldear mi cuerpo a los deseos del capitán, lo hubiese odiado, lo invito a que, si en su cabeza al leer esto se imagina un ser escamoso de grandes brazos y colmillos como dagas con una larga cola capaz de constreñir pilares, la descarte rápidamente, mis hermanos, sobretodo el del medio si habría enorgullecido a su padre, su fisico es atletico y su fuerza respetable, por mi parte la vida, el destino, los dioses o no se que, solo le dieron fortaleza a uno de mis músculos, la lengua.
Y no, no es un chiste de doble sentido, lo mucho o poco que he conseguido en estos casi ochenta luxantes ha sido fruto de agradarle a la persona correcta, y quizá, algo de suerte. Pongámonos objetivos, de no haber sido por el trabajo de mi madre en su juventud mi estadía en el templo de Unhi Era hubiese sido más corta de lo que realmente fue, entender los objetivos de los dioses y familiarizarme con las motivaciones de sus seguidores siempre se me ha hecho bastante contraintuitivo y creo que la palabra “creer” no tiene ningún sentido cuando nos referimos a ellos, acabas de ver como ese clérigo vuelve a formar la extremidad de ese guerrero que perdió el brazo en combate, ¿en que demonios tienes que creer?, a menos que su poder resida en nuestras plegarias no tendría mucho sentido que unos seres que podrían pulverizarnos con el simple chasquido de sus dedos dependieran de nosotros para algo.
Como suele suceder, la manera de ver las cosas comenzó a variar con el tiempo, cuando la comida empezó a escasear y las arcas empezaron a menguar comencé a trabajar en La clepsidra dorada, un negocio a cargo de un viejo amigo de la familia y mucho más amigo de mi padre, Vaelney Naja, a mis cuarenta y cinco luxantes comencé mi pequeña carrera como artífice sin mucho éxito real, mi aprendizaje siempre fue bastante lento y la pérdida de material era numerosa, de haber estado bajo el velo de otro maestro me habrian cortado la mano por presunto robo, lo cierto es que al principio acostumbraba esconder las partes que estropeaba por miedo a ser castigado y con algo de esfuerzo lograba convencer al anciano para que creyera que nunca me había dado esa pieza de la que hablaba.
Sus historias junto a mi padre eran magníficas, las únicas en las que podía creer con seguridad, los charlatanes siempre abundaban y mentirle a un joven huérfano con falsas anécdotas con el único fin de que el desgraciado gastara la cerveza parecía una buena idea, pero Vael siempre encontraba la historia oportuna para animar una tarde limpiando engranajes. Recuerdo con bastante nostalgia mi cumpleaños número cincuenta y seis, quizá este sea el primer punto de inflexión de mi historia, el momento en el que comencé a tomar las riendas de mi vida ( aun no sabia que no me pertenecian).
Siempre fui bastante entestado con el tema de unirme a los cleros de mi ciudad, muchos de ellos simplemente me parecían aburridos y el resto, los que en verdad me interesaban, estaban fuera de mi alcance, mi actitud nunca ha sido violenta ni mucho menos, pero la sangre que corre por mis…, ¡al carajo la sangre!, la presión social por ser el hijo del capitán siempre me llevo a pensar que debía de ser algo más que un simple mandadero en el templo de Unhi Erra, tampoco lo quería, y Vael lo sabía, en cada cuento, en cada aventura, en cada narración el deseo de salir fuera de Font’e Veul y encontrar a mi padre o saber qué había pasado con el me encendía el corazón, en mi | cincuentavo, quintodecimo| quincuagésimo sexto cumpleaños (no soy muy bueno con los numeros) Vael me regaló una de mis pertenencias más preciadas, un hermoso anillo completo de ébano y plata con forma de daga, el mango toma forma en la falange proximal y la punta del puñal sobresale recubriendo la uña, una incrustación de rubí sobre piedra lunar montada justo en el medio da la impresión de estar siendo atravesada, sin duda un toque de fina coquetería que le da una pizca justa de elegancia, no hay que ser muy observador para saber qué símbolo representa, desde aquella vez y obvio, gracias a su recomendación, comencé a asistir al templo de Nancrix después de escuchar por más de diez luxantes como mi padre y mi maestro sirvieron fielmente en su juventud a la ejecutora. Una vez más, di un paso en mi vida gracias a agradarle a la persona correcta que a su vez conocía coincidencialmente y de buena mano a la persona que yo necesitaba para poder ser admitido.
Quinta vez: carne de...
La cosa es más sencilla de lo que parece y por supuesto la aprovecharé para introducir una etapa tan importante en mi vida como lo es el servicio a Nancrix. La supervivencia en la jungla y en el gran zarpazo en general es bastante más complicada que la vida en las grandes capitales de Filnar como bien se puede intuir, los objetivos y las intenciones de las organizaciones pueden variar considerablemente aunque su fin sea el mismo, adorar a una deidad en este caso, sin embargo las responsabilidades van mucho más allá de simplemente recibir el diezmo, una práctica de la que no estaba enterado hasta que asistí al primer templo a las afueras del bosque, o al menos no en lo que a monedas se refiere, mantener jóvenes entrenados en tierras donde la distancia entre cada civilización es tan grande puede ser complicado, es lógico que no estoy hablando del entrenamiento físico, lo que vale a la hora de blandir un puñal es tener la capacidad de ver a los ojos a tu objetivo y tener la gallardía de probar su sangre mientras aún respira, nuestra misión no era estar en los frentes de batalla contra el resto de las tribus o sitiar los campamentos de criaturas que ascendían del desierto, ese trabajo era responsabilidad del templo de Arrenjel, nosotros nos encargamos de una tarea simple pero de vital importancia: llevar la comida a la ciudad.
Es claro que una especie como Los Súbridos no subsiste precisamente de la agricultura, las jornadas de cacería eran bastante largas y pesadas, seguramente usted estará pensando, ¿que podría hacer este escuálido personaje en una cacería?, y es aquí donde yo no le he contado una de las pocas habilidades que no me hacen ser un perdedor, del todo. Aunque algunos atribuyen esto a tonterías más sobrenaturales, por simple suerte nací con la capacidad de transformarme en una serpiente, ciertamente algo de respeto me ha traído entre los míos aunque aquí lo importante es el uso que le daba.
Mientras el resto de mis compañeros le sacaban punta a las flechas, afilaban las dagas o recibian la charla del ciclo, un pequeño grupo entre los que me encontraba se encargaba de buscar una presa en una dirección específica a los alrededores de la zona elegida por los superiores, posteriormente todos nos reuniamos en el punto de encuentro con los demás, solo había dos posibilidades si alguno no volvía, o estaba muerto, o había encontrado un potencial objetivo, en cualquiera de los dos casos teníamos que buscarlo. Nuestros ideales de presa siempre eran codiciosos, es fácil encontrar pequeñas aves, simios o roedores en la selva, pero con estos solo nos conformabamos cuando la tarde era un fracaso, una gran bestia era un resultado bastante aceptable, pero un humanoide…, un humanoide era un éxito absoluto.
Para esta época yo era solo un simple mandadero para el clero que me daba la oportunidad de participar de las cacerías solo por mi habilidad sobrenatural y por petición de mi maestro, aunque mis intervenciones fueron por mucho tiempo de manera pasiva, recuerdo que blandi mi primer puñal casi a los dos luxantes de estar sirviendo en el templo y aun en ese momento, no era reconocido como un miembro oficial ante los ojos de mi flagelante. Reconozco que era mucho más inmaduro y el ansia de salir a combatir me hacía hervía la sangre, ahora después de tantas penurias entiendo que el pasar de los ciclos me enseño la mejor lección que nadie nunca me pudo haber dado.
Siempre en la última fila, pero atento, tomando nota y aprendiendo lo esencial de cada método en silencio esperando mi oportunidad, el templo solía tener una manera de proceder según el tipo de presa que se hubiera capturado, cuando teniamos en nuestras manos a una bestia el respeto siempre era el máximo posible intentando que el espíritu del animal dejara este plano de una manera tranquila y sin dolor, contraituitivo para un clero que se dedica a la tortura, lo se, pero de nada nos sirve hacer sufrir a una bestia que no entiende lo que esta ocurriendo a su alrededor, su carne, sus pieles, sus huesos nos eran entregados para nuestra supervivencia y lo minimo que podiamos hacer era ennoblecer sus almas, los mas novatos del templo siempre iniciabamos nuestras practicas con el desuello de estas criaturas, castigados a pasar tardes enteras cociendo y arreglando las pieles que nosotros mismos estropeabamos, al final de cada mes las afueras del templo se vestian con una exposicion de estas pieles mas que como un trofeo un simbolo de respeto, las que pertenician a las criaturas mas comunes eran embalsamadas en estatuas y algunos, los mas fervorosos de la fe, hacian ofrendas en agradecimiento al alimento que nos entregaban, siempre temerosos de no enfurecer a los espiritus.
La otra cara de la moneda la pude disfrutar mucho tiempo después, aunque desde la primera vez que lo presencie estuve atento a cada movimiento. Cuando el desdichado era un humanoide o por decirlo de alguna manera, un ser pensante, el protocolo variaba, aquel que había tenido el mejor desempeñado durante la cacería era condecorado con el honor de decidir cuál sería la técnica a utilizar para torturar a la víctima, solo los miembros oficiales podian participar mientras otros eramos relegados a un rol de observador, nadie nunca estuvo obligado a asistir a un templo en mi ciudad por lo que éramos muy pocos los que aceptabamos (a regañadientes o no) una postura tan inerte durante tanto tiempo.
Las primeras veces que estuve en la sala de tortura tuve algo de miedo, los gritos te ensordecian y ver a una persona suplicar por su vida mientras alguien le esta perforando el estomago para introducir gusanos carnivoros en su cuerpo puede ser traumatico, este sentimiento me permitio enteder el porque de un proceso tan lento en la jerarquia del clero, alguien sin el caracter para dominar la situacion podria sucumbir ante la locura,ser consumido por el caos y la falsa sensacion de poder le impediria controlar sus impulsos. Dos lecciones valiosas que me quedaron despues de ver a muchos grandes torturadores pasar por el pedestal, siendo yo uno de ellos en su momento, aprende a infundir el miedo en tu presa, así tu simple mirada tendrá más filo que cualquier puñal y no es mejor torturador aquel que inflige mayor dolor, sino aquel que más lo disfruta.
El siguiente paso era bastante interesante y en cierta medida se parecía a lo que hacíamos con las bestias, el desuello siempre ha sido uno de los fuertes de mi gente y esto se hacia de ser posible mientras la criatura aún respiraba, las pieles de nosotros los humanoides por lo general se rompen con facilidad así que estas eran unidas con tiras de cuero y clavos dándoles una apariencia bastante tétrica a las estatuas que eran exhibidas en los interiores del templo, esta vez sí, un símbolo puro y duro de victoria, un trofeo merecido que muchos ciudadanos admiraban luego de hacer sus ofrendas cada 20 ciclos, los cuerpos desollados ya sin vida eran entregados a los carniceros que se encargaban de repartir la carne a los pobladores, algunas de las razas más especiales eran separadas para los líderes del templo o algún personaje importante de la ciudad, como un lector cualquiera podría tener preferencias por el cerdo o la ternera, los mios tambien sufrimos con los mismos debates, una vida sedentaria y llena de excesos, a hecho a los medianos poseedores de una carne mucho más sabrosa y tierna la presa favorita para los exquisitos comensales de Shatsinail, al igual que los elfos, bastante blanda pero falta de sabor, no recordaba la última vez que había comido mediano, los pocos que cazaban en la tribu eran bastante codiciados, cierto es que los purasangres somos un poco más flexibles que nuestros hermanos más viperinos a la hora de cenar, aunque por algún motivo este último tenía un leve sabor alquímico, lo más complicado fue convencer a Halion que aún se resiste a comer, tarde que temprano tendrá que hacerlo, espero que lo haga antes de que el mediano se eche a perder, en cierta medida siento un poco de lastima por Konda, la última de mis intenciones era tratarlo como un prisionero y mucho menos verme obligado a cortarle la lengua pero era lógico que se iba a interponer, no me enorgullece haber matado a un mago sin hechizos pero era algo que necesitábamos hacer, mi misión es sacar al elfo de aquí con vida y para esto tiene que ingerir algo, si no aprovecha ahora se va a dejar la mandíbula cuando el hambre lo doblegue, la carne de enano tiene fama de ser tan dura como las piedras que tanto aman, solo por detrás de los orcos.
Eran muchos los hijos de Janukra que intentaban entrar al bosque de la niebla, creo que pocas cosas le fastidian más a un Subrido que el sabor y el aroma de un orco, sin embargo, mi agradecimiento eterno para esta raza que durante tantos luxantes alimento las salas y forjó en acero el estómago de los torturadores, es bastante lógico que la cacería no era la única labor que desempeñaba el templo, más importante aún que formar asesinos era educar súbridos que le sirvieran en cualquier momento a la tribu, muchas eran las tareas auxiliares a las que te podías dedicar, peletería, taxidermia, fabricación de venenos y de trampas, entre muchas otras más conceptuales incluso, lo importante era no desaprovechar la más mínima pizca del material que se recolectaba.
Serán inolvidables para mi los tiempos aquellos en los que asistía a clases de anatomía, aunque todos los miembros adquirimos unos pocos conocimientos sobre los cuerpos de nuestras presas a medida que nos formábamos, algunos podíamos acceder a un saber más profundo de la materia utilizando los cuerpos de orcos y trasgos que ascendían incautos, si le preguntamos a mi yo de sesenta luxantes ni loco hubiera entrado a una sala donde se estaba desmembrando a un ser que llevaba corriendo durante ciclos enteros bajo el sol del desierto, pero, ¿cuántas cosas he hecho yo en mi vida por culpa de esos ojos?, tantas que de una u otra manera y espero que indirectamente, me causaron la muerte, y aunque pueda parecer cínico, incluso los asesinos tienen derecho a enamorarse, no recuerdo cuando conocí a Ssilmalizzy, aunque su presencia nunca me fue ajena, antes de que yo llegara al templo ella ya estaba allí, como una escultura más, fría, seca, inmutable, nunca participó con el resto del grupo en las actividades de cacería, su labor siempre fue más académica, cuando me enteré que había un hueco en las lecciones de anatomía en las que ella participaba no dude ni un segundo en tomar el puesto, las miradas nunca faltaron aunque la discreción debía de ser máxima, es dificil intentar coquetear bajo la mirada de un muy anciano y respetado miembro del clero mientras estás intentando extraer el hígado destrozado de una criatura que pasó la mitad de su vida apostando con el tumbaorcos.
Siempre la llame Lizzy y aunque al principio le molestaba con el tiempo se fue acostumbrando, cuando empecé las lecciones me aproveche del hecho de estar bastante atrasado en conocimientos para acercarme a ella con la clásica excusa de estudiar, por ella conoci y aprendi a amar el vino, bastante exotico por cierto en el lugar del que vengo, por suerte, ella era proveniente de una familia con fuertes influencias en el comercio y yo era poseedor de un trabajo decente en la clepsidra dorada por lo que nos podíamos permitir tomarnos al menos un par de botellas cada semana a orillas del Shevats-Zahan, evidentemente, todo mientras se estudiaba anatomía.
Y hasta este punto podríamos decir que llega el inicio de mi historia, aunque ya hemos hecho un par de adelantos de mi final, de momento no he tenido motivos para quejarme, aunque bueno, mi padre me abandonó pero, ¿y a quién no?, al menos aun tengo a mi madre, parece que en estos tiempos es requisito ser huérfano para poder salir de aventura. Desde aquella visión que muchos tuvimos hace un par de luxantes nuestra relación se deterioró notablemente, un suceso de conocimiento global en el cual no pienso perder mi tiempo ni el poco papiro que me queda, el descenso de mi vida personal a partir de aquel noxante solo se compara con el crecimiento de mi poder, algo que nunca pedí, pero ahora que he sido despojado de él y estoy enterrado esperando la muerte, me doy cuenta que la maldición que recae sobre mis hombros va más allá de las cadenas que se me impusieron condenado a servir como un esclavo, tantos luxantes renegando para al final darme cuenta, que no soy más que un simple saco de huesos sin mi amo.
Sexta vez: Vísceras de mediano.
Como un cerdo al matadero, ese es el resumen de mi primera misión oficial con el templo de Nancrix, emocionado por supuesto de convertirme después de tantos años de servicio en un estrangulador y poder blandir con honores mi daga sagrada, cuando mi flagelante ordenó que me reuniera con él para darme los parámetros de la misión recuerdo que estaba acompañado de un ser que nunca antes había visto, su piel era completamente negra como el carbón, sus orejas puntiagudas y sus ojos eran sangre pura, no pronunció una sola palabra en todo ese tiempo, según tengo en mi memoria debía ir hacia el sur y encargarme de un comerciante que estaba empezando a negociar con un tipo de plantas que crecen al interior del bosque o algo asi, realmente no tenia mucha importancia, lo malo de saber mentir y ser tonto es que nunca sabes cuando te mienten quedando aun mas tonto ante los demas, me ordenaron que cerrara los ojos y lo siguiente que senti fue un frio que casi me congela los pulmones de no ser por el calor del vomito que subia por mi garganta, al ciclo de hoy no se que fue lo que hicieron pero pase de estar en un templo al interior de un bosque a estar completamente solo, rodeado por arboles, nieve y no mucho mas, era imposible que eso fuera siquiera Senifini, camine varias horas en busca de civilizacion pero no encontre nada, no tenia ropajes para el clima y nisiquiera me habian dado un arma para hacer el trabajo, la famosa marca que se le daba a un aspirante a estrangulador tampoco estaba en mi brazo.
Cierro mis ojos y es como si la estuviese viendo, una serpiente roja como la sangre apareció entre los árboles y comenzó a descender por las montañas, llegué a pensar que era un sueño, pero mis dedos se estaban empezando a congelar de una manera bastante real, asocie ese pigmento tan peculiar con mi señora y no dude en tomar esta señal como mi guía en la misión, hasta ese momento nunca se me cruzó por la cabeza algún complot desde el templo para asesinarme, pero sin duda hubiese tenido todo el sentido del mundo, una prueba sin más, algo por lo que todos aquellos que queremos ascender en la organización debemos de superar, “Bienvenido Zet’ihliss, hijo de Ivoamat’enael” retumbo en una pequeña cueva a la que entramos después de caminar casi medio ciclo, el resto, es historia.
Recuerdo un constante goteo y un dolor incesable en mis manos, sabía que estaba colgado porque en ningún momento mis pies hicieron contacto con el suelo, escuchaba voces, de vez en cuando podía entender mi nombre casi como un susurro, aunque mis ojos estuvieron siempre abiertos a la espera de una señal, por única vez en toda mi vida experimente lo que era la oscuridad verdadera ,un líquido caliente corría por mis dedos y con cada segundo me sentia mas debil, mi cuerpo fue torturado por ciclos enteros, algo me susurro al oído, no era común, no era subrido, ni ningún otra lengua que conociera, pero podía entenderle, como si su idea estuviese en mi cabeza: “un ser no puede disfrutar del placer en su plenitud si primero no ha experimentado la tortura del dolor, te libero de esa trampa llamada placer”.
Pasaron casi 20 ciclos desde el incidente en la cueva que no vale mucho la pena detallar, de hecho nada de lo que cuente a partir de mi salida del bosque es digno de ser plasmado con lujo de detalles, ¿para qué quiero hacer hincapié en las desgracias de mi vida justo al final de ella?, desde aquel momento he estado al servicio de un ser sobrenatural, una criatura más allá de mis conocimientos que me ha dado el poder necesario para llegar a donde estoy ahora mismo, durante mucho tiempo estuve alejado de mi familia, de mi tribu, de las personas que amaba, todo por cumplir sus peticiones, en parte siento pena por mi, desde aquella vez solo vi desgracia en mi destino, un perro faldero al que solo le halaban la correa cada cierto tiempo, me convertí en un simple esclavo y tenía a mi familia de rehén, si me negaba a obedecer aquello que mi patrón demandaba, la desgracia y la enfermedad caía sobre lo poco que me quedaba, podía verlo a lo lejos, cada ciclo que me resistía las pesadillas de mis seres queridos consumidos por las plagas y el fuego se perpetuaban en mi memoria, fueron muchas las vidas que cegué sin tener ninguna motivación, veia cuerpos caer y no entendia el porque, solo bastaba con probar la sangre de mi objetivo para que todo terminara, todas esas falsas visiones se apaciguaban, y digo falsas porque en realidad eran ciertas, mis hermanos, mi madre, mi pareja, todos sufrían por culpa de mi desobediencia, fue mucho tiempo después, al volver a mi tribu que supe de todas las desgracias que ocurrieron en mi ausencia, para aquel momento yo ya estaba más que domesticado, la simple imagen de los míos sufriendo me bastaba para abandonar mi arrogancia y aunque no me podía negar ni entendía los motivos de haber sido yo el elegido para tan incómodos menesteres, nunca se me negó la oportunidad de poder investigar quién era aquel que hacía hablar a los muertos para darme órdenes, recuerdo una vez despertarme con una herida abierta y la pared manchada con mi propia sangre señalando las indicaciones de la próxima misión, cada ciclo mi labor era estar atento a los más mínimos detalles, pues detrás de un simple cadáver encontrado en el camino podía estar oculta una orden directa, a veces claras otras tantas encriptadas, pobre de mí si acaso se me cruzaba por la mente ignorarlas, ¿y todo a cambio de que?, dicen que en los momentos difíciles puedes apreciar la belleza del pasado y justo ahora que le digo adios a mi señor, junto a la recopilación de mis investigaciones me doy cuenta que más que una maldición, he sido bendecido por mi señora, ¿recuerda cuando decía que no entendía porque un ser con el poder de arrasar con todo necesitaba de gente que lo adorara?, pues no es así, somos nosotros los que tenemos que buscar y trabajar para que ellos en su misericordia nos escupan con un poco de su poder, yo soy la rata que está en un basurero, ¿si no es por aquel ser que estaría haciendo yo en este momento?, sacándole brillo al suelo del templo seguramente, aunque cierto sería que conservaría mi color original, mi vida ha cambiado radicalmente durante todo este tiempo, desde mi manera de ver el mundo hasta las propiedades anatómicas de mi cuerpo, recibir una flecha en el pecho ya no es lo mismo que hace un par de luxantes, ya no le temo a meter la mano en el fuego como cuando era niño, ni siquiera las rodillas me duelen después de ciclos enteros caminando, el dolor se ha convertido simplemente en un mito para mí, no entendía la magnitud de aquel problema hasta que casi me desangro después de un combate contra unos asaltantes de caminos “cerca” al desierto, también recuerdo aquella vez que camine durante casi un ciclo entero con una herida abierta en mi costado y ninguno de mis compañeros me dijo nada, claro, nadie se puede sorprender de lo pálido que estas por perder sangre si siempre estás así de pálido, me he visto en la penosa obligación de adoptar la costumbre de revisar mi cuerpo de manera minuciosa después de cada enfrentamiento en busca de algún detalle que pudiese haber obviado a causa de mi innatural respuesta al dolor, ciertamente gracias a esto mi temeridad en combate aumento gigantescamente, uno de mis más grandes defectos antes de tener esta maldición era mi miedo a ser herido, ahora sin dolor, no tengo nada que me retenga y créame cuando le digo que “maldición” no es un término que me guste usar a la ligera, siempre supe del poder de la palabra pero nunca creí que en mi vida pudiese presenciar de una manera tan palpable lo que significa hundir la vida de alguien simplemente usando lo que sale de tu boca, una orden basta para que la carne de tu enemigo se pudra con cada tajo o que las piernas del más hábil atleta tastabillen en un mal momento, aquellos que nunca han sufrido una llaga en la lengua por maldecir a la ligera acostumbran a despotricar y despachar mierda contra sus rivales con mucha facilidad, y aunque no puedo sentir el dolor de la herida las sensaciones sobre mi cuerpo no me son ajenas, aparte de no ser nada cómodo saludar a tu pareja mientras tu boca se está deshaciendo, hecho que me bastó para interiorizar la lección, no todo aquel que blande un arma contra ti es tu enemigo, aprende a distinguir el odio en el corazón de un rival formidable de la inutil codicia y necesidad de un simple forajido, cuando lo hagas, que tu lengua sea una herramienta para hundir, torturar, humillar y solo hasta el final, destruir por completo las ilusiones de tu rival y no un cacharro más que cuelga entre tus dientes sin ninguna razón aparente, entre más reservado seas con tu arma, más poderosa será la próxima vez que la uses.
Como a todo ser confundido en el arduo camino de la vida me gusta buscar respuesta a los interrogantes que atañen mis problemas personales y como usted se puede imaginar en esta vida de aventura las preguntas son un tema que se resuelve por lo general de manera accidentada, lo que requiere una cierta habilidad que te permita sobrevivir, de nada sirve una mente saciada si no tiene un cuerpo vivo que aproveche la información, ironicamente para mí, el origen de mis dudas es a su vez el manantial de poder que me mantiene con vida entre un enfrentamiento y otro, es mi responsabilidad mantener ambas fuentes lo suficientemente alimentadas para cada ciclo tener una motivación para seguir tirando de esta cadena, si no fuese por mi crecimiento personal creo que la salida mas sencilla seria un suicidio rapido, pero al fondo debo de aceptar que me gusta aquello que he recibido, y se que empiezo a hablar como si esperara salir de este agujero con vida… sin duda alguna después de varios luxantes de estudio puedo llegar a la conclusión de que la esperanza es la mas asquerosa de todas las maldiciones, si usas un arco es imperativo que sepas la diferencia entre una flecha y un virote, no tendría sentido que un espadachín no pudiese demarcar las discrepancias entre un espadón y un estoque, bajo esa misma lógica trabajo yo, un conjunto de palabras puede no parecer mucho pero para mi representan ese manojo de leña que me permite incrementar mi fuerza para llegar más rápido a mis resultados, la esperanza por su parte es una simple promesa de llenar un vacío que cada vez se hace más grande, no importa cual sea tu deseo por saciarlo, solo lograras aumentar su tamaño.
Últimamente he tenido mucho tiempo para meditar sobre mi vida y las cargas a las que esta conlleva, cargas voluntarias pues la solución siempre ha sido sencilla, simplemente el orgullo no me permite dejarme morir ante los enemigos que he tenido hasta el momento y desde mi perspectiva, ¿quien sería un digno oponente para arrebatarme la vida?, arrogante lo se, pero lo tengo claro: Nancrix o yo, que en el momento perfecto sea mi diosa la que tome forma frente a mi y sea ella misma la que me quite la vida con la cegadora incansable y si ha de ser de otra forma que sea mi propia mano la que tenga el pulso lo suficientemente firme como para arrancarme la garganta de un tajo mientras mira a los ojos al rival al que le acabo de arrebatar el privilegio de ser él quien acabe con mi sufrimiento, un placer que me reservo para mi mismo.
He escuchado un ruido.
Zeth como Héroevengativo, carismatico, calculador
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