Elfo alquimista con poco respeto por la integridad material de todo lo que pueda estallar.

Me encanta mezclar cosas, lo sabías? Todo tipo de cosas!! Cosas líquidas, cosas que se deshacen, cosas que se mueven, cosas que brillan… Lo mejor de todo es que es muy fácil encontrar cosas, sabes? Hay cosas por todos lados!! Cosas grandes y pequeñas, a plena vista y escondidas, al alcance de un niño o prohibidas. Diantres, incluso yo soy una cosa!!! Quizás un día me acabe mezclando yo mismo!!! HAHAHAHAHAHAHAH
 
Esto ha sido así desde muy pequeño, cuando mezclaba todo tipo de cosas en mi aldea. Mi aldea era bastante grande, así que había de todo!! Tabernas, hospitales, colegios, cocinas, baños públicos, jardines… Y en el bosque había todo tipo de flora y fauna, con un montón de carnes, pelajes, huevos, orines, heces, efluvios… Y eso sólo es el comienzo!! Mezclar una cosa con otra provoca un resultado, pero… y si los calientas antes de mezclarlos? Y SI LO CALIENTAS DESPUÉS??!!
 
Esa constante imprevisibilidad alimentó mi curiosidad insaciable durante años, hasta que hace unos meses ocurrió un milagro. Un vendedor ambulante trajo a la aldea un polvo negro que, cuando se exponía a suficiente calor, generaba una explosión como si de magia se tratara generando una amalgama de luces y de sonidos y de olores que embotaban mis sentidos y jugueteaban con mi imaginación!! Gasté los ahorros de toda mi vida en pólvora… y comencé a mezclar!
 
No voy a negar que mis experimentos fueron… de una entidad considerable. Y mentiría si dijera que no ocasionaron algún daño colateral (Almir, allá donde estés, descansa en paz). La gente de mi aldea cada vez estaba más enfadada por los resultados de mis experimentos (los cuales llevaba siempre a cabo en un lugar relativamente aislado) y mi familia temía que me expulsaran para siempre… pero yo no iba a darme por vencido!! Mi sueño era no solo continuar alimentando mi curiosidad adquiriendo nuevos conocimientos, sino también poder aplicarlos de una manera que beneficiara a los demás.
 
Finalmente mi familia y yo decidimos que abandonaría la aldea durante un tiempo para continuar con mi aprendizaje lejos de las miradas furibundas de mis vecinos, y me prometí a mí mismo que algún día volvería a casa con gran conocimiento. Y que usaría ese conocimiento no para preocupar, sino para inspirar y ayudar a los demás, y así mi familia estaría en paz.
 
Así, cogí toda mi pólvora y mis ingredientes más preciados, mis botellas y matraces y decantadores, mis preciosas bombas pociones y mutágenos, y me dirigí a mi destino!!! Que en este caso se trataba de la posada menos notable de la ciudad más cercana a mi aldea... Oye!! Por algún sitio hay que empezar, sabes??
 
Me encontré con @Granga