Story: El rescate de Jurian
General Summary
Lágrimas en la lluvia
Muth Hegar se arrodilla en el húmedo callejón, ante el cuerpo metálico sentado. Los ojos azul oscuro, casi apagados de Gaston observan como hilos de agua ennegrecida por el ollín pasan por debajo de sus piernas sin fuerza. No solo Augusto se había ido de su vida sino que Jurian Kleek desapareció también y eso lo devastó. El monje lo ayuda a levantarse, aún en estado de shock. Y deciden ir como pueden al taller de Altix Smiggles. Al llegar al palacio, las puertas están abiertas, aun siendo tarde en la noche y un desfile de velas entra al palacio, seres de todas las razas por igual, algunos viniendo de las afueras del reino, algunos saliendo de sus casas en la ciudad. Altix los recibe y acuesta de inmediato al monje que aún volaba de fiebre. Pasan un rato en el taller donde Gaston, como puede le cuenta al Dr. Altix los acontecimientos ocurridos en la tumba. Se dan cuenta ahí que Altix había puesto la reja a la entrada de ella. Luego de que la última expedición haya fracasado hace 3 años. EL doctor pensó que el grupo de aventureros podría desentrañar sus secretos, pero a que costo. Luego de darle un medicamento Gastón pide ir a dar sus respetos al sepelio de Augusto. Acompañado por el monje, Gastón camina por el jardín que rodea la base del palacio hasta llegar al camino principal que da al gran elevador. Al acercarse nota una fila de peregrinos que llegan a encender una vela, o con una vela encendida en señal de respeto. También nota un gran árbol de roble tapado completamente con telas en el lado opuesto del jardín aunque no le da importancia. Al acercarse al lugar de la ceremonia ve a Thrag, Naesha y Korinn, el triunvirato de los refugiados, respetuosamente formados a un costado. También se divisan unos aaracokra nobles discutiendo y bromeando del otro lado. Los héroes se acercan a los nobles emplumados que detienen sus risas internas al mirarlos. El monje ha visto mejores dias y no tiene mucha cara de amigos, el nuevo cuerpo de Gastón se ve imponente pero su postura corporal lo hace ver como desganado o triste. Los nobles silenciaron su chachara al ver estas dos figuras vivisblemente venidas abajo acercarse. Los héroes desanimados y sin pistas pensaron que los aaracokras sabrían de la ubicación de Jurian."Ese Dekas, seguro los abandonó y se fue, como hizo con su familia. Qué pensaban? Que por ser de nuestra misma especie sabríamos donde está? Están mejor sin él."- (rien)Sin ganas de argumentar se dirigieron al triunvirato, pero a mitad de camino Gastón tocó el hombro de Muth y señaló hacia el altar, queriendo decir que el necesitaba un tiempo para presentar sus respetos a su amado. Muth con un movimiento de cabeza lo dejó y continuó su camino.
Gastón y el Adiós a Augusto
Gaston caminó lentamente hacia el altar donde yacía Augusto, su amado. El cuerpo descansaba en una vitrina de cristal, rodeado de gaza y coronas de flores que llenaban el aire con un aroma dulce y melancólico. Las velas titilaban suavemente, proyectando sombras danzantes sobre el rostro sereno de Augusto. Gaston, con manos temblorosas, encendió una vela más y la colocó junto a las demás, su llama uniéndose al mar de luces que iluminaban la estancia. Se arrodilló frente al altar, sumido en un profundo trance de meditación. Cerró los ojos y permitió que los recuerdos fluyeran libremente: los momentos de risa compartida, las conversaciones bajo las estrellas, y el amor que habían cultivado en medio de las dificultades. Cada memoria era un hilo que tejía la conexión eterna entre ellos, un recordatorio de que, aunque separados por la muerte, su vínculo perduraría. De pronto, en la quietud de su mente, la figura de Augusto se le presentó. Su semblante irradiaba paz y su sonrisa era cálida, llena de amor y aceptación. Gaston sintió una oleada de calma y consuelo, una certeza de que Augusto estaba bien en el más allá. Con sus ojos de un azul oscuro y apagado, Gaston comprendió que este no era un adiós definitivo, sino un hasta luego, y que algún día sus caminos se entrelazarían nuevamente. Con un corazón más ligero, se levantó, agradecido por la oportunidad de haber amado y haber sido amado.Jurian y el Carruaje Volador
Jurian abrió los ojos lentamente, sintiendo el suave vaivén de un carruaje volador. La brisa fresca acariciaba su rostro mientras el sonido rítmico de las alas de los grifos resonaba en sus oídos. Dos aaracokras águilas dirigían el carruaje con firmeza, sus plumas blancas resplandeciendo bajo la luz del amanecer. Frente al clérigo, Dullia lo miraba con ternura, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y determinación. "Tu familia está en peligro, Jurian," le explicó en voz baja, "y solo tú puedes revertir lo que está sucediendo. Fue necesario traerte aquí para que regresaras a casa." Jurian, aún aturdido por la repentina revelación, intentó procesar la información. La urgencia en la voz de Dullia era innegable, y aunque las preguntas se agolpaban en su mente, comprendió que el momento de actuar había llegado. "¿Porqué me tienes aquí?" preguntó con voz ronca. Dullia le dijo que ella lo había esperado después de que se fuera, creía que volvería, pero al no volver se unió a la orden de las monjas Oréades. Mientras el carruaje se deslizaba por el cielo, Jurian se permitió un instante de reflexión. Recordó lo imperdonable del accionar de sus antepasados. Que todo el sufrimiento que estén pasando se lo merecían. EL vuelo sería largo, pero decidió callar.El Convento del Cuil Calá
Muth condujo a Naesha, Korinn y Thrag por las calles de Falantia al convento del Cuil Calá. La antigua edificación, cubierta de vides y un revoque que luce blanco inmaculado pesee a la edad. Al llegar, fueron recibidos por la sabia Wysarora, la sor bibliotecaria, cuyo porte sereno y mirada penetrante irradiaban sabiduría. Naesha, con su característica curiosidad, se sintió inmediatamente atraída por Wysarora, encontrando en ella un espíritu afín. Las dos se sentaron en un rincón del convento, rodeadas de antiguos manuscritos y pergaminos. Conversaron animadamente sobre sus intereses comunes, especialmente sobre las aventuras de Lyra, la exploradora que tanto admiraban. Mientras tanto, Wysarora, siempre atenta a las noticias del reino, comenzó a indagar entre sus contactos. Fue entonces cuando recibió que una carroza voladora había sido vista dejando la puerta norte de Falantia. Esta información encendió una chispa de esperanza en el grupo. Muth y Gastón comprendieron que esta pista podría ser crucial para descubrir el paradero de Jurian. Con renovada determinación, decidieron seguir el rastro del carruaje, confiando en que su búsqueda los conduciría a nuevas respuestas y, quizás, a enfrentar los misterios que aún aguardaban en las sombras. Al salir del convento se encontraron con una carreta enorme con incrutaciones metalicas y piezas movibles como engranajes, estaciona frente a la puerta sin caballos visibles. El Dr. Altix se baja de la carroza y se las ofrece a los aventureros, con la condición que la devuelvan al finalizar su búsqueda. La tormenta había terminado cuando la carroza sale por la puerta Norte, escasamente vigilada y en persecución de un rumor que es lo que más los acerca a su extraviado amigo.El pasado perpetuado en un momento frívolo
Jurian despertó de nuevo, sintiendo el calor del mediodía filtrarse a través de las delgadas rendijas del carruaje. La luz entraba en hilos dorados, apenas iluminando el interior. Escuchó las águilas afuera, sus ruidos indescifrables mezclándose con el susurro del viento. El carruaje volador parecía haber aterrizado momentáneamente, pero el motivo permanecía oculto. Jurian intentó asomarse, pero su vista estaba limitada por las pequeñas aberturas. Después de un tiempo, las águilas regresaron al carruaje en silencio, y una pestilencia rancia llenó el aire. Jurian se tapó la nariz, incómodo por el olor que impregnaba el ambiente. Sin embargo, el carruaje pronto volvió a elevarse, retomando su viaje por las alturas. El vaivén constante y la incertidumbre del destino llenaban su mente de preguntas sin respuesta. Jurian se esforzó por mantener la calma, consciente de su impotencia. Mientras tanto, Dullia observaba atentamente una esfera que había encontrado entre las pertenencias de Jurian. La imagen en su interior mostraba a los amigos de Jurian, aquellos a quienes más anhelaba ver en ese momento. La visión le ofreció un pequeño consuelo, un recordatorio de que no estaba solo en este viaje. Dullia comprendió la importancia de estos vínculos, aunque conflictuaba con como ella se sentía..Sylvie Hornraven
Calvin W Abercombrie
Gaston
Eryndor Thorne
Puss
Jurian Kleek
Muth Hegar
Fecha del informe
03 Aug 2024
Localización secundaria
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