Curiosos por naturaleza, los gnomos se dedican con pasión a la ciencia, la alquimia, la transmutación y todo tipo de saberes. Fueron tallados de una pieza a partir de troncos de fresno y de olmo.
Frigg los dotó de su caracter inquisitivo, y
Balder les regaló una perseverancia inmune al desaliento.
De mente ocupada, nunca fueron una raza muy prolífica. Además, cuando llegó la
Guerra de los Cinco Siglos, se encontraban sin preparación suficiente para afrontar el conflicto, lo que hizo que su población sufriera enormemente y fueran llevados casi a la extinción. Como consecuencia, los miembros restantes de esta raza se han vuelto desconfiados hacia las demás criaturas, personas y animales.
En la actualidad, como en el pasado, los gnomos acostumbran a vivir en comunidades pequeñas entre los
Enanos Dorados, en los que aún confían, ya sea en el
Reino de Norgodinr o en otros asentamientos menores. Pero si realmente hay algún lugar que los gnomos puedan considerar suyo, este se encuentra en
la ciudadela de Zotlán y el
Consejo de Latlán
La Ciudadela de Zotlán
Zotlán se alza en la ubicación de uno de los antiguos Reinos de Piedra de los
Norroenir,
Zotleimhöl. Cuando los
Enanos Dorados de dicho reino marcharon hacia el sur durante la
Guerra de los Cinco Siglos para establecer enclaves defensivos en
Beregond e
Ivarr Borg, los gomos permanecieron en él y construyeron una sociedad a su antojo, basándose en la innovación científica y el comercio. Con el paso de los siglos, el nombre del enclave evolucionaría para adaptarse a la atropellada y simplificada forma de hablar de los gnomos, adquiriendo su actual forma.
Entre otros avances, los gnomos de
Zotlán son conocidos por haber desarrollado los sistemas de agua corriente, el tejido ignífugo impermeable, el hilado del acero y el primer barco aéreo dirigible de la historia.
El Consejo de Latlán
Tras la caída del Reino de Piedra de
Nodogar, durante la
Guerra de los Cinco Siglos, los
Norroenir que en él habitaban se vieron obligados a efectuar una
Larga Marcha hacia el noreste, para reunirse con sus hermanos exiliados en Nakvarr. Si bien sus compatriotas
Enanos renunciaron a la reconquista de Nodogar a medio plazo y se volcaron en las incursiones navales sobre los
Altos Elfos, los gnomos, que jamás pierden la esperanza, preservaron el sueño de recuperar su tierra natal.
Combinando sus innovadores ingenios alquímicos con sus más tradicionales zapapicos, fueron capaces de organizar una fuerza de combate considerable, el
Primer Ejército Gnomo. Coordinados con la ofensiva efectuada desde
Norgodinr sobre Arcadia, el
Primer Ejército hizo retroceder a los elfos hasta la costa y recuperó
Nodogar de sus manos. No sólo eso, los nodogaris fortificaron su hogar ancestral y consiguieron conservarlo hasta el final del conflicto.
La Insurrección de Latlán
Profundamente resentidos por el macabro precio que se había cobrado en los suyos lo que consideraban un conflicto entre dioses y reyes y totalmente ajeno a sus intereses, los gnomos, liderados por
Drevlin, Primero Entre Iguales, uno de los dirigentes históricos del
Primer Ejército Gnomo, se alzaron en armas el 7 de Zergar del 17 a.L. Tras conquistar el poder por las armas, renuncian a someterse a ningún rey, antiguo o nuevo, por derecho de nacimiento, y deciden abolir el culto a los dioses. Tras una larga guerra en la que se opondrían a los gnomos "leales" apoyados por el
Reino de Norgodinr y a una intervención directa de la
Liga Élfica, se funda el
Consejo de Latlán, un estado conformado y regido por una red de consejos gremiales. Automáticamente, los demás estados
Enanos Dorados se declaran hostiles hacia él. Como símbolos nacionales, adoptaron el color carmesí y el zapapico dorado que fueran la enseña del
Primer Ejército.
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