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Sesión 5: Las llamas del Fenix

General Summary

Estaban todos desayunando, con todo ya preparado para salir en cuanto terminaran hacia Montpelier para conseguir el artefacto que necesitaban cuando escucharon una explosión y otra y otra. Las paredes temblaron, las ventanas reventaron y los cristales volaron por todas partes.     Salieron corriendo al exterior a ver que ocurría y vieron columnas de humo saliendo de Cour Argent y Ferrallies. Müller y Randle  se acercaron a la costa mientras el resto del grupo se preparaba por si había que escapar. Müller buscó un lugar elevado y con los prismáticos comprobó que los ataques se habían sucedido en los barracones de los azotadores, la sede del banco de comercio, el consulado, los almacenes y en los puentes que conectaban Ferrallies tanto con Cour Arget como con los caminos del este.     Angler cogió sus cosas y a su amigo anabaptista e intentó salir corriendo de la ciudad, priorizando la seguridad de su compañero. Pero se encontró con una marea de gente que se dirigía a la ciudad y al cuartel de la Resistance que estaba en camino. Las puertas de la ciudad estaban cerradas, nadie podía entrar ni salir hasta que se aclarara la situación. Decidió cambiar de rumbo e ir al sur, a la catedral anabaptista, buscando la ayuda de sus compañeros.     Müller y Randle , mientras estudiaban la situación, vieron salir de la costa de Cour Argent un overcraft con spitalianos que fue asaltada por varias lanchas de la hermandad de hierro. Tras un momento de duda saltaron sobre una de las lanchas que había en el puerto y salieron en su ayuda. Müller conducía y Randle  disparaba a aquellos que estaban fusilando a los spitalianos. Tras un sangriento combate sobre el agua consiguieron rescatarles, matando en el proceso a varios chatarreros. Randle  recuperó de uno de ellos una radio.     Angler llegó con Brian a la catedral, pero viendo las miradas de duda, sospecha y recelos de los dos que allí vivían cuando intentó mentirles para que no supieran que su amigo era un dron feromante. Decide retirarse y volver con sus compañeros.     El grupo fue con los spitalianos hacia el cuartel de la Resistance, donde empezaron a montar un campamento improvisado para tratar a los heridos, Gideon se une a ellos. También vieron la primera discusión entre Zoe, la comandante de la Resistance, y Vericon, el alcalde de Toulon. La primera argumenta que es la oportunidad que tienen de recuperar la ciudad para Franka y el segundo dice que no tienen opción de ganar, que hay que pedir ayuda a las ciudades vecinas. La Resistance prepara un ataque a Cour Argent. Randle , Julius se ofrecen voluntarios y Müller es contratado por un dinar.     Cuando el grupo dirigido por Zoe cruza la calle principal, Silver Axis, se encuentra con un grupo de azotadores dirigidos por Ayubu. No luchan entre ellos, Zoe mantiene la alianza con los africanos. Una pared estalló cuando fue atravesada por un vehículo blindado construido, conducido y lleno de chatarreros que disparan a todos por igual.     El combate fue duro y sangriento. Müller intentó otorgar cobertura a sus aliados con una granada de humo, Randle  casi es capaz de disparar al conductor y al segundo intento Julius consiguió colar una granada incendiaria sobre el vehículo, acabando con la mayoría de los que iban sujetos encima del mismo, pero fue atropellado y lanzado por los aires. Cuando Müller fue a recibir el mismo destino que el spitaliano, Randle  consiguió disparar en el refrigerador del vehículo e hizo que perdieran el control y terminara estrellándose contra un edificio y que explotase.     La Resistance va a retirar parte de sus efectivos para construir barricadas y asegurar el puente que llevaba a Terres Putain. Müller, ingeniero, se ofrece para ese trabajo, pero Zoe le ordena acompañar a los azotadores y ayudarles. Randle y Julius se ofrecen voluntarios para el grupo de ataque.     Ayubu divide al grupo en dos para cubrir más zonas. Los tres compañeros fueron asignados al mismo.Localizaron una baliza que provocaba las interferencias, dudaron si quitarla o no, ya que impedía la solicitud de ayuda como quería Zoe. Al final deciden no hacerlo porque también les retrasaría para llegar al lugar que les habían ordenado. Cuando fueron a llegar vieron a un grupo de africanos huyendo del palacio, en el centro iba uno que, suponían, era Hamza, acompañado de Ayubu y su grupo de azotadores y varios chatarreros africanos. Estaban siendo perseguidos por una veintena de jueces, los miembros de la Resistance que les habían estado acompañando salieron corriendo y fueron junto al grupo de los africanos. Randle  vio que un buque de guerra neolibio se acercaba a toda velocidad al puerto.     Tras una rápida deliberación decidieron ayudar a Hamza, protegido por los africanos y los voluntarios de la Resistance a luchar contra los chatarreros europeos. Randle  tiró sus ropas de juez para evitar malentendidos con sus aliados y fueron junto a ellos. Los jueces les embistieron con sus caballos, pero consiguieron aguantar y retirarse, no sin sufrir graves heridas. Un elevado grupo de chatarreros cada vez más grande se aproximaba y estaban empezando a rodearlos cuando se acercó Heisenberg sobre un Jeep con una gatling y empezó a disparar sobre la línea de defensa montada por los azotadores. El oso cavernario, con la mirada inyectada en sangre, disparaba atravesando aliados y enemigos por igual.     El buque de guerra encalló en el puerto, apuntó con sus armas sobre los chatarreros europeos y los disparó. El grupo consiguió ayudar a Hamza a retirarse hasta el buque y todos consiguieron subir. Les dieron las gracias y el barco fue a salir a la seguridad del mar.     Pero el ancla se había quedado encallada, alguien tenía que bajar a soltarla. Todas las miradas se posaron sobre el ingeniero hellvético con su armadura pesada. Julius sacó un analgésico y se lo inyectó en el cuello mientras trataba las heridas que podía. Bajaron los tres con uno de los africanos para soltarla. Müller consiguió su objetivo, pero Heisenberg les disparó con un lanzamisiles.     La barcaza se hundió, el africano que les acompañaba murió y los tres salieron volando por los aires, cayendo en el agua. Müller, malherido y con su armadura pesada se hundió como una piedra, pero Randle  consiguió salvarlo con la bombona de oxígeno que llevaba Julius. Entre los dos consiguieron atarlo a varias maderas flotantes y estuvieron a la deriva algo más de una hora hasta que llegaron a la costa de Terres Putein.     Pasaron la noche en el campamento de la Resistance, al cuidado de los spitalianos. Por la mañana escucharon otra discusión entre Zoe y Vericon. La Resistance va a realizar otro ataque a Cour Argent para recuperar la ciudad para la Resistance. Antes de que se retirara para organizar el ataque apareció un diplomático chatarrero, totalmente borracho. Exigiendo la rendición de la Resistance y de los clanes de Toulon ante los chatarreros, que serían los nuevos dirigentes de la ciudad. Zoe lo acribilló a tiros sin dedicarle una palabra y se retiró a preparar el ataque.     Randle  recibió una transmisión de radio entre los chatarreros y Müller consiguió rastrearla hasta la fuente de distorsión cercana. Mientras investigaban y encontraban las antenas, discutían sobre si quitarlas o no. Los únicos que sacaban partido a quitarlas eran los africanos. Ya que tanto la Resistance como la Hermandad de Hierro preferían que no interviniesen los africanos en la defensa de la ciudad.     Desde uno de los tejados, Randle  observó a un cronista, con un subfusil a la espalda, que activaba una puerta secreta en una pared y se colaba en un edificio. Tras una grave discusión entre Angler y 9.10.Dog sobre la implicación de que uno de su colectivo portase un arma de fuego, acompañaron al resto del grupo en seguir al cronista.     Julius y Randle  fueron los primeros, procurando no hacer ruido. El juez subió a una balconada mientras el spitaliano se escondía entre las estanterías. Se podía escuchar al cronista llamando a Alabaster. Randle  vio, desnuda y escondida, a aquella preciosa mujer de pelo blanco que se encontró en el mercado negro. El cronista, desesperado y agobiado comenzó a amenazar de muerte a la mujer por no escapar con él, estaba a punto de encontrarla cuando el juez le disparó entre ceja y ceja.     Al ruido del disparo, el resto del grupo bajó corriendo y se introdujo en la sala. La mujer, agradecida pero asustada, les dijo que el cronista la quería raptar, que estaba obsesionado con ella, dijo que ese lugar era el nido de su bandada, los pájaros ardientes, que cogieran lo que quisieran, que ella se marchaba de la ciudad.     Randle  dudó si seguirla o no, pero al final decidió dejar tranquila a la mujer. Buscaron lo que había en el nido, encontraron una medalla hellvética, un rastreador, un subfusil (que cogió rápidamente Julius), munición variada, numerosas medicinas (EX inclusive que Randle  guardó parte en secreto), un mapa de la Región territorial 1, con la localización de varios puestos y búnkeres escondidos (que guardó con celo Müller por el peligro de que algún otro colectivo se hiciera con ello), encontraron otro mapa, de Terres Putain con varios edificios marcados con una X. 9.10.Dog recogió todo el equipo del cronista y lo guardó “para su colectivo”, excepto el subfusil que lo cogió el juez. También encontraron en una habitación sellada una estatua hecha con los cadáveres de varias aves, parecía una mujer de rodillas con las manos elevadas. Randle  reconoció la mayoría de las aves, pues eran las que identificaban los rangos dentro de las bandadas apocalípticas.     Dejaron el lugar entre escalofríos por la perturbadora estatua y fueron directamente a investigar los edificios marcados. Tras callejear perdidos por los caminos de Terres Putain, Müller le preguntó a uno de los vecinos donde encontrar el más cercano, les señaló una tienda abandonada hace varios años. Entraron y encontraron una trampilla muy posterior al abandono del edificio. Bajaron con cautela y llegaron a un túnel. Se dieron cuenta de que múltiples túneles se unían al suyo y que todos parecían venir de las zonas marcadas con las X.     Avanzaron y llegaron a una zona más amplia. Dentro había tres chatarreros muertos tanto por disparos de escopeta como por algún arma contundente. Oyeron algo venir por el mismo túnel que habían llegado ellos. Se adentraron y se prepararon para el combate. Entró un dron que investigó a los cadáveres y al poco tiempo entró otro cronista con un arma al hombro. Era Dana (Señuelo 5), la posadera-espía cronista de Lucatore. Tras una tensa conversación en la que ella estaba claramente en desventaja, les ofreció un trato y les dio mucha información.     Les ofreció ayudarles con el artefacto que les había dado en el campamento de los romanos y a la vez sacar al amigo de Angler y llevarle a Rennes, un puesto spitaliano especializado en la rehabilitación de drones. A cambio pide que le ayuden en su misión, la de “asegurar” a Mirage, una cronista que está al mando del comando Requiem. Un grupo independiente de jueces y cronistas que, en contra de los deseos del Clúster central de Justiciano, se han infiltrado en Toulon y están utilizando a los chatarreros como carne de cañón para conseguir un puesto de influencia en la ciudad.     Mientras hablaban con Dana se produjo un derrumbe en la sala, ella se introdujo en el túnel por el que venían para evitar ser aplastada mientras el resto del grupo avanzó. Se separaron, pero el Dron quedó en su lado. Dana habló con ellos a través de la pequeña máquina voladora, lo que casi provocó que al supersticioso y poco tecnológico de Angler casi le diera un infarto. Les pidió que no abandonaran al dron y les deseó suerte en la misión.     Mientras avanzaban, Müller recibió una corta transmisión por la radio. Era Mirage, indicando al comando Requiem que se retirara y abandonara a los chatarreros. Siguieron por los túneles y llegaron a Cour Argent, cuando fueron a salir de los túneles recibieron otra transmisión por la radio, esta vez de la Hermandad de Hierro, diciendo que se iban a encargar de los jueces y de los cronistas por dejarlos tirados y que llevasen la góndola que conecta Ferralis con Cour Argente, hasta las torres de crudo para hacerla arder junto a la bahía y el buque africano.     Desesperados, pues esto destruiría toda la ciudad, intentaron estudiar la maquinaria de la góndola, pero era un artefacto pre-escatón y nadie sabía como manejarlo. La góndola se acercaba cada vez más, llevando barriles ardientes de petro en la parte frontal para realizar un ataque suicida contra los depósitos. El grupo cogió otra lancha y fueron a por ellos. Randle  utilizó el arpón para frenar su avance y facilitar el abordaje. Mientras asaltan a los dos chatarreros que iban dentro, Müller soltó el arpón, Angler recuperó un extraño artefacto y 9.10.Dog preparó un explosivo para que la góndola se hundiera antes de llegar a su destino.     Müller consiguió esquivar la metralla y se dirigieron a Ferrallies, buscaban las alcobas cronistas, esperaban poder encontrar ahí a Mirage. Consiguieron llegar sin ser vistos, pero el lugar ya había sido atacado varias horas antes. 9.10.Dog y Julius manipularon las cámaras del sistema de seguridad y en las pantallas holográficas pudieron ver como Mirage era atacada por Baptiste, el desertor hellvético y un hombre calvo con unos tatuajes, que parecían un laberinto, por todo su cuerpo. La obligaron a retirar al Comando Requiem y después se la llevaron.     Se pusieron a manipular las cámaras de la ciudad para ver por dónde se la habían llevado cuando saltó la alarma. Pudieron ver como un grupo de chatarreros asaltaba a los jueces en uno de los monitores, en otro a un gran grupo, dirigidos por Néstor y Heisenberg dirigirse a la alcoba cronista. Escucharon que un hombre llamado Ditch, con un grupo de mujeres africanas secuestradas, es ordenado llevarlas al grupo principal para que los chicos se diviertan. Müller no espera a nadie más y sale directamente a interceptarlo para liberarlas.     Tras un momento de duda, el resto del grupo lo sigue, preparan una emboscada y masacran a Ditch y sus hombres. Cuando comienzan a liberar a las mujeres para huir, Heisenberg los ve y carga contra ellos. Müller, habiendo visto al colosal chatarrero en las ruinas, decide cubrir al resto para que puedan escapar pero es machacado sin piedad por el oso cavernario. El resto del grupo se da la vuelta y ayudó al hellvético. Se vieron obligados a gastar una cantidad importante de munición, una granada cegadora e incluso luchar cuerpo a cuerpo antes de conseguir acabar con la mole que era su antiguo aliado.     Según Heisenberg cayó al suelo, el grupo siguió a las mujeres hasta un muelle, se habían subido a una barca y, tras una pequeña pausa, les hicieron señales para que se subieran y huir de los chatarreros, dirección al buque de Hamza.     Pero fueron interceptados por una nave apocalíptica de la bandada negra. Era una flota de más de 30 barcos que invadieron la bahía. Fueron abordados y les obligaron a subir. Fueron conducidos frente a Meridian, tanto ellos como las mujeres africanas.     Se enteraron de que los apocalípticos habían venido para averiguar qué estaba pasando, habían sido guiados por los augurios del tarot. También descubrieron, que una de las mujeres que habían salvado, era la hermanastra de Hamza y que el líder de la bandada estaba buscando al hombre calvo con los extraños tatuajes por masacrar uno de sus nidos cerca de la ciudad.     Mientras deliberaban como proceder, se sucedieron nuevas explosiones, pero esta vez tanto en Ferralis como en el resto de barrios. Del buque de Hamza se elevó una señal luminosa, que su hermana explicó que era un deseo de parlamentar, con los piratas.     Fueron todos guiados hasta el buque del neolibio, excepto Angler, que quería volver a Terres Putain, los apocalípticos fueron a impedírselo de manera agresiva, pero Randle  ofreció información del hombre calvo con tatuajes a cambio de que le dejaran marchar. Intentó arrancar su lancha sin éxito y se lanzó al agua para llegar a nado hasta la costa. El resto del grupo llegó frente a Hamza y presenciaron la negociación entre los líderes de las dos facciones. Los apocalípticos aportarían sus hombres para retomar la ciudad a cambio de amnistía y paso libre durante un año por el mediterráneo. Sin más opciones, Hamza aceptó el abusivo trato del apocalíptico.     Sólo puso una condición más el apocalíptico, exigió al hombre calvo de los tatuajes. Confundido, Hamza les dijo que había pasado por el buque y les había dejado un regalo. La cronista Mirage.     Interrogándola junto a Meridian, en la sala de calderas, el grupo descubrió sus planes y que el hombre calvo es un Fénix de la bandada de los Pájaros ardientes, llamado Rattle. Pero Meridian pierde el control y ataca a Mirage. Hamza da por finalizado el interrogatorio y no deja que nadie se acerque a la cronista.     Mientras Julius está operando a Müller, 9.10.Dog se ofrece a hacer el trabajo de enfermero para aprovechar la ocasión y aprender algo de medicina de manera experimental. El resto del grupo conocen durante la cena a Calisto y Sabata, las otras dos líderes de la Bandada Negra. Les explicaron los augurios, pesadillas y premoniciones sobre un Fénix calcinando al resto de aves en el cielo. El fin de los apocalípticos. Durante la cena apareció otra vez Angler, había pagado para que le trajeran en barco tras comprobar que Brian había sido trasladado del campamento spitaliano improvisado a Rennes.     A la mañana siguiente les reaprovisionaron de munición y medicamentos y partieron hacia Cour Argent junto a los azotadores y apocalípticos, Hamza, Calisto, Osma (Un chatarrero africano, hermanastro de Hamza) que llevaba siempre sujeta a Mirage (como rehén).     Se separaron para rodear la conza del hospital. Junto al grupo fueron Calisto,Osma, Mirage, varios apocalípticos y chatarreros africanos. Pero al girar un callejón los vio un chatarrero europeo que salió corriendo. Fue abatido a base de disparos, lo que atrajo a un grupo de famulantes cercanos. Osma intentaba calmar la situación, al grito de “alto el fuego” pero sin excesivo éxito. La situación se pone tensa, pues ven a dos cronistas rodeados de africanos y Mirage consigue soltarse y sale corriendo mientras grita que la han secuestrado. Randle  y uno de los apocalítcos intentan disparar, Julius consigue parar al juez, pero nadie consigue interrumpir al apocalíptico que dispara a la cronista, pero falla y da a uno de los spitalianos que ante el ataque se lanzan contra las fuerzas africanas que se ponen a disparar pese a los gritos del hermanastro de Hamza. Müller sigue a Mirage corriendo a través de los famulantes. El resto se dispersan para hacerse con Mirage, algunos la desean recuperar viva, otros, matarla, tanto por Dana como por haber incitado a la muerte a esos famulantes y a tantos civiles en esta guerra que ella ha provocado.     La persecución les lleva a un cruce de caminos, donde se encuentra con el grupo de Hamza y un encontronazo con Zoe su grupo armado de la Resistance. Zoe se hace con la cronista, queriendo usarla como garantía mientras los dos grupos se apuntan con sus armas.     Un grupo de apocalípticos, dirigidos por Calisto, rodeó las fuerzas de la Resistance y dispararon, hiriendo a Zoe en el proceso. Se desató otra batalla y la líder frankeña intentó huir hacia el palacio de Hamza llevándose a Mirage. El grupo las persiguió evitando los disparos y las acorralaron cuando la pérdida de sangre debilitó a Zoe que disparó a Julius cuando este la amenazó, por suerte para el spitaliano, falló. Pero otro disparo le da a ella en la mano, procede de Vericón, el alcalde, que apareció por la calle cercana.     Zoe se lanzó, sable en mano, contra Vericón, mientras el grupo persiguió a Mirage dejando todo el combate detrás. Gideon consiguió alcanzarla, derribándola, justo cuando Hamza y los demás llegan, recuperando Osma la custodia de la cronista.     Todos juntos avanzan hasta el palacio de Hamza. Los jardines son un paisaje desolado de muerte y odio. Cadáveres colgaban despellejados de los árboles, miembros, sangre, armas rotas, era la obscenidad de los que luchan por odio y no tienen nada que perder.     En el palacio quedaban los últimos seis supervivientes de la Resistance. Niños de entre 12 y 14 años, Randle, hablándoles en francés, les convenció para que se rindieran y soltaran las armas.     Hamza los invita a acompañarlo a la muralla interior para tener una mejor vista de la ciudad. Mientras hablaban con él, un apocalíptico salió gritando “BOMBA”. Sin tener tiempo a reaccionar una potente explosión se desató bajo tierra, abombando el jardín y desatando una onda expansiva que casi los derribó de la muralla.     Según consiguieron ponerse en pie escucharon el disparo de un francotirador que acababa con todos los que habían sobrevivido a la explosión. Lo localizan en la torre más alta del palacio. Hamza les dice como llegar sin que pueda dispararles y les da su rifle mientras él se marcha a buscar a su familia.     Siguieron todos el camino que les había señalado y al pasar junto al templo de los ancestros vieron a Calisto en el suelo, estaba dañada y siendo acosada por Rattle. Se prepararon para dispararle, pero se dieron cuenta al apuntarle que les costaba concentrarse, sus tatuajes parecían moverse y sin mirarles siempre estaba bajo algún tipo de cobertura e incluso detrás de Calisto. Mientras Müller mantenía su posición, el resto decidió acercarse en sigilo para luchar contra él y evitar ese extraño efecto. Pero mientras hablaba con Calisto sobre todo el daño que quería causarle a los apocalípticos, llamándola hermana, intentando atraerla a su causa, disparó hacia atrás, sin mirar, acertando a Gideon en el pecho con los perdigones de su recortada de doble cañón. Müller disparó pero, de repente, había una columna en medio, Angler saltó con su bidenhänder pero con un simple toque desvió el arma del anabaptista que perforó una pierna de Gideon. Julius intentó acercarse en sigilo, pero sin éxito, Randle, viendo el nivel marcial de su enemigo decidió ir a ayudar a Calisto. 9.10.Dog cogió una de las granadas cegadoras que consiguió del ultimador y se acercó para explotarla en la cara de Rattle, pero se le resbaló de la mano cuando se estaba acercando y terminó afectando a Julius, Gideon y Angler. Müller viendo el peligro en el que estaban sus compañeros se lanzó a la carga y agarró con la potencia de su arnés pesado al fénix, lo que Randle  aprovechó para dispararle antes de que pudiera moverse. El apocalíptico consiguió soltarse al disparar a bocajarro al hellvético.     Fue el combate más duro que habían tenido, Heisenberg inclusive, pero al final, con mucho sacrificio, Gideon terminó cortando por la mitad al líder de la bandada de los Pájaros Ardientes. Cogió su recortada y su cabeza como trofeo y siguió al resto del grupo a buscar al francotirador.     Sangrando todavía por sus múltiples heridas, continuaron el camino hacia el francontirador, que acabó con la vida de Calisto cuando salió corriendo asustada. Subió Müller el primero, esperando encontrarse a Baptiste en la parte superior de la torre, pero en su lugar había otro apocalíptico, que ya había colgado el fusil y estaba sentado mientras fumaba un cigarro. Portaba unas extrañas gafas y se reía de manera desquiciada. Sin decir una palabra más, saltó por el balcón de la torre, suicidándose.     Desde el balcón pudieron ver a Baptiste, tenía sujeto, encadenado y apuntaba con una pistola a otro africano mientras hablaba con unos desesperados Hamza y Osma. Müller cogió el fusil del francotirador, respiró hondo, apuntó y disparó a la frente del desertor hellvético.     Una luz empezó a brillar en el arma del francotirador, una muy mala señal, Müller dejó caer el fusil al vacío y explotó unos segundos después, casi pillando a Julius que se había acercado a coger las gafas del francotirador.     Desde el balcón pudieron ver como Osma, con cara de terror, cogió a Hamza y lo separó del otro africano, lo arrastró hasta una cobertura y como el cuerpo de Baptiste se incendiaba, calcinando el cuerpo del que tenía encadenado. A la vez empezaron a producirse explosiones e incendios por todo Toulon, ningún barrio parecía estar a salvo. La muerte de Baptiste provocó otra ola de terror y destrucción en la ciudad portuaria.     Fueron a reunirse con Hamza y Osma. Se estaban esforzando mucho en no matar a Mirage que seguía riéndose. Los africanos lloraban por su ciudad, su gente y por su hermastro al que acababan de ver morir calcinado junto a Baptiste.     Pero escucharon otro disparo y la sangre fluyó del pecho de Mirage, varios disparos más y uno terminó perforando su cráneo. Localizaron al tirador, era Dana, a la que vieron saltar por un lado de la muralla.     Hamza, agotado y derrotado, les pidió que le dejaran a él y a Osma a solas. Respetando su deseo volvieron a Terres Putein, a Le Cirque. No quedaba nada de la chatarra que habían conseguido, pero encontraron un artefacto que les ayudó a rastrear la señal del disco de Jehamed. Pero eso era algo que harían al día siguiente, ese día necesitaban descansar.     Durante la cena, Angler enseñó la tabla que había conseguido en la góndola. Era un libro con un refuerzo de seguridad pre-escatón. Müller y 9.10.Dog, llevados por la pasión de los artefactos, se pasaron toda la noche para desbloquearlo y descifrarlo. Era un registro con códigos y coordenadas de almacenes de la UEO. Incluido el que estaba en el barranco de Saint Chenil.     A la mañana siguiente siguieron la señal del disco de Jehamed, señalaba en dirección Sur, hacia Saint Chenil, así que aprovecharían para estudiar las dos cosas.     Siguiendo la señal llegaron a la costa. Donde encontraron a Adonai, el jehamedano, siendo apaleado por varios pescadores por estar enterrando a varios chatarreros arrastrados a la costa.     Los pescadores se dispersaron en cuanto vieron al armado grupo y Adonai les pidió que les dejaran marchar, no quería más sangre. Demasiada había sido derramada ya, no debían perderse más vidas.     Müller, Gideon, Julius y Randle  ayudaron a cavar más tumbas y enterrar cuerpos mientras Angler mascullaba enfadado contra el jehamedano y 9.10.Dog daba vueltas alrededor de Adonai siguiendo la señal del disco de Jehamed.     Cuando les preguntó por el extraño comportamiento del cronista, le explicaron que tenían un disco de su dios, él les regaló una estrella que tenía, con el mismo tipo de grabados, pero se negó a escucharlo, argumentando que tenía el presentimiento de que nada bueno iba a obtenerse de ese artefacto.     Antes de irse, Julius le hizo una muy generosa donación de dinero y Randle  de casi una decena de dosis de Ex. Emocionado y agradecido, se marchó.     Cuando se aseguraron de que nadie podía escucharles, enchufaron las piezas del artefacto, aunque quedaba claro que faltaba una última por enganchar. Lo conectaron a la radio de Randle  y escucharon la segunda grabación.     Cuando terminó la misma se produjo una corta e ininteligible, pero poderosa señal. Durante unos segundos es reproducida en todas las radios y receptores de la ciudad. Después, solamente en el rastreador. Señalaba al noroeste.     Una vez discutido lo que podía significar el contenido de la grabación, continuaron hacia la entrada blindada de Saint Chenil. Müller introduce el código y la puerta se abre sin problemas. Era un almacén subterráneo, pero estaba totalmente vacío y sólo encuentras huellas de niños.     Sorprendidos por esto, decidieron ir al orfanato a investigarlo. Les sorprendió el nivel de pulcritud del mismo, más propio de los cuarteles hellvéticos o spitalianos que de un orfanato. Los moluscos de los desplegadores de los spitalianos palpitaban, siguieron el rastro y encontraron un sótano por el que bajaron ellos primero. Dentro estaba Wachsman que se lanzó al ataque contra Julius hiriéndole de gravedad, pero Gideon consiguió cortarle la cabeza con las cuchillas del desplegador.     Angler enfureció, pues estaba todo lleno de criaturas del demiurgo, especímenes abiertos, muertos, en tarros, colgados, en mesas. Notas por todas partes. En una jaula, en cambio, encontraron al huérfano que les hizo de guía el primer día. Tenía de manera clara el estigma de los leperos en el pecho, estaba más allá de toda salvación. Julius, sacrificó al pobre niño. Mientras Angler lo llenaba todo de aceite para quemarlo, Gideon recuperó las notas de la investigación y la espada del preservista.     Encontraron también un cuaderno, en el que estaba registrado el nombre y equipamiento de cada uno de los 300 niños que habían acompañado a Opis, río arriba, camino a Parásito.     No se ven capaces de alcanzarlos, informaron sobre la situación, pero nadie iba a ayudar a esos niños. Una más de las terribles historias que ocurrían en este corrupto mundo.     El grupo se prepara para descansar e ir a su siguiente destino, Aquitania.

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