El más grande sacrificio
General Summary
Luxantes enteros de estudio en la universidad no son suficientes, decenas de grimorios memorizados e interiorizados y en ninguno un indicio de cómo sobrevivir ante un mal semejante, cientos de pergaminos conseguidos en una larga vida como mago ahora son simples papiros humeantes sin sentido, nada de eso es suficiente ante los cambios que sufren nuestros tiempos, ¿acaso los helkadinos predijeron en sus días tal calamidad?, ¿o acaso fue algo parecido lo que aniquiló de la faz de Eiláar su civilización?, ¿qué pueden hacer los mortales ante los cambios del zeclón, si ni siquiera los “inmortales” dioses son dueños de tan poderosa fuerza? Al final todos somos iguales, siervos bajo el yugo de una realidad transmutable.
¿Cuántos planos de existencia pueden existir?, ¿cuántos posibles destinos desconocidos pueden existir? Todos llenos de peligros y misterios. Eran las preguntas que se hacían los magos del grupo, la magia para llegar no sería un problema, pero el tiempo apremiaba, la última vez que uno de sus compañeros había caído en un plano al azar, el pobre desgraciado se vio obligado a enfrentar probablemente a la diosa más extraña, desconocida y tal vez una de las más (si no es la más) temida: Ivasha.
Como en aquella ocasión, el discernir ubicación sería el primer paso para localizar a los miembros del grupo y luego, pedirles a todos los dioses que el material necesario para viajar fuera de fácil acceso. El grupo sabía que debía prestarle atención primordial a Rogelio, con su magia druídica no podría volver al plano material, o no de una manera conocida para los magos. por el lado del clérigo, la magia divina que le concede Arrenjel le hacía posible el desplazarse entre los planos, pero muy seguramente este tendría que esperar hasta la nueva oración para poder pedírselo a su dios, un tiempo que el grupo no podía permitirse pues el desconocimiento de los planos es lo que los hace tan letales. Neur no era un problema para el grupo, si la naturaleza del plano no lo había matado instantáneamente, este podría volver con facilidad al plano material, todos sabían que los githzerai poseen la habilidad innata de viajar entre planos, por lo que gastar recursos en este último era innecesario.
Kutrhuel que aún tenía el cambiar de forma activo, lo que le ayudaría a ubicar a sus compañeros transformado en un misterio elemental, pero antes de comenzar, este recibió un mensaje menor de Neur, que ya estaba en el plano material cerca a las costas de Abjanel esperando a ser recogido por sus compañeros que rápidamente acudieron a su llamado.
Ahora con una preocupación menos, el maestro conjurador realizó las correspondientes adivinaciones, lanzando como resultado lo siguiente: Rogelio y Zayanel se encontraban en el plano elemental del viento, por el otro lado, pedro; el familiar de rogelio se encontraba en el plano elemental del fuego, al parecer el azar los había bendecido una vez más, pues Neur era una persona nativa del plano del viento, y el anillo de comandar elementales de fuego de Kutrhuel bastaría para realizar la excursión a este lugar.
El grupo primero iría al plano elemental del viento, por indicaciones de Neur, todos se amarraron con cuerdas, pues la movilidad en este plano era el principal problema para alguien que no es nativo de este lugar. Todo estaba planeado, pero nada estaba asegurado, la magia, había estado fallando desde la aparición de esa luz roja en los cielos que aún persistía, al principio comenzó como un fallo esporádico en un conjuro, ahora era constante, todas las escuelas, todos los hechizos tienen una probabilidad de fallar; si no hubiese sido por las habilidades del cambiar de forma, esta excursión hubiese requerido el doble, o tal vez el triple de recursos y tiempo.
Kutrhuel comenzó lanzando varios recados con la esperanza de que alguno funcionara alertando sobre un lanzamiento de un escudriñamiento mayor para poder localizar la ubicación exacta de cada uno de los miembros, cuando el recado tuvo respuesta, comenzaron los lanzamientos del escudriñar que para suerte funcionó en el primer lanzamiento; para algunos la imagen pudo haber sido cómica, Záyanel y rogelio agarrados de la mano cayendo hacia el vacío del plano del viento, pero para alguien como Neur, era algo más que preocupante; si la pareja ganaba velocidad, hasta la piedra más pequeña que se les cruce en el camino los golpearía con una fuerza letal.
Un desplazamiento mayor bastó para llevar al trío al encuentro de sus compañeros, al llegar, Neur se abalanzó sobre ellos que rápidamente fueron alcanzados por el githzerai que tenía más experiencia moviéndose en este lugar que cualquiera. Uniéndolos al dúo de magos, que usando nuevamente el escudriñar, pero ahora sobre el familiar de Rogelio, partieron hacia el plano elemental del fuego.
Un más que placentero paisaje, baños termales, rocas calientes, un ambiente cálido, así lo vería cualquier seguidor pirómano de Zechi, pero la gente cuerda no es muy fanática de las cosas que queman. El pobre raptor intentaba evitar a toda costa los charcos de lava viva que lo rodeaban, su cerebro era pequeño, pero no tan pequeño como los seguidores de Zechi. El grupo tampoco quiso demorarse mucho en este lugar, Rogelio tomó a su mascota como acostumbraba: a los puños, y el grupo ahora reunido se retiró nuevamente al plano material.
Primón 9 del 2 CH ép 9
De vuelta en el plano material, mucho más letal y peligroso que los que acababan de visitar, los aventureros se disponían a descansar de su combate con la montura, Abjanel no era un lugar seguro y Logos estaba completamente desolado por la enfermedad, solo quedaba un lugar medianamente seguro: Meikos, pero esta historia no terminara aquí para nuestros aventureros, aun había algo más por hacer.
Primón 18 del 2 CH ép 9
Luego de varios ciclos de descanso en Meikos y esperando noticias de Karan, el grupo retomó su plan para erradicar la perversión, tras de múltiples conjeturas y averiguaciones sobre alguna manera viable de curar a los enfermos.
Záyanel, quien no tuvo mucha participación en el combate contra la montura, pero que había sido una pieza fundamental para encontrarla estaba por hacer una confesión que significaba el fin de la Perversión Cetrina.
La montura estaba muerta, incluso si los paladines lograban destruir al jinete, el daño ya estaba hecho, la enfermedad después de estar contagiada en un lugar solo necesita de alguien que la respire para seguir propagándose, el origen estaba casi erradicado, pero de nada serviría esto si no se encontraba la cura.
Mientras Záyanel estuvo en las fauces de la montura, recibió una visión, el estado catatónico en el que entró al ser apresado por ésta, era bastante raro para un combatiente de semejante nivel, era lógico que sus convulsiones no eran provenientes de una fuente de temor, algo más había actuado en el clérigo en ese momento, algo de procedencia divina.
Un sacrificio tenía que hacerse para curar la enfermedad, ¿de qué naturaleza? nadie lo sabía, pero no estaba de más experimentar. la primera propuesta: zeclón. Lo urgente era reunir a un grupo de personas que estaban inconscientes y mostraban avanzados signos de la enfermedad, para no dejar dudas, se hicieron dos grupos, uno conformado por Záyanel y Neur y otro conformado por Teslas, Kutrhuel y Rogelio. Cuando los enfermos estaban reunidos, Neur y Teslas descargaron todos sus niveles de zeclón cerca a los moribundos, pero no dio ningún resultado.
La segunda propuesta: sangre. sacando uno de sus cuchillos, Neur hizo un profundo corte en una de sus manos esperando la reacción de las personas, algunos comenzaron a moverse, a toser, mostrando signos de vida, pero no era suficiente.
Debe haber algo más.- dijo Záyanel que acompañaba al asesino.
Sólo hay un sacrificio más grande que este.- dijo el githzerai con una mirada de severidad al clérigo, -la vida.
Una sonrisa se dibujó en el rostro del clérigo, que le ordenó a Neur que fuera a buscar a los demás, en medio del camino un aullido de dolor retumbó en toda la ciudadela, el muy maldito lo había hecho. Neur corrió de vuelta como nunca lo había hecho en busca del clérigo, que se encontraba arrodillado entre todos los enfermos. Dos dagas perforaban su cuerpo a la altura del pecho, su espadón que había sido testigo de sus batallas, perforaba su estómago, traspasando de lado a lado su cuerpo. Mirando al githzerai, retorció el cinturón que perforaba su vientre y lo arranco en un aullido de dolor para luego entregárselo con su último aliento “no importa quién es nuestro dios, si él gana, perdemos todos”. Fueron las últimas palabras de aquel Clérigo del dios de la destrucción que dio su vida por todas las razas de Eiláar.
La escena era más que conmovedora, la vida de un guerrero, de un servidor de los dioses, arrancada de la manera más noble de este mundo, un sacrificio digno de leyenda que jamás será olvidado, el tiempo no podrá manchar la marca de heroísmo que esto implicaba.
Alguien tosió entre los cuerpos, los quejidos comenzaron a invadir la escena, los lamentos inundaron el callejón tan rápido como la sangre que derramaba el cuerpo del clérigo, aquellos que hace un momento estaban postrados en el suelo hirviendo en fiebre, comenzaron a levantarse, los demás miembros del grupo alarmados por el grito desgarrador de Záyanel, no demoraron en arribar al lugar, y comenzar a auxiliar a todos los enfermos que lentamente se iban curando de la enfermedad. El sacrificio no había sido en vano.
Nota: Honrando este sacrificio, se crearon luego los monolitos carmesí.
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