Un gran final
General Summary
Lastimosamente Pentamón no inicio de la mejor manera para algunos de nosotros, la muerte del niño afligía a So que se culpaba de esta tragedia, según ella no hizo todo lo que estaba en sus manos para salvar al pequeño, siendo sinceros no pienso que la culpa de su muerte recaiga sobre alguno de nosotros, tal vez en un futuro no muy lejano podamos hacer algo más por él.
Desgraciadamente en ese momento no pude encontrar al señor Nefereth ni al señor Kutrhuel, no tenía idea de donde se habían metido pero tenía que encontrar la manera de informar a Nefereth de lo sucedido. Sin nada que hacer, dedique mi tiempo libre en divertirme un poco con la gente de la taberna, un par de rondas de cerveza y una ronda del exquisito tumbaorcos bastó para tener a casi una docena de marineros inconscientes y vomitados en el suelo del lugar, luego de hablar un poco con el tabernero decidí salir en una caminata nocturna a nada más y nada menos que el peor lugar de todo el muelle: el sur.
Al parecer a esta gente no le gusta que otra gente esté husmeando en su territorio, ¿Por qué lo digo?, muy simple, iba feliz de la vida, tranquilo caminando, escuchando el hermoso oleaje del mar, cuando de repente un dardo sale disparado en mi dirección, por suerte pude esquivarlo, y como la curiosidad mato al Lenauro, fui a inspeccionar el lugar de donde provino el disparo, lastimosamente, no pude ver nada, y cuando asome mi ojo por un pequeño agujero que había en la pared, un hermoso dardo envenenado perforo mi pupila, no tuve más remedio que correr en busca de ayuda, tal vez tengan la razón para haberme atacado, no tenía que estar haciendo nada en un lugar como esos, pero lo hecho, hecho esta, así que llegue a la taberna en búsqueda de la señorita So, que acepto en ayudarme, luego de quitarme el dardo y curar la herida, comenzó a orar para tener acceso a uno de sus conjuros de clériga, para más tarde neutralizar el veneno que corría por mis venas, como muestra de mi agradecimiento le obsequie un vino que según el tabernero era “súper especial” y luego, la seguidora de Zechi procedió a continuar con su descanso, pero no sin antes dejarme muy en claro que no le agradaba para nada, incluso me lanzó un par de amenazas que incluían a su esposo Dante, la verdad no tengo la más mínima idea de que le he hecho yo a esa mujer para que me dijese eso, o tal vez…, bueno, ese no es el punto, el punto es que el veneno que tenía el dardo logro afectarme, tal vez deba agradecerle a la sombra que esta sustancia haya sido debilitada, o tal vez no estuviese contando esta historia.
Al día siguiente, y algo desalentado, acompañé a Dante a la ciudad, por obvias razones íbamos al templo de Zechi, el paladín estuvo hablando con una extraña lagartija gigante, parecía un kobold con esteroides, pero, ¿Quién soy yo para juzgarlo?, al parecer estuvieron hablando sobre un asunto con respecto a un avatar de Zechi, vaya yo a saber de esas cosas. Mientras Dante hablaba con esa cosa que para ser sinceros, no me miró con cara de querer ser mi amigo, otra persona del templo me llevó adentro a recibir una muy calurosa (literal) charla de aproximadamente unas tres horas sobre nada más y nada menos que la renovadora Zechi, por lo menos dieron refrigerio.
Después de terminar con unas compras a las afueras del templo, partimos en el caballo del señor Dante hacia la taberna, en donde nos estaría esperando el señor Kutrhuel, al parecer él y el vagabundo se fueron de viaje hacia Filnar, visitando lugares como Iridal, Meikos y Logos, con intenciones que desconozco.
Luego de un rato de hacer absolutamente nada, luego de que el señor Kutrhuel hiciera un par de negocios en la ciudad, y de que Dante se preguntara infinidad de veces ¿Dónde carajos estaba So?, Saadana, la “hermosa” mujer con la que me había topado el otro día, entró a la taberna en búsqueda del señor Kutrhuel, al parecer tenían negocios que hacer.
Paso un buen rato desde que la pareja subió a la habitación supuestamente a “dialogar”, luego la señorita Saadana bajo las escaleras y nos dijo al vagabundo y a mí, al parecer había un trabajo que teníamos que hacer.
La señorita Saadana nos comentó que tenía cuatro hijos, dos de ellos estaban en su poder pero los otros dos estaban en manos de su ex esposo, el cual no los quería liberar, no siendo suficiente esto los trataba como animales y los obligaba a trabajar con el único fin de conseguir algo de cobre para poderse emborrachar. Esa era la misión, rescatar a los dos pequeños de las manos de su abusivo padre, por lo que pude deducir, esta misión era un tipo de prerrequisito para el negocio que estaba llevando a cabo el señor Kutrhuel con la señorita Saadana, pero poco me importaba esto. El vagabundo y yo esperamos a que el sol se ocultara para realizar esta tarea.
Llegada la hora emprendimos la marcha hacia el sur del muelle, lugar donde vivía el ex esposo de Saadana. Luego de buscar y preguntar en el abandonado lugar, dimos con el nombre y la ubicación de su casa, el medio pirata le llamaban y su “hogar” no se encontraba muy lejos. Cuando llegamos al lugar una joven con un bebe en brazos no abrió la puerta, se veía bastante asustada, pero amablemente nos dijo que lo que según ella era su patrón se encontraba en uno de los astilleros de la zona.
Al llegar al mencionado astillero nos fue fácil encontrar al sujeto, además nos dimos cuenta de él porque le llamaban el medio pirata, le faltaba la mitad de todo, una sola pierna, un solo ojo, una sola mano, una dura vida de marinero le quito gran parte de su existencia y de su vitalidad, pero no era uno de esos hombre que influyen pesar en los demás, al contrario era todo un bastardo. Casi que predeciblemente lo encontramos sentado acompañado de licor y otros compañeros del lugar, al principio intentamos negociar con él ofreciéndole dos piezas de oro, pero no era tonto, según él, tal vez su hijo podría valerlo, pero su hija no, llegando a referirse a ella como una mina de oro. Nos vimos obligados a subir la apuesta y esta vez le plantearíamos una oferta que no podría rechazar, mil monedas de oro fue lo que ofrecimos. Anonadado por el negocio que estaba por hacer, corrió acompañado de alguien más a traer a sus hijos, al llegar traía consigo a un joven bastante magullado de tanto trabajar y traía muy forzosamente a la joven que antes nos había recibido en su casa. Pero el vagabundo y yo nos encontramos con un problema, no teníamos el dinero, por lo que nos vimos obligados a atacar. Yo lancé el primer disparo que fácilmente eliminó al hombre que traía a la niña, desgraciadamente, el maldito arco tenía que hacer un ruido que hasta el mismísimo Rugenko pudo escuchar, el medio pirata rápidamente reacciono y puso un cuchillo en el cuello de la niña, me vi obligado a soltar las armas y entregar el dinero, pero mientras yo hacía eso, el vagabundo se puso su capa de invisibilidad y se desplazó con su camisa de rayo sin ser visto para luego darle el golpe final al bastardo del medio pirata.
Mientras el vagabundo huía con los dos jóvenes, yo me encargaba de recuperar mis objetos, me vi forzado a disparar un par de veces, pero los malditos lanzaron mi oro al agua, por suerte lo pude recuperar y emprender mi huida hacia la taberna. En la mitad del camino recibo un mensaje del vagabundo, él bebe de la hija de Saadana se había quedado, por lo que tuve que volver al sur y recuperar al bebe, no fue una tarea difícil, y rápidamente volví a la taberna en donde me reuní con los demás, al parecer iremos a otra ciudad, así mejor, en este lugar ya he tenido suficientes problemas.
Por cierto, del señor Arpad no se ha sabido nada últimamente, y al parecer a So se la trago la tierra, quien sabe dónde se habrá metido.
Fecha del informe
12 Mar 2016
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