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Eider

Eider Etxeandia (a.k.a. La Mari)

Durante siglos las brujas vascas, las sorgiñak, han estado esperando que su reina divina: la Mari, la Señora de Todo, la diosa terrenal y primigenia de los vascos, tomara forma entre los mortales como dicen que hizo el Nazareno y mucho antes ya han hecho tantos otros dioses: Nacer como humanos. Esta es la historia de Eider (el Hermoso o la Hermosa) el que, nacido hombre, descubrió, en una fatídica noche, ser la encarnación de la Reina de la Tierra.

Physical Description

Condición física general

Su presencia física es simplemente impresionante, tanto como hombre como mujer. Elevada estatura, andares decididos que trasmiten una solidez y fortaleza que no es de este mundo pero que mantienen una extraña gracilidad y ritmo, sensuales y sexuales, felinos, extremadamente masculinos o femeninos nunca toscos ni remilgados, simplemente majestuosos y elegantes.

Características corporales

Eider varón: Espalda como un armario ropero, brazos como jamones, hombros como melones. Estatura imponente. Andares masculinos y decididos, llenos de fuerza y vigor pero sin caer en la tosquedad.  Eider hembra: Más baja, y sensiblemente menos fuerte pero físicamente aún poderosa y dotada de una extrema agilidad que no denota ni una pizca de debilidad.    Mis formas masculinas y femeninas destilan pura sexualidad. Como hombre soy la virilidad encarnada, que hace que los propios hombres se sientan tentados hacia mí. Como mujer son la femineidad mayestática, aquella ante la que todo macho anhela postrarse y servir.

Rasgos faciales

Unos vibrantes ojos verdes y una sonrisa canalla que te fornican y te preñan con solo clavarse en la persona.

Rasgos identificativos

Mi pelo rojo como el magma es particularmente notorio y difícil de ocultar, incluso con magia.

Habilidades especiales

Mi magnetismo sexual es la Marca de Favor de la Mari. Puede que sea el rojo de mi cabello, o el verde de mis ojos, vibrante como musgo recién llovido iluminado por la luz de la mañana, o mi sonrisa tan radiante como ese mismo sol y prometedora de las mejores noches.

Mental characteristics

Historia personal

Cuando solo era Eider Etxeandia

Una infancia especial, pero no demasiado
Desde niño fui alguien especial, aunque tampoco se puede decir que pareciera mi destino marcado como lo estaba. Nací en uno de esos pueblos grandes, industriales, de Guipúzcoa. Mi ama se llamaba Maider y nunca conocí a mi aita, aunque todos suponían que heredé de él su complexión y constitución. Y es que si mis compañeros eran chicarrones del norte, yo lo era aún más que todos ellos juntos. Mi estatura sobrepasaba con creces la media y ya de niño tenía unos hombros y manos con los que arreaba hostias como panes. Si a eso le añadimos mi cabellera pelirroja, digamos que me era imposible pasar desapercibido. Por lo demás, era un chico del montón, ni listo ni tonto -más tonto que listo, y realmente se notaba que lo mío eran los deportes. Así que de retaco ya me apunté a un gimnasio y acabé haciendo aikido. Pues, de campeonato en campeonato, llegué a ser varias veces campeón juvenil de Guipúzcoa, así que el gimnasio era mi vida y a lo que pensaba dedicarme, el gimnasio y la montaña.   Porque cada vez que tenía un rato libre, me escapaba al monte, a perderme en la fragosidad de la montaña de mi tierra. Solo o con mis amigos. Allí aprendí lo necesario no solo para no perderme en los laberintos de árboles y barrancos, sino a poder valerme por mi mismo en el bosque y desaparecer durante días. Siempre supe que había algo especial en mí. Admiraba en lo más profundo a las criaturas mágicas del folklore euskadún, y si con alguno me identificaba en realidad era con el Basajaun... Pero resultó que no, en realidad yo era la Mari.   Y como la Mari, he tenido el sentido innato de defender a los oprimidos de la injusticia, y de vengarles, nivelando la balanza para que el miedo cambie de bando. Por eso, rápidamente entré en círculos abertzales -lo cual tampoco es difícil para un muchacho de clase obrera en el País Vasco profundo. Pronto me vi participando en pequeños actos de kale borroka y poco más, porque pronto ETA abandonó las armas y se estableció el modo pacífico para la liberación de Euskal Herría. Así se formó el vínculo con los que fueron mis primeros amigos, y mi primer y único amor, el noble y malogrado Unai.  

El Despertar

En la Cueva de Amboto
 
Así fue como una vez, estando con mis amigos de excursión en Durango, bebiendo en una Herrikotaberna,después de varias pintas de cerveza, uno de Bilbo que había venido con otro colega y al que no conocía de nada- soltó:
  • ¿A qué no hay cojones a subir esta noche al Amboto?"
  • ¡Anda que no!, -le respondí yo pues nunca me he echado atrás en ningún desafío, y un Bilbotarra de ciudad que no se entera de nada, no me va a achantar.
  • ¿Y a meterse en la Cueva de la Mari tienes cojones?
  • ¡Venga!
  •   Nos llamaron locos, pero allá que fuimos esa misma noche. La Luna Llena, guía de los muertos, iluminaba premonitoria nuestra ascensión y dejamos pronto atrás el santuario de Urkiola, donde habíamos aparcado los coches. Allí comenzamos la excursión. Era una noche despejada de verano y la claridad nos permitió ver la senda marcada sin problema alguno. Ascendimos rápidos, yo siempre a la cabeza, porque para cabezón yo, el monte es lo mío y pocos tienen mejor forma física que yo. Sin embargo, a pesar de la claridad de la noche, la cumbre de Amboto estaba embotada por una extraña corona de nubes. Eso solo podía decir una cosa: la Mari estaba allí.   Llegamos a la cumbre. El bilbotarra estaba que echaba el hígado y yo tan fresco, le sonreía con desdén, tentándole a echarse atrás. Debió hacerme caso. Serpenteamos por la senda que asciende a la cumbre del Amboto y por el desvío que lleva a la gran gruta. Eramos siete, pero solo tres nos atrevimos a acercarnos hasta la boca de la cueva. El de Bilbo, mi colega Unai y yo mismo. El bilbotarra se mofó de ellos, llamándoles catetos y supersticiosos. Ellos, que eran de Durango, le dijeron que no tenía idea de nada y no sabía dónde nos estaba metiendo, que los cuentos de viejas tienen más verdad de lo que en Bilbo piensan... Cuánta razón tenían.   Nos plantamos frente a la entra de la cueva y l tontolhaba de Bilbo nada más se asoma a la gruta, se puso a gritos y a tirar piedras.  
  • No nos vaya a salir un oso o algo, lo vi hacer en los Picos de Europa...
  • Pero qué dices, tontolhaba que aquí no hay osos desde antes de Franco. ¡No se tira piedras a las cuevas!
  • ¡Anda, lo que faltaba, hostia! ¿Qué es una superstición de cateto de esas, o qué? Anda ya. -y el idiota va y lanza dos pedradas más contra la pared de roca. - Bueno, entramos ya o qué, ¿no te habrás acojonado ahora? Tan machito que te hacías subiendo...
  • El Monte Amboto
     
    Paso que da acceso a la subida hacia la Cueva
     
    Camino de acceso a la Cueva por el acantilado
     
    La Cueva de Amboto
          No me hicieron falta palabras para responderle sino hechos. Y puse los pies atravesando el siniestro arco perfectamente labrado en la roca del umbral, y el de Bilbo me siguió. Pero Unai se quedó inmóvil, como si no pudiera avanzar, pasmado por algo que no llegamos a ver pero que parece que él sí, y le dejó mudo. Yo también estaba acojonado, lo confieso, pero tiré para adelante por no ser menos que el de Bilbo, y entonces fue cuando tembló la tierra. Empezaron a desprenderse cascotes del techo de la cueva, pero no pudimos escapar, ya que alguno me debió dar en la cabeza y perdería el conocimiento poco después. Solo atisbé a ver cómo se abría una grieta en el suelo y por donde cayó el condenado bilbotarra, y dicen que yo también...   Según parece estuvieron buscándonos durante días. Unai quedó mudo desde entonces y lo que garabateaba a la Ertzaintza nadie se lo creía. Que si una figura luminosa, que si un terremoto, que si un desprendimiento de rocas, grietas abriéndose en el suelo y gente desapareciendo engullida por la roca. Dijeron que todo era producto de los porros o del alcohol o vete tú a saber lo que se mete la juventud esta. La Ertzaintza no encontró señales nuestras, ni desperfectos fuera de lo común, ni se registró ningún terremoto en la zona esos días. Solo la profundidad de la cueva, que parece que exploraron a fondo sin que encontraran nada. Al final, dieron la búsqueda por terminada y a nosotros por desaparecidos. Aunque nadie recuerda nada de aquel tipo de Bilbo. En realidad nadie le conocía, pero hay quien dijo que se llamaba Etsai...  
    Al noveno día
    Pero al noveno día, yo desperté. En la misma cueva. No recordaba mucho más desde el momento del temblor, el derrumbe y el suelo abriéndose bajo nuestros pies. Más adelante vendrían, en sueños, retazos de lo vivido. Pero la primera sorpresa fue comprobar lo que me había sucedido.   No fue una sorpresa desagradable. En absoluto. Pero no todos los días se despierta uno del género opuesto, así sin avisar y sin saber nada al respecto. Estaba desnuda y aunque hacía una fresca mañana de primavera, mi cuerpo no sentía frío, ni calor. Es como si yo fuera la montaña, la misma tierra, y el aire alrededor parecía acariciarme sin afectarme. Palpé y observé mi cuerpo, mis nuevas formas voluptuosas. Era como si me reencontrara con un viejo amigo, una agradable sorpresa, pero no un revulsivo. Vamos, yo tengo que confesar muchas cosas aquí y ahora: Siempre, en mi interior, me había sentido mujer, y había sentido como una mujer; pero sin dejar de ser hombre. Vamos que siempre me he sentido las dos cosas a la vez y ninguna. Siempre he caminado entre los dos mundos. Siempre he estado en el filo.   Y doy gracias a que en mi lengua no existen ni el masculino ni el femenino -hay un género para las cosas animadas y otro para las inanimadas, pero ninguna categoría gramatical que diferencie a dos seres de la misma especie por su aparto reproductor, porque todos sabemos que somos hijos de la tierra y hay más en sus caprichos de lo que somos capaces de entender. Y doy gracias a que mi nombre tampoco tuviera género, porque así siempre sabré que puedo ser las dos cosas a la vez: Varón o mujer. Varón y mujer, sin dejar de ser yo mismo.  

    El Despertado

     
    Hijo mío, yo sabía que había algo especial en ti. Siempre lo supe. Siempre he sabido que de una forma o de otra, vendría ella a mí a través de ti.
      Eso fue lo que me dijo mi amá cuando me vió, y así me reveló entones que era una iniciada en los misterios de la Vieja Religión, una de las últimas sorgiñas de Euskal Herría.   "Entre nosotras, circulaba la creencia que unos creían que era leyenda y otros mero rumor, que algún día vendría la Mari, a limpiar el mundo de tanta afrenta a la tierra y tanta injusticia. Sabíamos que de una forma u otra, nacería una Sorgiña que no estaría atada al ciclo de las Tres Edades, no sería ni madre, ni hija ni nieta. Pero no esperábamos que naciera varón. Porque siempre hemos despreciado la magia de los hombres, condenada a la impureza y el vicio que mancilla la fertilidad de la Tierra. Aquellos varones que nacían con la Gracia entre nosotras solían acabar como aprendices de brujos y magos forasteros, como Mikelatz, el hijo de Mari, que aprendió del propio Etsai, el Diablo. Por eso, solo las hembras tenemos el honor de mantener los sagrados misterios de la Madre Llur y de dirigir el culto a la Señora."   "Así que ignorábamos cómo vendría a nacer la Mari a nuestro mundo. Pero sabíamos que sería carne de su carne, porque sería ella, y que ella lo incubaría en mujer, en sorgiña. Así viniste tú, que eres varón, pero eres ella, porque en varón te trasformaste para preñarme, y eres hembra porque madre de todo eres. Y aquí has llegado para restablecer la justicia en nuestro mundo y devolver la ley de la verdad, la ley de la madre: la única que es digna de ser obedecida."  
    La Madre Sorgiña
    Mi amá me había mantenido ajeno a todo aquello. Quizá porque ni ella misma había estado tan segura de mi destino como ahora. Quizá porque había tenido sus propias dudas, y cometido sus propios errores. Había pertenecido al Último Akelarre. Y había sobrevivido todo aquel tiempo, apartada de sus compañeras. En el Último Akelarre celebrado en el Prado Primigenio, dicen que un hermoso hombre pelirrojo se apareció y copuló con todas y todos los celebrantes. Varias quedaron preñadas, más fueron partos complicados. Algunas perdieron los niños en abortos espontáneos. Otras murieron al dar a luz fetos muertos. Solo mi madre se salvó y me tuvo a mí.   Mi madre se alejó del culto. Ya no supo si había otras que sobrevivieron entre las sorgiñas auténticas, aquellas no entregadas a los poderes de Etsai ni que vanalmente habían intentado recuperar los viejos ritos, pero sin ningún trasfondo ni conocimiento, pura magia pop: Niñas new age que mezclaban la wicca con lo poco que sabían del folklore vasco, resultando en una versión edulcorada de la vieja religión plagada de tópicos y preconcepciones globablizadas. Lo sé bien, porque entre mis seguidores hay algunas de estas brujitas buenas, a las que yo he abierto la mente y el camino a la verdadera naturaleza de nuestro poder y nuestra magia.  
    La Despedida
    Resultó que mi madre era mucho más vieja de lo que decía. Que mi concepción y nacimiento habían marcado una fase en su vida que terminó con mi Despertar, iniciándose la última y final, la de mi Enseñanza. Cuando esta terminó, mi madre cada vez más ajena a este mundo, decidió adentrarse en el bosque y, partir para unirse al cortejo de las lamias que acompañan a la Mari. Yo sé que ella vive y vivirá por siempre, y ella está y estará cerca de mí, porque está junto a la Dama y la Dama vive en mí.  

    La Acción

      Durante todos aquellos años yo me había distanciado del mundo. Me había olvidado de mis compañeros hasta incluso del bueno de Unai, del que siempre estuve enamorado. Recuperé los contactos con él, pero ya el mundo era muy distinto desde que la Lucha había terminado. Sin embargo, Unai estaba mucho más conectado con la verdad de lo que yo me imaginaba. Tras mi desaparición, Unai -que nunca dudó de lo que había visto aquella noche, a la Dama en persona- investigó y trabó contacto con algunos viejos miembros de la Lucha. No aquellos que habían manchado su sangre y abusado de inocentes para mantener sus privilegios como un vulgar sindicato de mafiosos, sino de los originales, los gudaris que se apartaron de la guerra oficial y libraban otra mucho más profunda y secreta. Nuestros gudaris se enfrentaban al poder corruptor que focalizado en Madrid amenazaba con destruir y acabar con todos, no solo nuestro pueblo. Sabían que el más oscuro y depravado de los cultos anidaba en esa ciudad y tenía implicados en sus actos execrables a las más altas esferas del Estado Español, con la Corona a la cabeza. En aquellos actos innombrables vinculaban y ataban bajo el chantaje y la amenaza a los más altos miembros de las instituciones políticas, económicas y sociales, concediéndoles a cambio, innumerables dones. Era algo que ya conocíamos aquí, dado que muchas sorgiñas y brujos habían acabado adorando a Etsai y no a Akerbelz, en busca de dones mayores y riquezas más envidiadas, pero a cambio este les exigía ofrendas mucho más sustanciosas. Ese viejo Culto Nefando tenía ahora Madrid como su epicentro; por eso, los gudaris luchábamos contra Madrid por cuanto toda la opresión y la corrupción para nuestro pueblo provenía de allí.  
    Los Perros de Aralar
    Así fue como Unai me presentó e introdujo al Comando Aralar. De alguna manera, me estaban esperando. Algunos habían soñado incluso conmigo, y Unai les infundió esperanzas tras saber lo que había sucedido conmigo. Pronto me vi rodeado de un nutrido grupo de gudaris que no solo luchaban junto a mí por Euskal Herría, luchaban por mí. Porque en su devoción y mi irresistible carisma sexual, formé con ellos un vínculo más estrecho, unido carnalmente en los días de celebración en el que nos entregábamos al amor grupal, todos por todos y para todos. En esas intensas ceremonias hemos llevado a cabo los más poderosos de los hechizos, y gracias a ese intenso amor, hemos cabreado mucho a más de un pez gordo.   Y es que el Enemigo cuenta con muchas armas y tiene ojos en todas partes. Se vale de todos los medios y tiene a los servicios represivos del Estado Español a sus pies. Por esa razón estoy fichado y en una específica y exclusiva Lista Negra, la de los Enemigos Públicos. Pero a los míos no les espera la cárcel, ni siquiera un juicio público en un tribunal español. No somos tan afortunados. La nuestra es una lucha secreta y secretas son nuestras muertes; y sumarias. Nuestra guerra oculta contra estos poderes corruptores es antigua y trágica, y aunque podemos anotarnos algunas sonoras victorias frente a ellos, la lucha no siempre fue a nuestro favor y poco a poco la mayoría de mis gudaris han ido cayendo, incluyendo mi amado Unai.   Solo Siete sobreviven y se encargan de los recursos mundanos del Comando. Llevan sus nombres en clave, identificados con diferentes picos o malloas de la larga Sierra de Arlalar.  
    • Arantza Zumarraga (Alborta): especialista en comunicaciones.
    • Iker Arrizabalaga (Guruzteaga): nuestro hacker.
    • Josu García Agirre (Aldaon): el de los explosivos.
    • Jaione Iturmendi (Elkaitz): choferesa.
    • Miren Gorrotxategi (Arturri): de pistola en mano
    • Joseba Larrañaga (Balerdi): también pistolero.
    La elección de Aralar no es casual. Junto a Amboto o Zugarramurdi, es uno de los lugares más vinculados a la Mari, y el mito del Perro de Aralar -un hombre trasformado por un conjuro de la Mari en su siervo: un perro en llamas, está vinculado a este lugar, una montaña inhóspita y apenas poblada (Parque Natural, por supuesto) ubicada entre Guipúzcoa y Navarra, y donde antaño existió uno de los aquelarres de sorgiñak más antiguos. Por esta razón, mis gudaris se hacen llamar a sí mismos: Los Perros de Aralar.
    La Sierra de Aralar y sus picos o malloas

    Gender Identity

    Varón o mujer, siempre me he sentido lo mismo internamente. No solo desde mi violento Despertar, que no hizo sino convertir un sueño en realidad.

    Sexuality

    Como hombre y mujer unidas, no me limito y todo humano sano y hermoso me es atractivo. No obstante, Unai es la única persona que -hasta la fecha- he amado.

    Formación

    Lo que sé, lo he aprenido de mi madre. Así ella me enseñó la viejas y verdaderas vías, los antiguos métodos y técnicas de la más vetusta tradición de brujas del viejo continente: las Sorgiñak. Aprendí a hacer la magia como las Sorgiñas más antiguas conocían, y de mi madre terrenal, ya que de madre a hija han trasmitido siempre sus talentos. Aprendí cómo elaborar las pociones, los emplastos, los ungüentos y los inciensos, con los que puedo echar el mal de ojo, bendecir, transformarme en animal, o incluso ya puedo invocar precariamente el poder del vuelo. Me enseñó los viejos ensalmos en un euskera tan antiguo que apenas yo mismo entendía, y que realmente parecía la lengua de los primeros hombres. Aprendí las danzas y los movimientos que invocan las fuerzas oscuras. Aprendí a aceptar y entender los sueños. Aunque aún no lo he aprendido todo, estoy en el camino de absorber y encarnar la tradición entera y hacerla renacer.   De mi madre aprendí que nuestra magia viene del Infierno mismo antes de ser la morada del Demonio, cuando el Infierno era el paraíso bajo la tierra que pisamos, la cual es solo un pálido reflejo imperfecto del mundo que subyace. Del Infierno proviene todo. En el Infierno viven los dioses. En el Infierno viven los muertos. Del Infierno salen cada día y cada noche, Sol y Luna en su eterna persecución por el cielo, que no es sino el frío techo que cierra todos los mundos como la cáscara de un huevo. Del Infierno viene la Mari y sobre todo el huevo del universo finito y cerrado, reina.

    Ocupación

    En su momento trabajaba como instructor de aikido y monitor de gimnasio, pero todo eso quedó atrás una vez desperté. Ahora dirijo a los Perros de Aralar, un grupo de gudaris dispuestos a dar la vida por salvar a la Madre Tierra amenazada por el capitalismo tecnócrata, patriarcal y racista, y contra la corrupción nefanda que se nutre de la ponzoña que inyecta en el mundo. Hemos dejado atrás la lucha contra los enemigos de la patria vasca porque hemos entendido que nuestra patria es la Tierra y Mari, es la reina de todo y de todos los que moramos bajo su reino.

    Logros y hazañas

    Ha conseguido desenmascarar a los Brujos Nefandos que se ocultan tras la Familia Real española, cuyo poder es omnímodo en la Sombra aunque la Constitución mundana les tenga como figuras simbólicas aparentes. Estas entidades llevan a cabo horrendos rituales y ofrendas sacrílegas en los que involucran y con los que corrompen a los altos miembros de la aristocracía, el poder económico, político, mediático y al propio clero, para que trabajen al unísono en mantener las estructuras monárquicas que sustentan todo este tinglado. A cambio, obtienen un sinfín de ofrendas, pero aún así, la amenaza y el chantaje les mantiene leales hasta la muerte contra toda adversidad.

    Fracasos y humillaciones

    Su mayor fracaso fue una trampa en la que cayó producto de su arrogancia e ímpetu. Subestimó las fuerzas oponentes y esta escaramuza Unai y otros miembros de las Perras de Aralar murieron.

    Traumas

    La muerte de Unai no fue su culpa, pero no deja de atormentarse con ello. Quizá si hubiera menos temerario... Sin duda ello me ha centrado, me ha hecho madrugar. El Eider bravucón e irresponsable se ha visto refrenado, entristecido, y ahora se siente muy responsable de mi culto, no solo porque ya sean pocos, sino porque igual que ellos le aman, están bajo su protección.

    Características intelectuales

    Eider nunca ha sido una lumbrera, la verdad, más bien un fanfarrón tarambana amparado por sus impresionante físico y que ha tenido siempre el éxito asegurado. La protección de la Mari, ahora mucho más manifiesta, es lo que le mantiene vivo después de todas las tonterías que ha llegado a hacer o decir. La muerte de Unai es lo que ha conseguido atemperarle, hacerle más responsable de sus actos y de las consecuencias de estos para los suyos: su culto.

    Moral y filosofía

    1. Siempre digo la verdad. Aunque haga daño, aunque me perjudique.
    2. Nunca abuso de alguien más débil.
    3. Nunca ignoro una injusticia y la hago pagar. Asumo las venganzas de otros como si fueran mías. Y mi venganza es la justicia.
    4. Nunca evito la oportunidad de desafiar al poder establecido y usurpador.

    Tabúes

    Nunca puedo hacer daño a alguien indefenso.

    Personality Characteristics

    Motivaciones

    ¿Por qué quiere la Mari que yo exista en este mundo? Ella no necesita de proyecciones puesto que ya ella misma lo es de la Madre Tierra, y como tal ya encarna y reina en el mundo. Yo he llegado aquí para ser ella caminando entre los mortales, y como ella, estoy aquí para desafiar a los poderes extraños que han corrompido la belleza pristina de nuestro mundo, para castigar a los que dan falsa palabra y abusan de los débiles, aprovechándose de su fuerza injustamente obtenida. Más cobardes que nadie son aquellos que solo son arrogantes con los pequeños pues pequeños se muestran ante los poderosos. Si quieren demostrar su fuerza, me tienen a mí para ponerles a prueba.   De esta manera, por un lado tengo la misión de hacer renacer la Vieja Tradición de las Sorgiñak, que continuará mis obras:
  • Luchar contra la injusticia y la mentira
  • Liberar a los oprimidos y hacerles justicia.
  • Castigar a los opresores, porque todos se intitulan señores, pero no hay más señora que la Señora.
  • No obstante, hay mucho de Eider en mí, o Eider siempre tuvo el carácter de la Mari: orgullosa, desafiante y burlona. Es ese algo de hada, o más bien mucho, que anida en mí. Pero que nadie espere un hadita buena, sino una temible diosa justiciera.

    Destrezas e ineptitudes

    No es bueno mintiendo. De hecho no lo hará nunca.

    Gustos y disgustos

    Eider odia a los mentirosos, a los manipuladores y torticeros. Le gustan las cosas claras y el chocolate espeso. Va siempre de frente y espera que los demás lo hagan.   Igualmente detesta a las personas que humillan, vejan o abusan de aquellos más débiles, o se burlan de aspectos que las personas no han podido elegir.   Eider adora un buen combate, ya sea de insultos sarcásticos o de pelea física. Es un excelente artista marcial y su fortaleza física -y también sus artes mágicas- le garantizan el éxito en casi cada pelea en la que se enzarce.    De igual manera adora y protege a los animales.

    Virtudes y cualidades personales

    Sin duda, la honestidad y el arrojo desinteresado con el que se lanza en la defensa de aquellos menos favorecidos.

    Vicios y defectos

    Bravucón y temerario, puede no contener su lengua cuando debiera, ni evitar un combate en clara desventaja.  También su carácter de macho/hembra alfa puede resultar un poco cansino a quien no lleve bien ser dirigido.

    Rasgos de personalidad

    ¿Cómo conviven el hombre y la mujer en Eider? Nacido de la diosa tomando aspecto masculino, esa dualidad estuvo latente dentro de Eider nacido varón (cis) toda su vida hasta su Despertar, ocurrido con 18 años. A partir de entonces, cada medio año telúrico (1 de mayo, o 1 de noviembre) su forma puede cambiar -o no- a varón o hembra, sin que Eider pueda realmente controlarlo o preverlo.   Su estricto condicionamiento mental hacia la honestidad y contra el fingimiento y la mentira le han creado un tick nervioso. Cada vez que se siente alterado o excitado, siente el ansia irrefrenable de lanzar un irrinchi, el ancestral grito de guerra vasco que practican las mujeres (pero que él puede hacer siendo hombre). De esta manera, no puede ocultar cuando se siente nervioso, y muchas veces delatará su presencia en situaciones en las que el disimulo sean imprescindibles. El es así, va de frente.

    Higiene

    A pesar de su vida apartada en el bosque, cuida su aspecto proligamente. Mantiene siempre su cabello aseado y gusta de bañarse desnudo mostrando la gloria de su cuerpo masculino o femenino en aguas salvajes. No le gustan los jabones artificiales y prefiere asearse con barro, ceniza y perfumarse de manera natural con hojas aromáticas. Quizá esté en esto la base de su magnetismo sexual: un olor corporal poderoso pero agradable y adictivo, tanto como hombre como mujer.

    Social

    Contactos y relaciones

    Convive o es visitado por un grupo de acólitos que le adoran como a una diosa viviente -lo que es. Se hacen llamar Las Perras de Aralar, y son los herederos del antiguo Comando Aralar de ETA, un dispositivo de la organización para operar con medios sobrenaturales. Las Perras de Aralar eran un grupo mucho más numeroso antes, pero tras una emboscada o trampa en la que cayeron -quizá por culpa de la impetuosidad del propio Eider- sufrieron numerosas bajas, entre ellas el amante o favorito de Eider, Unai, su amigo de la infancia.

    Lazos familiares

    Su madre, Maider Etxeandia, antigua sorgiña retirada, fue llamada al cortejo de Mari hace unos años, una vez acabado el entrenamiento básico de Eider. No tiene más familia en el mundo y su único amor, Unai, murió en una refriega.

    Habilidades sociales

    Tiene un carisma arrollador, apoyado en su atractivo sexual, que le permite arrastrar a la gente hacia sus deseos casi sin proponérselo. Sin embargo, como la Mari, detesta la manipulación y a la gente que, activa o pasivamente, trate de engañar o mover subrepticiamente a otros por medios indirectos. Eso es mentir, y la Mari nunca miente y siempre castiga al mentiroso.   Su honestidad y confianza en si mismo puede que le hagan parecer arrogante a priori. Quien tenga o muestre actitudes discriminatorias o agresivas hacia colectivos marginados, encontrará no solo su sarcasmo sino que será víctima ya sea de su fuerza física o de sus poderes.    Por esta razón, a pesar de su carisma y atractivo sexual, Eider no es precisamente un monstruo social. Es prácticamente incapaz de mentir, aunque lo bastante inteligente como para saber cuándo es mejor callar algo o decir otra cosa. Puede negarse a responder a una pregunta y responder otra cosa, pero toda información que salga de sus labios será verídica. Por esta razón, su honestidad tiende a ser brutal y sin paliativos. Si quieres que te adulen, mejor busca a otros; aunque seguramente recibirás su opinión sin haberla pedido. Es importante para ella que sepas de tus debilidades, para que puedas corregirlas.   Su sarcasmo se ceba especialmente en machistas, racistas y homófobos. Quien no de este perfil, seguramente encuentre un Eider mucho más comprensivo, cercano y amable, incluso casi el muchacho noblote que creció en un pueblo industrial de Guipúzcoa.

    Manías

    Su confianza en sí mismo es, a menudo, insultante, y a menudo, agresiva. Disfruta mostrando y exhibiendo su superioridad manifiesta porque sería deshonesto no advertir a los demás de ello. Por esta razón cualquiera que muestre fuerza o poder, se verá contrastado con su arrogancia. Y quien abuse de alguien más débil, encontrará en Eider un formidable rival, sin miedo a morir en su defensa. Disfruta especialmente humillando a los prepotentes, castigando a los abusadores y enfrentándose a todo aquel que discrimine, oprima o rebaje a los indefensos, desvalidos inocentes, tanto con su sarcasmo como con su fuerza o sus poderes. Sus maldiciones son ejemplares y ejemplarizantemente agresivas y simbólicas. Sin embargo, jamás hará gala de sus dotes para humillar a los más débiles, que solo pueden esperar de él/ella, ayuda y refugio.

    Aficiones y mascotas

    A Eider le encantan los animales, y aunque no es vegetariano, evita comer carne que no haya vivido ni muerto dignamente. No tiene ninguna mascota, pero allá donde esté, tratará de hacerse amigo de todos los animales. Siente especial cariño por los carneros y los lobos.   Eider ya está viviendo su propia afición. Al joven guipuzcoano le fascinaba el bosque y la montaña vasca. Ahora él es la montaña vasca.

    Forma de hablar

    Eider tiene un fuertísimo acento vasco, dado que no solo es su lengua nativa, sino que el castellano no lo termina de dominar completamente. Como hombre tiene una voz poderosamente varonil pero también modulada y clara, como de barítono, irresistible como la llamada a la cópula de los venados o el aullido de los lobos. La voz de Eider mujer es de una tonalidad perfecta, como el agua que desciende en una cascada o el torrente de una catarata.   No obstante, el habla de Eider está lleno de frases lapidarias y demoledoras de egos baratos. Es una reina divina en todos los aspectos. Sus "Mira enano/bonita/guapa/piltrafa/cariño:" pueden introducir frases esta índole.
    • "No eres tan guapo/a para ser tan tonto/a"
    • "A ti lo que te pasa es que follas poco... o follas mal, o las dos cosas."
    • "Lo tuyo se te quita follando más, o follando algo al menos."
    • "Lo que has dicho vale 0,60 o un euro. No más."
    • "Perdona, es que tengo alergia a los idiotas".
    • "Mira enano, machitos como tú me comen el rabo/coño a dos manos cada noche. Y no, no vas a ser el siguiente porque el aliento te huele a tres kilómetros."
    • "Soy más hombre que tú y más mujer que todas con las que has follado".

    Riquezas y estado financiero

    Realmente no posee nada porque es reina de todo. Su carácter de proscrito le ha hecho desprenderse de todos los bienes terrenales habituales y llevar una vida eremítica en el bosque, habitando en cuevas secretas o cabañas a las que no es posible llegar sin ser invitado, ya que el bosque está trazado para cambiar cada día, haciendo las sendas y la orientación inútiles. Sabe y conoce donde puede encontrar comida de forma natural, tanto por sus habilidades de supervivencia en la montaña como sus poderes mágicos.  
    Clasificación divina
    Sorgin (Verbena)
    Alineamiento
    Concepto: Vidare Espíritus. Esencia: Dinámica. Naturaleza: Guardían. Conducta: Bellaco
    Current Status
    Al rescate de Idoia
    Etnia
    Edad
    35
    Fecha de nacimiento
    21 de marzo
    Circunstancias de nacimiento
    De padre incierto, ya que fui concebido en una orgía.
    Lugar de nacimiento
    Guipúzcoa
    Children
    Residencia actual
    En algún lugar de la Sierra de Aralar
    Gender
    Hombre o mujer o viceversa.
    Ojos
    Verdes
    Pelo
    De un rojo fuego que embelesa e inquieta por igual.
    Tono de piel
    Piel clara, pero sana, llena de color sanguíneo.
    Estatura
    1,90/1,85
    Peso
    110/80
    Belief/Deity
    La Antigua Religión
    Known Languages
    Euskera y castellano.

    La Diosa Mari

      MARI es la deidad principal de la mitología vasca, conocida en todos los rincones de Euskal Herria. Es la figura central del panteón mitológico vasco, la manifestación de las fuerzas de la naturaleza divinizadas. Pero no en el sentido de divino tal como lo entienden las grandes religiones patriarcales, sino en el sentido de sagrado de los pueblos indígenas. Todos los seres y ciclos naturales no son más que distintas expresiones de una misma cosa, de Mari. Mari constituye un todo con la naturaleza, su imagen arquetípica simboliza una cosmovisión naturalista, muy anterior a las grandes religiones patriarcales, abarcando los tres reinos (mineral, vegetal y animal) y los cuatro elementos fundamentales: tierra, aire, agua y fuego.   Todos los demás seres y genios están supeditados a ella y constituye un excepcional nexo con la cosmovisión originaria de los primitivos europeos, los europeos indígenas. Símbolo o personificación de la Madre Tierra (Lurra) y se trata de una divinidad de carácter femenino que adopta en el exterior la forma de una bellísima y elegante señora, quintaesencia de la coquetería femenina.   MARI es un divinidad ctónica (subterránea) y como tal divinidad subterránea, vive bajo tierra, en cuevas y grutas de altas montañas, metamorfoseándose (“multiapariencia”) en genios y animales procedentes del inframundo (del interior de la tierra). Toma figuras zoomórficas en sus moradas subterráneas, en las que es frecuente que muestre parte de sus extremidades de forma animal (pies de cabra, o de ave) o se presente como toro, carnero macho cabrio (Aker es su animal preferido), novillo rojo, caballo serpiente, buitre, etc. y en cambio, en el exterior, en la superficie de la tierra y en la entrada de las grutas cuanto se presenta ante el ser humano, toma forma de bella mujer. Cuando viaja por los aires, es observada rodeada de fuego, en forma de nube roja, media luna o hoz ígnea, ráfaga de viento, etc. Rodeada de riquezas, con la magnificencia y suntuosidad que corresponden a su cargo y persona, cuando hablamos de la calidad de sus útiles personales, así como el mobiliario de su ajuar doméstico, tenemos que hablar siempre de oro macizo. Los “Zezengorri” o “Behigorri”, toros salvajes autóctonos de la zona, eran los encargados de proteger los tesoros de las grutas donde moraba la diosa.   Resulta demasiado obvio como para ignorarlo, la vinculación de su esencia ctónica con el paleolítico y las expresiones artísticas y culturales de las cuevas prehistóricas del Cantábrico y el Pirineo, donde la cueva se concibe como entrada al útero de la Madre-Tierra, lugar donde se gestan todas las criaturas vivientes.    
        “El trasfondo arquetípico de la mitología vasca hay que inscribirlo en el contexto de un Paleolítico dominado por la Gran Madre, en el que el ciclo de Mari y sus metamorfosis ofrece toda una simbología típica del contexto matriarcal-naturalista. De acuerdo con el arquetipo de la Gran Madre, esta suele encontrarse relacionada con los cultos de fertilidad, como en el caso de Mari, quien es la hacedora de lluvia o pedrisco, aquella de cuyas fuerzas telúricas dependen las cosechas, la vida y la muerte, la suerte (gracia) y la desgracia.   Mari no es sino la proyección de una experiencia primigenia: la experiencia vivida bajo el misterio del embarazo femenino, de la alimentación y cocción femeninas, de la magia curativa de la mujer, del hogar como centro de la casa. Mari no solamente es la epifanía de Ama Lur (La madre Tierra/naturaleza y sus fuerzas personificadas) sino que representa el ordo natural, cuyas redes teje y desteje en las astas de su carnero. A esta divinidad máxima vasca se le ofrenda simbólicamente el carnero, animal sagrado por excelencia, cargado de valores curativos y mágicos […] Mari representa el arquetipo matriarcal predominante en el Paleolítico […] La Gran Diosa vasca Mari es claramente el símbolo de la Vida, la naturaleza y sus fuerzas telúricas”.   Andrés Ortiz-oses, “El Matriarcalismo vasco”  
        Genio, diosa ó diablo, preside las tormentas y derrama lluvia abundante para fertilizar la tierra, o castiga los pueblos con pertinaz sequía. Así pues, Mari somete la naturaleza entera a su voluntad, ella misma es la naturaleza misma o una personificación de ésta, dominando los fenómenos climatológicos, carácter fundamental en un mundo eminentemente agrícola.    
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    Advocaciones de Mari

      MARI, como sacerdotisa (sorgiñ), rige la conducta de los seres humanos, defendiendo, sobre todo, la obediencia a la madre e, igualmente, educa y transmite conocimientos (misterios) a la mujer.   * Mari es la antepasada totémica de los vascos, la proyección mítica de la comunidad vasca considerada totémicamente como femenina, reflejando claras relaciones matriarcales.   * El principal numen vasco posee los medios mágicos, tiene carácter de Sierpe engullidora, raptora de almas, (como la Sierpe mítica).   * Mari es la Maga euskara: sus propios nombres y funciones la hacen Maga, Hechicera, Encantadora y Bruja.   * Como espíritu-guardian, tiene afiliación y metamorfosis en el mundo vegetal y animal (“Basoko Mari”, Mari del bosque, de sus árboles y animales). También con el mundo mineral, con sus cuevas sagradas. Finalmente, aparece como dueña de las aguas y de la fertilidad-fecundidad.   * Es la madre de los elementos. Posee las llaves del sol, el viento, las aguas y la tierra.   * También posee los saberes mágicos sobre la animales (caza) y sobre la agricultura primitiva, posteriormente usurpada por héroes cristianos “listillos”.   * Es señora del Destino y de la Muerte. Como guardiana y jefa del inframundo, no solamente es la específica divinidad lunar y nocturna, sino albergadora de las almas de los antepasados. Ella misma vive del “no” , la “negación”, el “envés”, es decir “la otra cara” de las cosas: la muerte, la negatividad, oscuridad y nocturnidad.   * En su ritual de peinar y atusar su cabellera con peine de oro, MARI construye y desconstruye el mundo, habitando su oquedad, su vacío y “el lado del espejo”.   * Como iniciadora mítica o primera Heroína cultivadora ofrece el más prototípico carácter de regeneración. Ella misma dona sus poderes y medios mágicos de tipo iniciático: fetiches, amuletos, oro y ciencia.   * Su antro alberga oro, piedras preciosas y talismanes, objetos todos mágicos que remiten al otro mundo, como ámbito de iniciación y confrontación con la muerte. Su antro–cueva representa por sí mismo un lugar de ida y vuelta, de transmutación y transformación, de regeneración, en suma. “Topos” sagrado de vida y muerte, muerte y renacimiento. Su cueva, como el Hades olímpico, señor del mundo subterráneo que alberga a los muertos, es lugar-límite, prohibido y transgredido a la vez.  

    Dogmas de fe

    MARI desata tempestades, pero no siempre es fuente de temor, y ayuda a quienes creen en ella. Con frecuencia la gente se dirigía a ella en busca de consejo. A veces hace de oráculo, hilando la madeja del destino, dentro de su cueva, frecuentemente sobre los cuernos de Akerbelz, su fiel numen servidor. Hilo del destino (a veces de oro), símbolo de los caminos de la vida, que Mari corta, cose o une a su libre albedrío.   MARI condena la mentira, la jactancia, la falta de ayuda al prójimo y el robo (castiga quitando el objeto del robo). Si son pastores suele llevarse un carnero, pero su castigo más ruidoso es el pedrisco, que lanza ella o su hijo Mikelats desde el mundo subterráneo. Se decía que abastecía sus arcas a cuenta de aquellos que niegan lo que es y afirman lo que no es, “ezagaz eta baiagaz”, “lo dado a la negación la negación lo lleva” (Ezaí emana, eak eaman; Ezagaz eta baiagaz bizi emen da). Faltar a la palabra, al otro, a la tribu, es ser maldito por romper la ley de los antepasados (mairuak). El compromiso con la propia tierra, con los seres humanos fruto de ella, es ineludible.
     

    Ritos y festividades

    El culto a MARI se manifestaba en una serie de costumbres: obsequiarla con un regalo al año, (frecuentemente un carnero), lanzar piedras al interior de las cuevas diciendo estas palabras: “Au iretzat eta ni Jainkoarentzat”, «esto para ti y yo para Dios». En Aralar los pastores practicaban esto mismo, echando piedras en los dólmenes de Obioneta y Ziñeko-gurutze, operación que era considerada como una oración.   Es costumbre antigua el ofrecer los intestinos de cada vaca sacrificada a la Mari y cuídense aquellos que olviden de hacerle ese regalo.   En la planicie de Gaztelueta en la Sierra de Aralar hay un túmulo formado por piedras arrojadas por la gente en la noche de plenilunio o luna llena. Quien hace anualmente un obsequio a Mari no verá caer pedrisco sobre su cosecha (creencia de Kortezubi). El mejor obsequio que se le podría hacer era sin duda llevar a su cueva un carnero.   Según dicen, en una ocasión el párroco de Mugiro (Nafarroa) fue a celebrar misa en la misma sima de MARI y, si durante la misa, MARI se encontraba en ella ya no granizaba en el lugar durante un año.   Existían charcas sagradas, como una que existe cerca de Ujué y otra que existe junto al castillo de Javier, en las que hacían lo mismo las mujeres que deseaban tener hijo. También se depositaban monedas en las cuevas habitadas por los númenes, así se han encontrado monedas romanas e íberas en muchas de ellas.   El Akelarre o celebración en honor al Macho Cabrío o Akerbelz es una antigua ceremonia de ofrendas en prados frente a cuevas que terminaban en una orgía desenfrenada en el cual las sorgiñas y sus acólitos copulaban desatadamente y sin control entre ellas, uniéndose mística y carnalmente no solo entre ellos, sino con los espíritus fertilizadores (encarnados por machos cabríos) enviados por Mari. No en vano, la poderosa divinidad fecundadora femenina, Akerbelz bien podría ser la proyección masculina de la propia Mari.  

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