El Círculo Isidoriano

Inverneira se convirtió pronto en algo más que un repositorio de conocimientos, y sus magi en algo más que meros copistas que distribuían esos conocimientos por toda la Orden. Con Isidoro de Bonisagus como director de investigación, la alianza se convirtió en el centro neurálgico de un gran proyecto, el del Círculo Isidoriano, en el que trabajaban muchos otros magi del Tribunal, en su mayoría de la Casa Bonisagus. El papel de los Boinas Rojas de Aedes Saturni para mantener una comunicación fluida entre todos los participantes del proyecto fue clave, y la evolución de sus trabajos fue tan brillante que pronto los Boinas Rojas fueron utilizados por el resto de miembros del Tribunal, que comenzaron a dejar de considerarlos una lastra para la Orden.
El ataque saḥir del año 907 truncó de cuajo ese enorme proyecto. Según se cuenta, el Círculo estaba avanzando a buen ritmo en su principal tema de estudio, que no era otro que romper el límite de las conexiones arcanas, y que de haberse completado habría permitido a los magi herméticos afectar a un objetivo invisible sin contar con una conexión arcana con él. Isidoro había hablado con sus allegados sobre la posibilidad de romper ese límite mediante la creación de nuevos parámetros de distancia, pero por desgracia nadie sabe hoy en día hasta dónde avanzaron en ese estudio. Como tampoco se sabe hasta dónde avanzaron en otro de sus proyectos secundarios (este mucho menos conocido por motivos obvios), que consistía en la integración de la magia de los tempestiarios que pocas décadas antes habían causado tantos problemas a la Orden.
Desde la caída de Inverneira han pasado casi 300 años, pero nadie se ha atrevido a adentrarse en sus ruinas.