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Sesión 19: Dos largas semanas

A pesar del éxito de la misión, se vive un ambiente caótico y funesto en la nueva nave de los tieflings. Las diferentes cubiertas están repletas de camas improvisadas como en un campamento, que atienden a tieflings y aliados cada vez más y más heridos a medida que se desciende por la nave. Tieflings con y sin entrenamiento hacen de doctores mientras corren por todas partes entregando ayuda a quienes más lo necesitan. Harisa se mueve como en un sueño con visión de túnel mientras avanza de un lado a otro, combinando sus conocimientos de supervivencia e instinto, estabilizando y calmando a tantas personas como puede.   Esi y Wrenn ofrecen su apoyo también, ella con hechizos de sanación y él, intentando coordinar con los líderes una orden de comando y jerarquía de guerreros; mientras, Oz se reune con los Lyres para organizar los siguientes pasos a seguir respecto a la liberación de los tieflings. Yardis, por su parte, se dirige directo al sector de pacientes graves, donde descansa Micarlin. El viejo ha perdido el brazo izquierdo por completo y divaga dopado, intentando dar su mejor semblante a un enfurecido Yardis. Mientras cabecea, Micarlin le pide al mago que no culpe a Harisa, confesándole que la tiefling le recordó a Katlin y no pudo evitar protegerla, para luego quedarse dormido. A medida que Yardis se va, Micarlin lo llama Jonas, confundiéndolo con su hijo fallecido y el mago rompe en llanto.   Enki convoca a todos a una ceremonia para conmemorar a los tieflings caídos tanto en batalla como a través de su cautiverio en la prisión, pero a medida que avanza por la lista de los nombres de los fallecidos, tanto niños, como ancianos, como simples civiles, se quiebra y enmudece. Harisa, conteniéndose, le ofrece apoyo desde sus espaldas hasta que el líder de los tieflings logra terminar su discurso y los antiguos Harpers, ahora Lyres, entonan una solemne canción guiados por el conmovido Oz Lander.   Tras la ceremonia, en una reunión más privada, Enki le dice a Harisa que necesita a más gente como ella, que los tieflings necesitan que ella se vuelva su líder, pero la ranger tiene otras misiones que cumplir primero. Ambos tieflings invitan al resto del grupo a la sala, para saldar cuentas y definir la recompensa por su ayuda, aunque la mayoría de la party explica que no lo hicieron por un precio; sin embargo la negociación se vuelve tensa a medida que Yardis intenta recuperar la tecnología de Eberron para ser estudiada por Faesys y Oz argumenta que no puede dejar los cañones de destrucción masiva en una nave con gente tan poco preparada para defenderse. A través de Esi y Wrenn, Enki logra llegar al acuerdo de que la nave tendrá un portal para que la party acceda a los cañones cuando necesiten, además de ceder gran parte de los artefactos de Eberron a Faesys y la silla al Susurro y de asegurarles que él mismo autodestruirá los cañones si su seguridad se ve comprometida, todo a cambio de conservarlos funcionales y de que la party se comprometa a entrenar a los tieflings por 2 semanas en sus diferentes aptitudes.   A pesar del acuerdo con Enki, la situación es tensa dentro del equipo y no comparten la visión sobre lo sucedido y que debió suceder en batalla, llegando a echarse la culpa del resultado y los riesgos y enemistando, especialmente, a Harisa con Yardis, a quien nadie apoya. Oz toma la oportunidad además para confrontar a la ranger sobre su impulsividad y desaparición en la silla el día anterior, cosa que la tiefling acepta como su falta. Los ánimos se diluyen levemente cuando Harisa les cuenta sobre su viaje en la silla y el mago descubre que ambas sillas fueron, según sus grabados, contratadas por dos antiquísimas familias reales que no resuenan con ningún nombre conocido en Faerun: Ztormgruund y Askthenbille.   Por su parte, Wrenn determina que se va a esforzar por ganarse el respeto de los demás en batalla, y decide que se va a hacer cargo de las armaduras destruidas de su equipo, tomándose el tiempo para ir uno a uno recogiendo las piezas rotas y preguntándoles que necesitan ajustar o mejorar de su equipamiento.   Aun en malas con sus amigos, Yardis decide finalmente ir a hablar con su hermano Pot en la mazmorra de la nave, justo en el momento que el dragonborn aparece por lo de las mejoras y termina ayudándole a revisar que el chico no esté influenciado por Bismark ni su tecnología. Juntos lo interrogan una vez más sobre sus conocimientos sobre Eberron y el replicante, pero el muchacho no tiene nada nuevo que aportar excepto escandalosos y desagradables gritos y vulgaridades. El mago le confiesa a Wrenn que sigue sin compartir su perspectiva sobre la batalla, pero de todo lo que mencionó hay una cosa con la que coincide: El Susurro Descuidado debe tener su propia bandera y autoridad para actuar, pero esto debe ser tras desvincularse de Faesys a ojos de todos los espías que los tienen en la mira.   Luego de todas esas discuciones y ceremonias más apremiantes, Oz Lander se da un tiempo para encontrar por fin a Akordia. La drow le pide que le diga sus intenciones con respecto a su relación y le explica que ella es una oveja negra de su familia de mercaderes de renombre y le es extraño y difícil experimentar emociones por un hombre de otra raza. Oz, sin embargo, comparte plenamente los sentimientos de ella y ambos se comprometen en una relación más seria.   Entre todo el ajetreo, Esi encuentra por fin un espacio para llamar a su familia. Todos se amontonan frente al espejo tras largos días de no saber de su madre, hija y nieta, en especial Samantha y Minerva que compiten en una cacofonía por su atención. Liam finalmente le hace la difícil pregunta a su madre sobre cuando volverá, pero ésta confirma que no aún, tratando de poner su mejor semblante, pues ahora debe dirigirse a Waterdeep. Esto causa algo de impresión entre los adultos quienes cuestionan por qué debe ir allí durante la misma semana que el Festival del Junitheo se llevará a cabo, pero Esi, sin más información no le atribuye mayor significado.
Los niños se despiden, dejando a Esi con Abel e Ilsa quienes deben darle una terrible noticia. Su hermana Zelena ha sido vista de nuevo, como una visión que denota el peor estado de locura, al punto que creen que no hay vuelta atrás para ella. Ellos le solicitan a Esi que deje atrás las esperanzas sobre su marido y sobre su hermana, y, para asombro y horror de la hechicera, le piden que si tiene la oportunidad de encontrarla, no debe dudar en acabar con su vida. Esi queda destrozada ante tal petición, y así es como la encuentra Yardis que se dirige a hacer sus propias llamadas a Faesys. Ambos comparten un momento donde conversan y se fastidian de nuevo como si fueran hermanos, pero más que nada reconectan cuando el mago ofrece su apoyo a la hechicera quien logra calmarse un poco.   El mago finalmente transporta a Micarlin de vuelta a Faesys para la reconstrucción de su brazo junto con Carra, a petición de Harisa, además de un amordazado Pot y algunos de los artefactos recuperados para investigar en el Valsharen.
Un tenso ambiente se vive en el laboratorio, mientras Katlin maltrata e insulta a las investigadoras en el interior y Yuri le pide a su antiguo jefe ayuda para apaciguar las cosas en cuanto pueda. El mago aprovecha su presencia para evitar la conversación pendiente con Nadalz, quien se ve muy tímido e incómodo, simplemente limitándose a cumplir con cuidar de Pot en la carcel. Yardis le pasa un libro de su colección para que el chico lea en el entretiempo, a cambio de la información que busca sobre su odioso hermano mago.
De vuelta en su casa, Yardis y Elektra por fin se reencuentran y tiene una tensa discusión donde ella le recrimina dejarla sola cuando lo necesitaba y él le suelta en cara estar metida en la cama con el príncipe, borracha. Dando vueltas en círculo y sin llegar a nada, el mago opta por mentirle a su novia y decirle que a pesar de todo, él se preocupó de su bienestar durante su ebriedad, cosa que la calma. Ambos por fin logran conversar y ella le responde sobre lo que averiguo en el libro que la había dejado tan abrumada: Donovan, su antiguo empleador y como un padre y salvador para ella, podría ser un Zhentarim involucrado con su rapto y tráfico hasta Faerun. Yardis se compromete a descubrir la verdad sobre Donovan y su incriminador tatuaje de Zhentarim, mientras ella se despide para marcharse a una misión de espionaje en el Reino de Tarcas, donde aparentemente se vió la nave de Bismark.
Su última parada es de vuelta en el laboratorio. Las investigadoras están colapsadas emocionalmente, en especial Modderna y el mago se prepara para hablar con la descontrolada reina. De a poco, logra apaciguarla al compartir la importancia que Micarlin tiene para él, como un padre también, y Katlin le revela lo angustiada y desesperanzada que está con la misión, que apenas avanza mientras el tiempo corre. El mago le asegura que a pesar de todo el plan va a funcionar, pero entendiendo el exceso de responsabilidades de la reina, aprovecha de sacar a la luz la desvinculación de éste con el reino. En unos segundos de confusión, Katlin ve como el egocéntrico mago la culpa de mal liderazgo y la insulta, pero pronto entiende que es para que la gente afuera del laboratorio lo escuche. Con un gracias y una fuerte cachetada, Katlin se libera del plan del orbe y exige que Yardis sea arrestado, pero cuando Modderna y los guardias entran, éste ya está en su camino de vuelta a un Susurro Descuidado con libertad para actuar.   Harisa tiene un pequeño descanso de todo el estrés y responsabilidades en la nave, y aprovecha de visitar nuevamente a su novia Keya en Esperanza del Viento. La elfa se muestra orgullosa de la tiefling, quien una vez más se ve enfrentada con el ofrecimiento de ocupar una posición de liderazgo para su gente. Harisa de nuevo proclama que ella no es una líder como Enki o ella, y la druida usa la oportunidad para mencionarle que está invitada a Junitheo, el festival de la paz, como la representante del pueblo.   Pyrex informa a Wrenn que Arken ha estado actuando raro y conversando solo, y siguiendo el consejo de Harisa, el dragonborn se acerca en busca de su hermano. Para su sorpresa, descubre que el pequeño ha estado compartiendo su tiempo con los huevos de dragón en la forja, contándoles cuentos sobre su estadía con los piratas de Barba Rosa, historias que ponen a Wrenn como el villano siempre. Arken menciona que los huevos han estado creciendo, afirmación que confunde levemente a Wrenn; pero más allá de eso, y a pesar del fanatismo y escapismo que el pequeño siente en relación a la tripulación de Barba Rosa, Wrenn se da cuenta que Arken parece no guardarle tanto rencor como antes, y lo convence de continuar con sus labores en el Susurro además de entrenarse junto a su tía Harisa.   Las semanas transcurren según los planes, y Wrenn toma la iniciativa en el entrenamiento de los tieflings, haciendo una demostración de trabajo en equipo junto a Arken, destinada igualmente para su propio equipo. Los dragonborn coordinan ataques cuerpo a cuerpo de vanguardia, con ataques de largo rango en la retaguardia, y a pesar de que tienen éxito sinconizándose, Wrenn se sorprende y lamenta al ver que su público de tieflings está sub-preparado, no captan mucho su planteamiento y además se sienten molestos por ser utilizados como parte de un ejemplo. Harisa, sin embargo, aprecia lo que el paladin está haciendo por su gente y lo apoya, instigando a los frustrados tieflings a que se hagan lo suficientemente fuertes como para devolverle la mala pasada al dragonborn.   Es así como comienzan y transcurren las semanas de entrenamiento, donde cada miembro de la party instruye a la gente de Enki en las áreas de las que son expertos.   Mientras tanto, el equipo también hace preparaciones para sí mismos. Las dos semana terminan y Wrenn porfin emerge de la forja con lo que había prometido al resto. Nuevas armaduras y piezas de equipamiento, que con la ayuda de Oz, se encargaron de reparar y mejorar para el equipo, imbuyéndolas del poder arcano de Wrenn para potenciar diferentes habilidades mágicas. Al mismo tiempo, Harisa comparte que ha preparado más y mejores municiones de largo alcance, Yardis creó nuevos pergaminos de emergencia y Esi abastece a todos con necesarias pociones que aprendió de los pergaminos que le entregó su padre antes de marcharse.


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