08. Rastro de luz Report
General Summary
Tras dejar a la malherida Hellga a buen recaudo para que tratasen sus heridas. El grupo partió de Wurzen, junto al caballero bretoniano, con el objetivo de proteger a Ahlbeck de la nueva carga del Caos. Las fuerzas del caos llegaron al anochecer del tercer día. La ciudad seguía con la muralla en mal estado. Barricadas intentaban suplir esa defensa y las fuerzas se vieron obligadas a luchar fuera de esta. Broll Rocanegra estuvo invocando el poder de las runas para fortalecer a todos los que pudo reunir. Una vez todos se colocaron en sus puestos, la batalla comenzó. Stroldin levantó la moral de las tropas, lo que hizo que la defensa fuese mucho más robusta. Aguantando las cargas enemigas, protegiendo a los que tenía cerca. Broll Rocanegraseguía cantando una runa tras otra aumentando las defensas de cada soldado que estuviera en su línea de visión. Patrick frenó la oleada de enemigos con un Vortex de muerte y frío que arrasó las fuerzas del caos y les obligó a reposicionarse. Mientras, el caballero bretoniano y Aenath cargaban en sus monturas por uno de los flancos contra los cañones de disformidad. La pelea iba avanzando cuando Stroldin vio, entre los guerreros enemigos, lo que parecía un comandante. Cargó a hombros a un atronador enano, que disparó contra él, dejándole malherido, momento que Fennec, desde las murallas aprovechó para rematarle de un certero disparo con su arco. A medida que la batalla aumentaba en intensidad, Stroldin se percató de que algunos guerreros estaban mutando en Horrores, y cargó entre las líneas enemigas para descubrir la razón. Localizando un pequeño fetiche que lanzó a Patrick. El cual, tras controlar las energías oscuras del mismo objeto, consiguió que las mutaciones parasen. Aenath se deshizo de los cañones de disformidad rápidamente, mientras el caballero bretoniano, abrumaba en un duelo al campeón enemigo, decapitándolo. Justo cuando la batalla estaba terminando, y con Stroldin atrapado entre las líneas enemigas, un enano se puso a su espalda a repartir dolor a los guerreros que se le acercaran. Siendo interrumpidos por una tormenta de fuego generada por una hechicera, con el objetivo de rematar a los enemigos que aun estaban aglomerados. Tras unos instantes de desorientación, Stroldin vió como aquel enano, de nombre Bardin, era recogido por la hechicera, y partían a otro flanco de batalla. Dejándolo desconcertado unos instantes. Pero acabó sacudiéndose la confusión y fue a ayudar a su flanco que se veía acosado por dos engendros del caos, derribando a uno de ellos con su alabarda. Una vez terminada la batalla, se reunieron todos juntos, y descansaron adecuadamente en Wurzen, visitando a su recientemente operada, compañera Hellga. Se reaprovisionaron y partieron juntos al sur, a volver a explorar las colinas en las que creían que estaban los hechiceros que buscaban. El bretoniano no les acompañó, pues se dirigió al norte, al frente de batalla, buscando un rival digno entre las fuerzas del Caos. No encontraron nada en las colinas, y confusos por la información que les facilitó el noble, decidieron ir al punto original de su búsqueda, Dorog, donde descubrieron que el mago había estado preguntando por las historias locales. Que hablaban de un pozo al sur y de un castillo al norte. Pero, mientras investigaban, comprobaron que algunas familias habían desaparecido. Usando la noche como manto, se colaron en una de las casas de los desaparecidos y encontraron un medallón en un falso fondo, que contenía los restos de un hechizo de slaanesh. Para averiguar más de él, los hechiceros del grupo realizaron un ritual, y en el proceso Aenath confirmó que aprendió el hechizo, y que una voz le llamaba dentro del pueblo. Tras acercarse al origen de la voz, justo cuando planeaban como investigar la casa objetivo, Hellgadio un paso adelante y llamó a la puerta. En cuanto el residente le abrió, Aenath sin controlarse hechizó con magia del Caos, mientras la casa se llenaba de gritos y la guardia se acercaba a ver el origen del alboroto. Viendo la situación, rápidamente Fenneclos teletransportó lo más lejos que pudo. Broll Rocanegra, viendo a su compañero siendo arrastrado por las fuerzas del Caos, elevó un rezo a Valaya y con un toque de su bastón rúnico en el pecho del elfo consiguió arrancar la mácula de este y devolverle sus sentidos. Ante esta nueva situación, los enanos y el elfo esperaron fuera de la ciudad mientras Fennecy Patrick, investigaban la mansión. Pero mientras estos se acercaban, fueron atacados por la espalda. En el momento del ataque, y tras ser apuñalados, Fennec se teletransportó detrás de su atacante, y vió a 5 enemigos, que les rodeaban. Estos al ver que uno de los objetivos se había liberado, echaron a correr, lanzando un polvo al aire, que dejó drogados a Patrick y Hellga. Una vez que Fenneclos dejó con el resto del grupo, se coló en la casa y encontró otro medallón, sin usar, que se llevó para investigar. Otra vez reunidos los Portadores de Talión a las afueras de la ciudad, y tras investigar el medallón. Comprendieron que era un hechizo de encanto del caos. Pero que, además, los enemigos que les perseguían siempre acababan encontrándolos. Tras revisar todas sus pertenencias, los magos del grupo hicieron un ritual, y descubrieron que 12 monedas del total estaban encantadas. Una vez destruidas, prepararon una trampa para sus perseguidores, usando estas mismas monedas. Tras montar la trampa, y dejar a un atacante inconsciente, lo interrogaron con paciencia, y descubrieron que habían sido marcados como objetivos a eliminar, por la dama. Tras sacar la ubicación de la base enemiga, remataron al asaltante. Y se dispusieron a conseguir la ayuda de los sigmaritas de Ahlbeck. Cuando consiguieron llevarles pruebas, movilizaron a los flagelantes y el mismísimo Abad dirigió el ataque contra Kildrith, la nacida del grito. De camino, con Fennec de avanzadilla como de costumbre, empezó a sentir los influyentes poderes de la diablesa, a los que le costó resistirse. Nos obstante, esperó al grupo y a los sigmaritas y atacaron. La escena era Caotica, habia hombres bestias y cultistas, mezclados con aldeanos inocentes, y en lo profundo de la caverna, una iglesia hecha con partes de seres humanos. Sin tiempo de reacción, Hellga lanzó una bomba manual a la iglesia, haciéndola saltar por los aires. Mientras la diablesa concentraba su poder en invocar y otras pequeñas diablillas se abalanzaban contra el grupo. La batalla, fue rápida y cruenta, el grupo acabó con las diablillas rápidamente, y acabaron con la diablesa en su montura antes de que esta pudiese reaccionar. Siendo felicitados y agradecidos por los sigmaritas que les acompañaban. Una vez que terminaron el trabajo. Siguieron la única pista que les quedaba. El bosque del norte. En el que se adentraron tras recuperar de una aldea cercana unos papeles que hablaban de una entrega de mampostería hace mucho tiempo. En mitad del bosque se toparon con un minotauro, que llamó al resto de su manada y les estuvo persiguiendo hasta que de repente, se pararon en seco al llegar a un claro. El grupo avanzó hasta que llegaron al castillo, custodiado por estatuas de caballeros, y de las diosas Valaya y Shalya. El cuento contaba de unos antiguos guerreros que habían conseguido contener y enterrar a un gran mal. Los magos coincidían en que aquí la mácula del Caos casi podía masticarse de la densidad que tenía. Pero las estatuas parecían contener todavía parte del poder sagrado que un día les envolvió. Tras investigar los alrededores, se adentraron en el interior del edificio, y fueron con cautela, entraron en múltiples salas y encontraron un escondido altar al caos, entre otras muchas cosas preocupantes. Continuaron registrándola palmo a palmo. Hasta que, en una de las salas, un ser arácnido, hecho de partes humanas, cayó encima de Fennec, dejándolo al borde de la muerte. El resto del grupo se apresuró a derrotar a esas criaturas, y operar al maltrecho hechicero. Y tras un tiempo prudencial, siguieron la exploración, hasta que encontraron una sala, con lo que parecía un bastón de hechicero. Rodeado de dos monstruos voladores, y un grupo de enemigos, con aspecto humano pero retorcido. Tras una rápida pelea, acabaron con los enemigos frente a ellos. Y se acercaron al bastón. ¿A cuál de los dos hechiceros pertenecía, y donde estaba su dueño?
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