Aggg, tengo la garganta demasiado reseca para poder continuar con esta histori….muchas gracias, así mejor.
Mmmmmmhhhh ahhh, que fresquita.
Pues lo que os iba a contar. Todos habréis oído lo que ocurrió en el distrito noble de la capital, ¿no? ¿¡Que no os enterasteis!? ¡¡¡Pero si no se habló de otra cosa durante los meses posteriores!!! Hasta que empezó la invasión de hecho.
Bueno, pues os pongo en situación.
De la noche a la mañana algo extraño empezó a suceder en el barrio rico.
Ruidos extraños, una neblina y de repente. PAM. Empezaron a surgir fuegos por todo el distrito. Demasiada casualidad. No tardó mucho en empezar a oírse estallidos y explosiones dentro de las casas.
Empezaron a aparecer demonios por todas partes, parecía un enjambre.
Los guerreros que normalmente mantienen a la buena gente lejos de los ricos tuvieron que darse la vuelta para que nada que no fuera un humano (y enano, claro) pudiera salir. Crearon barricadas y apuntalaron las puertas.
Pero lo más sospechoso fue…
Que nadie de los que salía contaba nada.
No porque no quisieran hablar, sino porque alguien los escondía para que no se los pudiera encontrar.
Es innegable que alguien de alta cuna estaba metido en el ajo.
Alguien con mucho dinero e influencia.
Pero gracias a Ursa nuestros héroes estaban en la ciudad en ese momento. Conocí a una muchacha que trabajaba cerca de la puerta. Sí, es de fiar. Era camarera en el Carámbano Añil. Por casualidad les vio cuando salió por la puerta de atrás para vaciar unas palanganas. Se estaban escabullendo entre los callejones dirección a la puerta.
Les dirigía alguien envuelto en una capa oscura con un gran bastón. Decía que parecía que las mismísimas sombras se movieran para cubrir a un grupo tan peculiar. Este extraño individuo fue capaz de hacer que dos enanos y un bretoniano con su caballo pasaran desapercibidos…
Ya sabéis que significa.
Esta muchacha estaba viendo en acción a un gran hechicero del colegio gris.
Nadie sabe cuándo se les unió, pero sus aptitudes eran innegables.
Esta muchacha puede que fuera la primera persona en verles actuar como grupo y pese a lo que cuentan otros por ahí. Gente que está mucho menos documentada. Está muy claro que el grupo lo componían 8 personas. Eran dos enanos con sus relucientes armaduras, dos hechiceros, uno envuelto en sombras, la otra envuelta en fuego; un bretoniano con toda su pomposidad, el morrita que le seguía a todas partes, un elfo totalmente fuera de lugar y un cazador de brujas que les mantenía a todos vigilados.
Ja, si un grupo así no llama la atención vosotros me diréis.
Ahora decidme, ¿Qué creéis? ¿Será casualidad que de repente aparezcan 8 héroes para luchar contra el caos? ¡OCHO! Como las puntas de su asquerosa rueda. Los dioses del orden se ríen de los del caos y usan sus símbolos contra ellos.
¡JA! ¡BRINDEMOS POR LA LUZ!
Pues a lo que iba.
Este hechicero usó sus artes para conseguir colarles en el barrio pijo. A partir de aquí no hay más que conjeturas, pues ya nadie entraba ni salía, nadie puede saber exactamente qué pasó ahí dentro.
A no ser que leyeran el informe que entregaron al mismísimo Makarov…
No, claro que yo no lo leí, pero mi primo tenía muy buena relación con el escriba. Y fue este quien se lo dijo. Ya sé lo que me vais a preguntar, pero este escriba murió en la caída de Kislev. Como tantos otros hermanos.
Muchos más habríamos caído si no fuera gracias a la Zharina.
¡POR LA ZHARINA!
Bueno. Pues resulta que una vez que se colaron allí dentro empezaron a indagar.
Alguien había conseguido colar un montón de bárbaros del caos, mutantes y demonios.
Sí, sí. Todo eso en el barrio de los ricos.
Dicen que el morrita se subió al caballo del bretoniano y se dedicaron a llamar la atención de todo un batallón de estos monstruos. Una vez que habían atraído a más de un centenar de enemigos los llevaron a una emboscada que habían preparado los magos y los volatilizaron en cuestión de segundos.
Una vez que habían limpiado gran cantidad ya pudieron investigar más a gusto.
A nadie le sorprenderá saber que con el mago de las sombras aparecía y desaparecía sin dar explicaciones… gente extraña y sospechosa. Parecía que tenía su propia misión allí dentro. Pero claro. ¿Podrían de verdad haber preparado una emboscada de ese calibre sin su ayuda?
La cuestión es que siguieron investigando la zona.
Según avanzaban empezaron a aparecer más y más demonios. Las explosiones y las llamas antinaturales seguían sucediendo. La ciudad entera estaba iluminada por la noche y el calor era tan sofocante que no quedaba nada de nieve en cientos de metros a la redonda.
Hasta oí que las hechiceras de hielo tenían problemas para invocar su magia.
Pues en mitad de ese infierno nuestros héroes luchaban contra las fuerzas del caos.
Al parecer oyeron súplicas de ayuda, todavía quedaba gente viva escondida, les habían descubierto.
Pero no podían detenerse, al menos no todos. El caballero bretoniano junto al cazador de brujas fueron a ayudar a aquellos que estaban siendo atacados por el caos. Un dúo épico de los cuentos sin duda.
¿Qué por qué el morrita no acompañó esta vez al bretoniano?
Tengo entendido que en uno de los combates previos había sido herido de gravedad y que uno de los enanos le arrastraba en una camilla improvisada.
El resto del grupo avanzó hacia el objetivo principal, tenían que asegurar todo el distrito, pensaron en el bien mayor, no podían permitir que lo que sea que estuviera ocurriendo allí se extendiera al resto de la ciudad, no tenían tiempo que perder.
De camino encontraron a Barón Tazarik de Ostenmark que estaba siendo asaltado por una banda de adoradores del Caos. Y de esto estoy seguro, pues actué en sus mismísimos salones y estuve hablando con él, y me contó muchísimas cosas de nuestros héroes. Pues él se convirtió en un patrocinador y les ayudó en innumerables ocasiones en agradecimiento a este incidente.
Si creéis que miento id y preguntadle. Si tenéis lo que hay que tener, claro está. No se toma muy bien las afrentas contra nuestros protagonistas.
Me contó que fue testigo en primera línea de la pericia en combate de nuestro grupo, de lo coordinados que estaban pese a la diferencia de razas, decía que era un espectáculo de la mismísima era de las leyendas.
Les acompañó, pues no había donde esconderse y no podía hacerles perder el tiempo para que les escoltaran de vuelta a una zona segura. Todo Kislev estaba en peligro. Así que el buen Barón acompañó y es un testimonio vivo, gracias a ellos.
Siguieron la pista, prepararon emboscadas, masacraban horda tras horda de demonios y bárbaros hasta que llegaron a una gran mansión.
¿Qué mansión? Os preguntaréis. Pues pese a que en los registros estaba bien claro cuál era en su momento, ya no se puede encontrar, una maldición cayó sobre esa casa de horrores donde todo comenzó. Es más, ni siquiera aquellos que la conocían de palabra pueden pronunciarla.
Lo único que ya es innegable es que alguien con demasiada influencia en la capital de hielo estaba jugando con las fuerzas del caos y fue capaz de corromper la mismísima ciudad de la Zharina.
Pero nuestros héroes pudieron acabar con el ritual que se estaba llevando a cabo y fueron a salir de la ciudad.
De camino buscaron al gran caballero y al cazador de brujas, pues no habían tenido más noticias de ellos.
No fue demasiado difícil encontrarles.
No tuvieron más que seguir el rastro de cadáveres de los adoradores del caos. Los restos se amontonaban y amontonaban, tanto que costaba caminar.
El Barón cuenta entre escalofríos que fueron tantos los que mataron que crearon un montículo de la altura de una casa y en la cima de esta montaña de horror estaban los cadáveres de nuestros dos héroes.
Una triste historia que nos recuerda que la vida real no es como en los cuentos.
Una pena, ese día el Caos consiguió una victoria, cara, pero perdimos a dos de los grandes.
Pero gracias a nuestros héroes dejaron de aparecer demonios y un grupo de ingenieros pudo entrar para estabilizar las llamas antes de que se consumiera la ciudad entera.
Y no solo eso…
Encontraron una pista sobre lo que estaba ocurriendo.
Una pista que les llevaría hacia el sur.
Una pista con la que desbaratarían un siniestro plan.
Pero eso ya es una historia para otro día.
¡Buenas noches y que descansen