Amazij

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Los Amazij son los descendientes de la civilización que alabó a Inti como a un dios y estuvieron bajo su reinado hasta los acontecimientos de Insurrección Humana, cuando el legendario Supai mató a su dios como castigo por haber reducido a cenizas la ciudad de los campeones, la capital del imperio Intiano, Hiyed. Son un pueblo nómada que vive principalmente en el Desierto de Sekyurac, aunque tienen asentamientos escondidos en todas las fronteras del mismo. Se les conoce principalmente por la fabricación de Gemas Mágicas, así como las Armas Elementales que forjan con las mismas, famosas por ser utilizada por los Danzadores.

Como los amazij no conservaron sus historias por escrito hasta hace relativamente poco, poco se sabe sobre Hiyed, de hecho se teoriza que su nombre real sea probablemente otro, ya que Hiyed significa "ceniza" en Tamazij. Sería demasiado irónico que su nombre real fuera ese. Aunque la verdad no se tiene certeza ni si la ciudad realmente fue reducida a cenizas, ya que los Elfos nunca se acercaron a los dominios de Inti mientras este vivía, ni pudieron acceder luego debido al Tornado Carmesí.

La pérdida del hogar


Nadie sabe qué pasó realmente en la batalla de los campeones de Hiyed e Inti, ya que se presupone que por lo que cuentan las historias luego, nadie sobrevivió. Las pocas conclusiones que se pueden sacar son las leyendas contadas por los Amazijs y lo que los Elfos dicen haber escuchado del propio Inti mientras agonizaba, aparentemente por un enlace que la emperatriz tenía con el Dragón como muestra de su vasallaje.

Uno de sus campeones se convirtió en una abominación, llevado por el poder que el propio soberano les otorgó. Inti la llamó Supai, quien hirió mortalmente al dragón. Sabía que si no moriría por las heridas que ese ser le hizo, lo haría por sus compañeros o los propios Elfos, quienes siempre quisieron deshacerse de él, cosa que no era cierta, ya que les convenía para mantener a raya a los humanos.

En un intento desesperado de vengarse de todos, destruyó su cuerpo con las arenas del desierto, cargadas de magia elemental de plasma, para rodear su Gran Oasis en un gigantesco Tornado Carmesí que cubriría la región hasta el día de hoy.

Desde entonces los Amazij han estado esperando el día de volver a su auténtico lugar, esperando a las faldas del desierto, ganándose la vida como transportistas del Desierto de Sekyurac y artesanos de Gemas Mágicas.

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