07. Hacia el frente Report
General Summary
La noche llegó a Langwald como tantas anteriores.
Tras un duro día de burocracias oficiales, Patrick, el actual señor de la ciudad, se disponía descansar en sus aposentos, cuando una rata en su habitación, comenzó a transformarse en un hechicero.
Se puso en guardia, pero con un saludo rápido en clave por parte del extraño, supo que era de la sociedad secreta a la que pertenecía Patrick. Este nuevo individuo, habló con el Señor sobre una búsqueda que tendría que empezar cuando su grupo partiese de la ciudad a la frontera contra el Caos.
A los oídos de la sociedad había llegado el nombre de una hechicera de un colegio del metal, la cual había huido de Altdorf, o bien por que huía de los colegios de magia, o bien se resguardaba celosamente del concilio de Patrick, y su misión era localizarla y ver qué sabía.
Las pistas parecían situarla cerca del objetivo de los Portadores de Talión en su búsqueda de Zhawen Austher, última vez visto en el norte, y portador de un trozo de pergamino que el grupo necesitaba. Con lo que Patrick accedió de buenas maneras.
Antes de irse, el misterioso hechicero, le tendió una empuñadura de gromril, con la que según habían descubierto, Aurora había sido atacada y desencadenado su destino con el demonio, y un salvoconducto para poder hablar con el gobernador de la ciudad de Wurzen, a la que se dirigían. Patrick guardó los objetos, y se despidió del hechicero, que tras volverse a convertir en una rata, salió de la estancia.
Al día siguiente, Sir Patrick recibió una visita oficial de un Duque vecino. El duque Rodion Rabe de Natchthafen, el cual, tras una breve charla y agasajos propios de nobles, estableció relaciones comerciales y militares con Sir Patrocklo y la ciudad de Langwald.
Una vez terminada la gestión de la ciudad y de prepararse para el largo viaje, el grupo partió hacia Wurzen, atravesando las colinas de Kölsa para llegar en el menor tiempo posible. Por el camino y en una noche tranquila mientras acampaban, Patrick puso al tanto de lo hablado con el hechicero al grupo. Contándoles sobre el salvoconducto, y la hechicera que estaba buscando.
Unos pocos días después, cuando iban a cruzar el río para llegar a Kappelburg, una figura estaba ante el puente y buscaba un rival digno con el que medir su habilidad marcial. Era un bretoniano, armado con una espada rúnica, buscando la bendición de su diosa. Tras una breve presentación, les acompañó hasta la ciudad de Stratenheim, mientras les narraba sus encuentros con todo tipo de monstruos y como la espada rúnica, hecha por un enano apodado Corazón de Yunque, le había salvado la vida en incontables ocasiones.
Una vez separados, el grupo avanzó rumbo de Wurzen, pero a medio camino de Ahlbeck, vieron en la espesura del bosque unas columnas de humo negro.
Antes de que ninguno pudiese comentar algo, Stroldin salió corriendo en esa dirección, con lo que el grupo lo siguió hasta la linde de la aldea, donde se veía una banda de bárbaros del caos saqueándola.
Rápidamente, Fennec y Hellga se escabulleron entre los edificios y vieron, con asco, como unos guerreros del Caos estaban sacrificando infantes delante de sus madres y tirándolos a la hoguera.
En ese instante, Fennec salió de la ciudad para comunicar al grupo lo que ocurría, mientras Hellgaescalaba un edificio y se apostaba en un tejado, lista para disparar. No tardó mucho tiempo en ver al resto del grupo entrar en la ciudad, armas en mano y Stroldin cargando al frente. Fue justo la distracción que necesitaba.
Mientras uno de los guerreros cargaba contra Stroldin, acompañado de los barbaros de la zona, el otro guerrero que aún estaba en la plaza recibió un disparo de Hellgaen la cabeza, profiriéndole heridas graves y haciendo que casi cayese al suelo.
La batalla se desató muy rápido, Stroldin se encaró a un grupo de barbaros y al guerrero, mientras Aenath se posicionaba para atacar sin cuartel. En el momento que los barbaros se juntaron lo suficiente, Broll junto con su cabra Skree, cargaron al grupo golpeándolos duramente, y justo cuando El guerrero malherido se disponía a reaccionar y comandar a las tropas, Fennec apareció de la nada y lo remató de un certero golpe a través del yelmo. Durante los instantes en los que Fennec elegía su siguiente víctima, un Sigmarita apareció en la escena y se le quedó mirando. Ante la ausencia de respuesta, martillo en mano, se lanzó a por el Guerrero que quedaba.
Skree quedó arrinconada contra los barbaros, resultando malherida y saliendo encabritada, tirando a Brollen el proceso y dejándolo tendido en el suelo. Patrick daba apoyo a Stroldin contra el Guerrero junto al sigmarita, que acabó con él de un potente golpe en el cráneo. Y Aenath mataba a los bárbaros, uno tras otro.
Una vez la situación se calmó, el sigmarita se presentó como Karl, y se unió al equipo, solo dejando claro que El señor Frey, le había dicho que les acompañara.
Acompañaron a los pocos ciudadanos que quedaban a la ciudad de Wurzen, a la que se habían adelantado Aenath y Broll en sus monturas, para avisar de la situación. Una vez allí los refugiados fueron asegurados, y el grupo se dirigió a la zona noble, salvoconducto en mano, para hablar con el gobernador. Hubo un pequeño problema con que Aenath pudiese entrar, pero el Sigmarita, usando su diplomacia logró que todos pasasen sin problemas.
Mientras esperaban la audiencia con el Gobernador de la ciudad, se les habilitó unas estancias para reparar su equipo, bañarse y descansar cómodamente en la casa de invitados, donde el mayordomo jefe, Leinhart, les habló de la situación de la ciudad y del territorio debido a la Guerra contra el Caos.
La reunión con Lord fue rápida, les agradeció haber acabado con la avanzadilla del Caos. Les dio información sobre los magos que buscaban, pues la maga fugitiva buscaba también al coleccionista de artefactos, y firmó un pre-contrato con Broll para acoger a refugiados en Langwald.
Los Portadores de Talión fueron escoltados con un par de exploradores para señalarles la zona a la que habían ido ambos magos. En las colinas al sureste de Albeich se separaron y empezaron la búsqueda de alguna pista que les pudiera llevar a su objetivo.
Cuando estaban en un valle, en la parte de arriba apareció un grupo de Slaangors que embistieron colina abajo contra el grupo.
El combate fue cruento y brutal. Hellga comenzó disparando por sorpresa al más grande que fue capaz de bloquear la flecha dando un giro en el aire. Patrick invocó un Vortex de muerte sobre el grupo, pero tenían un chamán que consiguió dispersarlo, pero Patrick no se rindió, invocó un tercero que fue absorbido por el fetiche del chamán explotando el Hombre bestia en el proceso. Sin más interferencias, Patrick pudo invocar el vortex de muerte sobre todos sus enemigos. Aumentando la potencia con una granada explosiva por parte de Hellga.
Pero esto no detuvo a los Slaangors que salieron del huracán de muerte y escombros cargando malheridos en línea recta contra el grupo. Arrollando a Patrick y Hellga mientras Stroldin cargaba colina arriba para enfrentarse a los dos más grandes él solo.
El combate lo estaban ganando claramente los hombres bestia. Uno a uno los Portadores de Talión iban cayendo. Hasta que Helga, cara a cara con una de estas bestias se encontró al filo de la muerte. Broll, viendo que no quedaba otra alternativa, soltó su lanza, alzó su bastón y golpeó fuertemente el suelo e invocó al ancestro que poseía el cuerpo de Stroldin para que les ayudara en ese momento de necesidad.
El cual respondió envolviendo a Stroldin en un aura espiritual y convirtiendo su barba en fuego puro, cerrando temporalmente sus heridas y otorgándole una habilidad marcial muy por encima de la suya.
El combate terminó con la mitad del grupo malherido, pues las cargas de estos monstruos fueron mucho peor de lo que se esperaban. Pero de repente empezaron a oír gritos de dolor en la dirección en la que se había ido el vortex.
Aenath lo deshizo, pero ya era tarde. La mala fortuna había hecho que el vortex terminara sobre los pobres aldeanos raptados por los hombres bestia.
Mientras Broll y Franz atendían a los dos supervivientes y Fennec curaba las heridas de Patrick recibió un flechazo envenenado de una figura humanoide totalmente vestida de negro. Un asesino que fue decapitado por Aenath y cuyo espíritu fue interrogado por Patrick. Alguien le había contratado en la misma aldea de la que ellos habían partido.
En el estado precario en el que se encontraban y sin muchas más opciones, se vieron obligados a volver a Albeich, donde sabían que alguien les buscaba.
Franz consiguió un par de habitaciones para ellos y los aldeanos, donde Broll se dispuso a operar a aquellos que podía salvar.
Fennec , con el consentimiento de uno de los aldeanos, se introdujo en sus recuerdos para ver cómo habían llegado a estar con los hombres bestia, pues habían sido raptados por humanos.
En sus recuerdos pudo ver una diablesa de Slaanesh. Alguien estaba trabajando con demonios. Alguien les intentaba matar y las fuerzas del caos seguían presionando por el norte.
Estuvieron una semana en esa taberna, en la que ellos, sin saberlo, habían conseguido corrupción… ¿Cómo se manifestará esto más adelante?
Sin ver ninguna otra opción decidieron volver a Wurzen, a la casona en la que estuvieron alojados. Les atendieron y ayudaron con premura. Pero cuando Patrick intentó curar a Hellga de la precaria situación en la que se encontraba, cometió un terrible error dejándola en coma y totalmente al borde de la muerte.
Cuando salía de la habitación, con la culpa de casi haber matado a su compañera, empezaron a oír campanadas diciendo que las fuerzas del caos volvían a atacar Albeich y que buscaban voluntarios para ayudar con la defensa. Justo en ese momento la fuerza se abrió de golpe y entró en la habitación, era Remonet Jouvenel, el bretoniano que habían conocido en su camino hacia Wurzen. Les saludó emocionado y listo para ir a defender con ellos a Albeich.
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