15 y 16: Arenas lejanas
General Summary
Los meses pasaron rápidamente para el grupo en Langwald. Mientras algunos entrenaban, otros se dedicaron a sus labores sobre la ciudad o al estudio de todos los misterios que habían ido encontrando. Hasta que las noticias prometidas por el mago llegaron.
El mago les comunicó que el hombre que le había proporcionado el pergamino residía actualmente en Nuln. Con lo que el grupo se preparó y salió en su búsqueda.
Una vez en Nuln, investigaron todo lo que pudieron sobre el contrabandista, hasta que Stroldin, Broll Rocanegra y Patrick, se decidieron a visitarle actuando como clientes.
Tras una charla en la que calaron la perversa y manipuladora forma de ser de Bruno, al final este les dio la información sobre la expedición en la que había conseguido el pergamino. Con esos datos, el grupo se dirigió a Langwald para poder empezar a organizar el viaje con un contacto facilitado por el contrabandista.
Al poco de empezar con los preparativos, al lord de Langwald, se le anunció la llegada de Lady Idha, de la ciudad vecina de Nachthafen, ofreciendo la ayuda de su señor para la expedición, dejando entrever, que obraba en su poder el conocimiento sobre la verdadera identidad de Patrick.
Tras hablarlo entre ellos internamente, y preguntándose cómo se había filtrado la expedición en tan poco tiempo. Los Portadores de Talión, con Patrick como representante de Langwald, aceptaron las condiciones del señor de Nachthafen. Que incluía recoger un paquete, y traerlo de vuelta, sin mirar su contenido.
Durante el tiempo de travesía, el grupo se preparó lo mejor posible para el destino. Resultando que Hellga y Aenath aprendieron el idioma de la zona, para poder comunicarse con los habitantes.
Una vez allí, lo primero que hicieron fue dirigirse a una taberna para buscar alojamiento, decidiéndose al final por El Sable Dorado, donde su dueño, Razal Kamal, les puso al día sobre etiqueta, costumbres y ambiente de la región.
Una vez que estaban asentados y conocían más o menos la zona, el grupo se dirigió a la residencia del jeque, que les había comentado Bruno, y así conocieron finalmente a Aghmed. Que les recibió con ciertas reservas, sobre todo al enterarse de que conocían a Bruno.
Tras una rápida negociación, el grupo accedió a recuperar un baúl blanco, que una caravana de Aghmed, había perdido, sin dejar rastro en el desierto. Y si cumplían, les prepararía las cosas necesarias para la gran expedición por la que habían venido.
Usando un trabajo de escolta de una caravana de Oro, viajaron hacia El-Kalabad, ciudad de donde salió la caravana del jeque. En la travesía, conocieron a otro de los guardaespaldas, Rush Comededos, un Ogro mercenario, que captó la atención de Stroldin. Con lo que dedicó la escolta para conocerle más.
Una vez en la ciudad, recopilaron la información de la caravana, y gracias a la orientación de Aenath y las dotes de rastreo de Ielmae, siguieron la pista de la caravana que había sido atacada, durante unos días hasta que llegaron a unas ruinas.
Siguiendo la costumbre, Fennec se adelantó al grupo, hasta que localizó los cuerpos sin vida, muertos por hambre de los escoltas, y el baúl blanco semi enterrado en mitad de las ruinas.
Cuando todos se reunieron, Fennec se adelantó con cautela hacia el baúl, pero mientras se acercaba, la arena detrás de él tembló y emergió una criatura dispuesta a comerle. Afortunadamente Fennec reaccionó rápido, y se teletransportó a una roca cercana, mientras la criatura, se volvía a hundir en la arena, justo donde se encontraba el mago unos momentos antes.
Ante esta situación, Stroldin decidió hacer de señuelo, mientras Fennec se teletransportaba encima del baúl, y lo llevaba cerca del grupo. Entre medias Hellga e Ielmae cubrían a distancia al mago de las criaturas, mientras Stroldin intentaba llamar su atención. Hasta que cuando Fennec regresaba, Ielmae caía en la arena, siendo el nuevo objetivo de las criaturas.
Con la combinación de todos, al final se pusieron a salvo como pudieron. Y tras decidir que no merecía la pena aventurarse en las ruinas ni enfrentarse a esas criaturas, cargaron con el cofre hasta donde los caballos todo lo rápido que pudieron, mientras eran perseguidos por varias de esas criaturas.
Al final, volvieron a la ciudad ilesos, y sirvieron de mercenarios a otra caravana, que transportaba valiosas hiervas medicinales, de Yarah Haman, hacia la capital, donde debían entregar el baúl a Aghmed. De camino, se encontraron con unos nómadas de la tribu Muzil. Que intentaron intercambiar con Stroldin su alabarda, mas tras un intercambio rápido de palabras y ofrendas, siguieron su camino.
Una vez con Aghmed, y devuelto el baúl, este les proporcionó para el día siguiente un guía, que les llevaría a las ruinas de la expedición que estaban buscando.
Una vez que se prepararon, partieron de camino. Pero a mitad de la travesía, uno de los colgantes que el grupo había comprado, que detectaba tormentas de arena, les puso sobre aviso de una que se les cernía encima. Con lo que decidieron ir a unas ruinas cercanas a guarecerse.
Fennec se adentró en las ruinas, y allí fue atacado por un humano, enfermo hasta la locura, por un mal del desierto. Con suerte, Fennec malherido se escapó de su agresor, y tras avisar a su grupo, Hellga preparó unas barricadas en la entrada de las ruinas donde curaron al mago y descansaron.
Pocos días después de atravesar el desierto, llegaron a las ruinas de la expedición, donde el guía se despidió del grupo y volvió a la ciudad.
Tras rellenar los odres de agua y montar un campamento, el grupo se adentró en las ruinas y empezó a explorar.
Tras un par de encuentros con soldados esqueleto y enjambres de bichos. Llegaron a la cámara principal. Y tras un rato buscando. Broll Rocanegra se abalanzó sobre el sarcófago principal y cogió un zafiro del tamaño de una nuez tallado como un escarabajo.
Al instante la sala se llenó de enemigos. Hellga fue de las primeras en recibir daño, mientras el resto de grupo se repartía por la sala y se defendía como podía.
Al final, Stroldin y Aenath se encararon a los guerreros, cuando Hellga abatía a un hechicero que les potenciaba.
Tras unos instantes de ardua batalla, Fennec acabó malherido contra uno de los guerreros, que al ser el único en pie, sacó una energía sobrenatural peleando fervientemente contra los Portadores de Talión. Ocasionando grandes daños a todo el grupo, antes de ser finalmente derrotado.
Arrastrando hacia la salida, decididos a reponerse de las heridas, los Portadores de Talión fueron atacados nuevamente, por tres francotiradores que no les dejaban salir.
Viendo sus compañeros heridos, Stroldin, con el escudo en mano, Salió de la cobertura mientras era blanco de los francotiradores y lanzó una bomba de humo para poder acercarse a ellos. Momento en los que Aenath, Patrick e Ielmae salían para ayudar al enano, mientras Hellga les ofrecía cobertura con su propio rifle. Más fue alcanzada por uno de los disparos, dejándola gravemente herida.
Tras unos instantes en los que parecía que los francotiradores, muy seguros les acribillaban a disparos, el Enano, incansable e imbatible, fue acercándose a ellos, abatiendo uno con su jabalina, ya debilitado por los certeros disparos de Ielmae.
Por su parte, Patrick plantó su vortex de muerte sobre otro de los desdichados, que al intentar huir, también encontró su final. Y el último fue rematado rápidamente por Aenath.
Cuando se disponían a descansar e investigar a los francotiradores, de pronto. Hellga y Patrick, empeoraron rápidamente y vomitaron sobre la arena. Nadie sabía que es lo que les afligía…
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