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23: Principio del Fín

General Summary

Con el arma de Makarov en sus manos, el grupo cruzó las miradas y salió del almacén rápidamente en busca de su amigo. El campamento de los enanos del Caos estaba en pleno apogeo con la revuelta. Los Portadores de Talión aprovecharon la situación para ir a los edificios que aun permanecían cerrados.     A mitad de camino les asaltó un grupo de enanos del Caos, Stroldin y Aenath con Hellga les hicieron frente, mientras el resto del grupo corría a los edificios. Patrick aprovechó para lanzar unos Vórtex para darles mas tiempo y Broll reunió a los esclavos a su alrededor para darles una organización.     Tras investigar la zona y librarse de los enemigos que se les cruzaban. Descubrieron que Makarov había sido trasladado a la torre de Gorgoth recientemente. Con lo que el grupo con los esclavos, aprovechó para huir de la ciudad.     Una vez a salvo, se dirigieron a la torre, asaltando caravanas y un fortín para conseguir suministros. Pero cuando ya iban a apretar el paso hacia la misma, el grupo rescatado, al no contar con caballos, decidió separarse de los Portadores de Talión dejándoles solos en su empresa.     Utilizando la espada de Makarov para un ritual, Aenath le localizó en el centro de la torre. Decidieron intentar escalar la montaña. Para lo cual Fennec subió primero para darles una cuerda que les ayudase a escalar la pared montañosa. No sin antes encargarse él solo de una bandada de arpías que dormían en su guarida.     Tras una escalada dificultosa, descendieron por la pared hacia la torre, y se colaron por una ventana.     Siguiendo el ritual de Aenath, localizaron la ubicación de Makarov y le rescataron. Su estado de salud era precario. Trataron sus heridas y le ofrecieron pociones mágicas para estabilizarle lo máximo posible. Cuando le dieron su espada de hielo, sus heridas se recubrieron de escarcha y una pierna helada creció desde su muñón. Una vez que le hubieron estabilizado, salieron de la torre.     A mitad de camino de Karaz a Karak, habiendo cumplido su objetivo y con Makarov a salvo, oyeron una inmensa explosión que venia de la torre y del campamento de esclavos.     Mientras el grupo seguía el camino, Aenath se acercó al lugar y vio la marea de pieles verdes que estaba atacando la torre. Kilometros y kilómetros del Waaaaaaaagh se alzaba en el horizonte. Pero no eran solamente orcos, criaturas enormes de color azul y rojo traídos de Katai le acompañaban.     Aenath y Broll se adelantaron hacia la capital de los enanos para dar la alarma y preparar las defensas. La ciudad se convirtió en un enjambre y enviaron solicitudes de ayuda a todas las fortalezas enanas.     Aenath utilizó el elixir de la bellota que le había dado Kira para resucitar una raíz del árbol del mundo en mitad de los salones de los enanos. El estado de alarma se disparó todavía más mientras Broll utilizaba toda su influencia para evitar que les atacara todo el Karak en ese momento. Aenath, Patrick, Makarov y Hellga cruzaron el portal hacia Langwald mientras Fennec protegía el portal y Broll y Stroldin se dirigían a un cónclave de emergencia de todos los clanes.     El cónclave atrajo a todos los enanos más influyentes de los clanes, incluidos los del clan ThounderShout.     Tras un acalorado debate sobre las intenciones de Aenath y sobre si aceptar o no la ayuda de la Estirpe de Fildereth, Thorgrim, Custodio de Agravios entró para imponer que se aceptaría la ayuda de los elfos.     Los preparativos de la defensa de Karaz-a-Karak no se detuvieron después de esto. Los rúnicos y los herreros trabajaron en las forjas hasta que les sangraron las manos. Los ingenieros prepararon todas las nuevas invenciones para probarlas en los pieles verdes. Los exploradores se encargaron de las emboscadas.     La tensión subia en la misma medida que el tiempo bajaba. Todos estaban en sus puestos. Stroldin tuvo una charla con su padre y este le dio su bendición e hicieron las paces como padre e hijo. Los amigos intercambiaban palabras de apoyo y agradecimiento, compartían las últimas cervezas y se mentalizaban para el horror que les estaba por llegar.   Ante tal situación de desasosiego, Broll cogió una cerveza y su estandarte y empezó a cantar al ritmo de los golpes de este. Al principio sólo los amigos de Broll respondieron al canto, pero poco a poco se le fue uniendo la gente de su campamento, el canto se fue convirtiendo en un grito y se fue contagiando al resto del Karak hasta convertirse en un rugido que hizo temblar los cimientos de la propia montaña.     El Waaagh de Grimgor se acercaba a Karaz-a-Karak, pero los enanos estaban preparados para responderle.     El día de la pelea, todos estaban en sus puestos.     Los Portadores de Talión , junto a sus fuerzas de Langwald y algunos aliados enanos, se encargaban de defender uno de los laterales de la fortaleza. En primera línea estaban Stroldin, con Makarov y Aenath a sus flancos. Detrás Fennec esperaba el momento oportuno para actuar y Patrick lanzaba Vórtex continuamente para masacrar a la interminable marea verde, Hellga con los ballesteros, dispuesta a dar las ordenes y optimizar objetivos. Broll invocaba el poder de Valaya para proteger la primera línea de batalla.     Todo sucedió rápidamente. El Waaaaaagh irrumpió en la entrada donde estaban los portadores. Stroldin, Makarov y Aenath se lanzaron a la batalla, parando a los pieles verdes, recibiendo y asestando mandobles. Mientras, Patrick lanzaba vortex para ralentizar y dañar a las tropas y Fennec remataba lo que cruzase la línea de defensa. Hellga disparó al cuerno de una de esas extrañas criaturas matándola de un solo disparo mientras ordenaba a los ballesteros que dispararan al cuerno de otro de los extraños demonios.     Por su parte Broll cantaba su nueva runa sin parar al grupo, fortaleciendo a todos los guerreros a su alcance. Justo cuando su padre, golpeaba furiosamente el yunque y prendió fuego a todas las armas de la primera línea para atravesar más fácilmente las defensas enemigas.     Las lineas aguantaban como podían gracias a las órdenes y la pericia de Stroldin y Makarov. Los vórtex de Patrick eran anulados de continuo y en la lejanía, Aenath pudo ver a los chamanes que lanzaban un Pie Gorko sobre el grupo. Rápidamente el elfo lo deshizo con la ayuda de los magos y Broll. Dejándole indefenso para ataques enemigos. Stroldin y Makarov se colocaron para proteger al elfo que seguía anulando los hechizos que les lanzaban uno tras otro.     Con Hellga al mando, los chamanes cayeron muertos, pero para sustituirlos, una criatura alargada apareció devorando sus cuerpos y canalizando un conjuro. Que Aenath se dispuso a anular rápidamente mientras los ballesteros seguían disparando al monstruo.     La pelea contra los magos duró mucho, pero los Portadores de Talión se sobrepusieron. Hasta que una horda de Orcos negros, cargó contra la primera linea. A la vez que en la distancia, un guerrero Orco con espadas extrañas, se aproximaba a por Stroldin. Y el hechicero enemigo era reemplazado por otro con un pergamino en la cara.     Justo entonces el Padre de Broll terminó otra runa, creando una grieta en el suelo que dividió a la Horda dando a los defensores espacio para reagruparse y poder contener a la marea.     Los orcos negros estaban rodeando a Stroldin y Makarov y el campeón de las extrañas espadas cargó contra Stroldin. Fennec, intentando ayudarles, se coló desde un flanco para cortar la carga e interrumpir su ataque. En el último momento,el campeón le detectó y agarrando su florete y desarmandole, le hizo perder pie y le asestó un contundente golpe en la cabeza, mandándolo malherido y casi inconsciente a la primera línea de enemigos. Broll se dirigió a sacarle de esa situación precaria cuando Fennec estalló en llamas. Se encontraba de pie, con un florete envuelto en fuego, y su máscara cubierta de marcas, y con un rostro dando un alarido. Señaló con el florete al extraño chamán que llevaba el rostro tapado con un pergamino y lo dejó reducido a cenizas. Entonces Fennec se apagó y se le abrieron todas las heridas del cuerpo, sangrando profusamente y cayendo inconsciente al suelo.     Broll le sacó de donde estaba mientras Stroldin paraba todos los ataques que intentaban acabar con el mago y el sacerdote. Aenath aprovechó este momento para pillar desprevenido al Caudillo y decapitarle.     En ese momento dieron la señal de retirada y Stroldin los dirigió ordenadamente hacia el interior del Karak donde pudieron ver a Grimgor luchando contra una marea de matadores que intentaban acabar con él.     Algo cayó del bolsillo de Aenath, la daga que le dio uno de los ancianos de la estirpe de Fildereth y la mano del Djinn que mataron. Aenath colocó la empuñadura de la daga en la mano y esta se cerró sujetándola.     Ambos artefactos desaparecieron y sonó una carcajada por toda la fortaleza. Una mano de fuego gigante barrió las fuerzas orcas deteniendo el avance de los enemigos y los refuerzos.     Mientras decidían qué hacer apareció Kolber, uno de los padres de Broll, y les llevó a la biblioteca, donde les dio un mapa con información que habían encontrado sobre el pergamino que buscaban los Portadores de Talión     Ahora tenían que tomar una decisión.     Quedarse y ayudar en la defensa de la capital enana. O abandonar a sus familiares y amigos para conseguir los pergaminos que necesitaba Teclis.     Con gran pesar en el corazón de todos, fueron a por el pergamino.     El mapa les llevaba a las profundidades del Karak, a un camino secreto que se perdía en lo más profundo de la tierra. Siguieron el camino y encontraron a un extraordinariamente anciano enano que les habló de la estirpe de los Barbafuego, como el del ancestro que habitaba en el cuerpo de Stroldin, y de las estrellas de la profecía.     Al poco tiempo, apareció un dragón ancestral con el rostro desfigurado por las cicatrices de batalla. No les exterminó en ese momento porque se identificaron como los buscadores de las estrellas.     El dragón les indicó el camino que debían seguir para cumplir la profecía y liberarlo de su promesa.     Llegaron a una ciudad en ruinas que tenía un portal al reino de Khorne. Los desangradores infestaban todas las calles y moverse sin ser detectado era prácticamente imposible. Pero Fennec les teletransportó evitando gran parte de los peligros.   Pero al final uno de ellos detectó a Broll y dio la alarma. El grupo se vio obligado a huir mientras eran perseguidos por los demonios. Llegaron a una sala del tesoro protegida por runas en la que no podían entrar. Encontraron una armadura en particular que les llamó la atención, que portaba una especie de extraño fusil. Debía ser el Paladín de otro tiempo del que les habló el dragón. Cuando cogieron el fusil la armadura se deshizo.     No pudiendo salir por la puerta que estaba infestada de demonios, se introdujeron más en la sala. Encontraron una puerta que protegía grandes cofres sellados y al final de esta, un estuche con el pergamino que buscaban.     Pero en esta sala había un demonio, su carne estaba constantemente derritiéndose por el poder de las runas, pero aun así podía mantener parte de su poder.     Fennec disparó el extraño fusil al demonio y volvió a apretar el gatillo, y volvió a apretarlo, parecía no querer parar de hacerlo, hasta que con un esfuerzo terrible consiguió sobreponerse al ansia que le estaba invadiendo.     El demonio cayó al suelo y se estaba recomponiendo mientras Aenath y Broll fueron a por el pergamino.     El demonio era aquel que mató al hermano del ancestro de Stroldin y cuya espada seguía atrapada en el cadáver de este para evitar que pudiera volver al reino de los mortales.     Pero aquí era inmortal, no se le podía derrotar. Se vieron obligados a huir, lo que provocó un cisma entre Stroldin y su ancestro.     Los Portadores de Talión estaban encerrados sin opción de retirarse en ninguna dirección cuando Aenath junto los dos fragmentos de pergaminos que portaba, y tras un breve brillo, apareció Teclis a través de un portal.     Les preguntó por el pergamino y cuando Aenath afirmó que lo tenían en su posesión les invitó a cruzar el portal e ir con él.     No se fiaban del elfo desde las palabras del Djinn. Así que Aenath fue el último en cruzar el portal para asegurarse de que ningún amigo suyo era dejado atrás por Teclis.     Aparecieron junto al Vórtice del Mundo.     El suelo estaba alfombrado con los cadáveres de los defensores del lugar, claramente asesinados por Teclis.     Siguiendo otra de las respuestas del Djinn, Stroldin empezó a pinchar los cadáveres buscando a Maideth mientras Teclis y Aenath preparaban el ritual con los 5 trozos de pergamino.     Aenath no soportó mas y le pidió explicaciones a Teclis.     Teclis quería apagar el sifón de magia. Volvería más poderosos a los demonios, sí, pero también a los magos de todas las razas.     Perseguidos por las palabras del Djinn y del Moldeacarnes, Aenath , en el último momento, traición a Teclis y comenzaron un duelo de magia y contrahechizos.     Teclis sacó una poción de su túnica y se disponía a beberla cuando Fennec le atacó a esa misma mano para evitar que pudiera beberla.     Entonces Maideth salió volando y fue atravesado por la lanza de Stroldin soltando la vara del Guardián de los secretos. Tras rematar al demonio utilizó el Cráneo de Krovein para romper la vara, rompiendo la maza en el proceso y creando una honda expansiva que derribó a Patrick , Broll y a Teclis.     Aprovechando que Teclis intentaba no caer al Vórtice, Aneath se acercó y utilizó su conjuro predilecto contra los magos. La salvaguarda, una zona de vacío mágico en la que nadie puede utilizar magia. Teclis, cuya única fuente de poder era la magia, ahora inútil, y la poción que le volvía un gran guerrero, arrebatada por Fennec . Se vio en el momento de mayor debilidad de su vida.     Desesperado sacó una daga para intentar matar a Aenath y recuperar su poder, pero el silvano era un guerrero veterano y atravesó el estómago del alto elfo limpiamente.     El cual, antes de morir le susurró:     El sexto, campeón de Nurgle.     Broll y Patrick recogieron los 5 trozos del pergamino antes de que fueran arrastrados al vórtice y Aenath cogió del cuerpo del difunto elfo su bastón, 2 anillos y un cuaderno.     Abrió un portal a Langwald y los portadores salieron de ahí justo cuando en la lejanía, se oían pasos y movimiento de gente que se acercaba.     Tras un momento, todo se volvió blanco, y Landwald apareció ante sus ojos.     Todos tenían que pensar en que había pasado, y que harían a continuación. El tiempo cada vez era menos y la incertidumbre cada vez mas poderosa.
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27 Jun 2020

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