Los Hyalenos
La isla de Bleik, en el Mar Ladrón, es controlada por una pequeña Sociedad druídica que se hacen llamar Los Hyalenos, una abstracción del druídico antiguo que se traduce como "Los translucidos". Esta comunidad vive bajo la sombra de un inmenso Árbol Padre alrededor del cual crecen de manera controlada cuidando mantener sobre todas las cosas, la estabilidad de la isla: el Aénai.
Esta etnia se mantiene unida principalmente por su amor a la naturaleza y su vínculo con el gran árbol. La fe por Unhi Era es un común denominador entre sus miembros que han tomado su trabajo con una responsabilidad divina que podría comprometer la estabilidad biótica de todo Filnar insular. Sus miembros pertenecen a diferentes razas tanto humanoides como feéricas entre las que más abundan los Elfos salvajes, Driurivos y Humanos.
En comunión con el gran árbol
Gracias a su cercanía y su constante conexión con el árbol padre, los druidas Hyalenos han ganado un entendimiento y un dominio total sobre los aspectos naturales que los rodean. No a todos los miembros de esta isla se les otorgan las mismas capacidades y según sus habilidades con el territorio son asignados a según que funciones.
Los rasgos mas comunes incluyen:
- Propiocepción natural:
- Viajar en lo vegetal
- Rejuvenecimiento
Algunos miembros entran en comunión al interior de las ramas del árbol padre y son capaces de percibir a todas y cada una de las criaturas vivas que habitan el Aénai. Esta habilidad les permite mantener monitoreada la actividad de todo su territorio e interceptar rápidamente la mas mínima perturbación.
Un puñado de druidas adquieren la capacidad para fundirse y moverse a grandes velocidades utilizando el material vegetal del ambiente, viajando a través de madera, lianas y el pasto que crece en todo el santuario.
Cuando uno de estos druidas es herido estando en contacto con el árbol padre, este se encarga de curar al individuo a un ritmo acelerado, adicionalmente su comunión limpia constantemente su organismo haciéndolo inmune a las enfermedades y los venenos.
Culture
Códigos de conducta y valores compartidos
Los Hyalenos son criaturas extremadamente herméticas con respecto al mundo que existe más allá de las zonas que protegen, viven convencidos de que cualquier modificación que pueda ser introducida desde el exterior podría desatar la destrucción de la isla.
Prohíben tajantemente la entrada de cualquier criatura inteligente al Aénai y castigan esta ofensa con la muerte, sin embargo, este comportamiento agresivo solo responde a un ansia desmedida por mantener la pureza del lugar y no a un odio intrínseco hacia otras etnias con las que habitualmente mantienen relación de comercio en otras zonas de la isla.
El pensamiento de los Hyalenos esta caracterizado por una visión radical en la que la calma y la pureza son la base en la cual la naturaleza encuentra el equilibrio. Para ellos la balanza es frágil y su única prioridad es conservar generación tras generación el Árbol Padre que defienden con su vida.
Su filosofía se fundamenta en el siguiente conjunto de principios.
- Mantén cada uno de tus pasos cristalinos, aunque el rio parezca estancado este aún fluye, no te retrases, si tu no creces, la naturaleza a tu alrededor lo hará y te consumirá, no te apresures, el ciclo terminará cuando tenga que terminar y tu finalmente serás uno con el gran árbol.
- No patees la roca que creará el alud que te enterrará, no perturbes las aguas pues la creciente te arrastrará, la destrucción se encuentra en lo simple, no temas manchar las aguas con sangre si así has de evitar que la negra tinta corrompa lo que amas.
Costumbres funerarias y de homenaje
Cuando cualquier ser vivo muere en la isla, por pequeño e insignificante que parezca, empieza a ser consumido por el árbol padre que se alimenta y absorbe sus nutrientes del material biológico
Si un druida muere en combate, está prohibido manipular su cuerpo o moverlo de sitio, allí descansará y será cubierto por raíces y enredaderas creando un pequeño bulto en el suelo. Cuando un miembro está cercano a morir a causa de la edad, este entra en comunión al interior del gran árbol y comienza a ser rodeado por ramas y zarcillos que crean un capullo que lo inducen en un sueño, hasta el ciclo de su muerte en el que empezará a ser consumido por el árbol.
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