24-25: La muerte del Elegido
General Summary
Después de tan traumáticos eventos los
Portadores de Talión
aparecieron en mitad de la plaza comercial de Langwald.
Lo primero que les extrañó fue verla repleta de fuerzas militares, lo segundo fue que estas les apuntaban con sus armas hasta que la voz de Makarov mandó a todo el mundo a sus puestos y se reunió con el grupo mientras Aenath envolvía el bastón recién adquirido para que nadie pudiera reconocerlo.
Makarov les explicó que los elfos estaban absorbiendo las energías del bosque para poder mantener el portal abierto y unir el Valle de Tonatiuh, Langwald y Karaz-a-karak para luchar contra el Waaaagh de Grimgor. También les contó que según se apagó el fuego invocado por aquella mano gigantesca, los cuerpos de todos los caídos, tanto humanos, como enanos y orcos, se levantaron para luchar contra los pielesverdes. No sabían cómo había ocurrido eso, pero les había permitido ganar varias semanas para poder reorganizarse.
Langwald era actualmente la enfermería, estaba repleta de médicos y heridos de todas las razas trabajando a destajo.
Broll Rocanegray Hellga se reunieron con el padre del primero y la abadesa de las hermanas de Sigmar. Les explicaron la situación y prepararon el equipo de los Portadores de Talión. Pues Karl Franz, el emperador, había llamado a todas las fuerzas militares, colegios de magia y agentes libres imperiales al frente de batalla para la lucha final con Archaon. Pues Middenheim había caído y si no se le detenía en ese instante, el imperio sería borrado en su totalidad.
Por todo lo que habían conseguido, las hermanas de Sigmar y los padres de Broll Rocanegra les hicieron un regalo. Cada uno de ellos vería potenciada una de sus armas, Aenath eligió la espada que había encontrado en el primer Karak enano al que fueron, Fennec escogió el Florete que le habían forjado tras perder el suyo, Hellga el fusil al que tanto aprecio tenía, Broll Rocanegra la lanza de la orden del sello, Patrick el anillo de los hombres lagarto y Stroldin el martillo que le había forjado su buen amigo Randall. Hellga, además, recibió un anillo de la abadesa con el que podría invocar un milagro de Sigmar. Broll Rocanegra, en cambio, recibió de su padre el martillo con el que forjaba las runas en los artefactos enanos.
Sin tener tiempo para descansar, apenas unas horas después de su aparición, todas las fuerzas humanas de Langwald, los Portadores de Talión e Ielmae partieron para ayudar en la defensa del imperio. Todas menos Fennec. El cual había desaparecido, dejando solo una nota de que se reuniría con ellos.
Cuando las tropas partieron, Fennec se escabulló en la noche, donde se encontró cara a cara con Skat. Qué lejos quedaba el recuerdo del pequeño esclavo skaven, ahora mucho más alto, mutado y poderoso, con piedra bruja y pequeñas formaciones crecientes. Había encontrado al maestro de Fennec, pero a cambio de la información le pidió un trozo de la armadura del paladín de Nurgle.
Una vez las fuerzas de Langwald llegaron al frente de batalla, los Portadores de Talión fueron llamados a las estancias del comandante de su frente. Necesitaba la ayuda de los Portadores de Talión para encargarse de un ritual que impedía que el ejército avanzara para poder tomar el flanco este.
Los portadores hicieron como les habían comandado y se aventuraron en territorio enemigo, cruzaron los bosques rápidamente gracias a sus monturas y la guía de Aenath. Avanzaron luchando contra hombres bestia y sus monstruosidades, contra bárbaros y guerreros del caos hasta que descubrieron dónde se estaba realizando el ritual.
Dejando un reguero de sangre herética por su camino, los Portadores de Talión llegaron a la ciudad de Hovelhof. Donde encontraron al hechicero que realizaba el ritual que impedía avanzar a sus tropas. Estaba siendo protegido por varios guerreros del caos.
Siguiendo el plan de Stroldin, llamaron la atención de los guerreros a un callejón mientras Fennec daba un rodeo para pillar al hechicero desprevenido y aislado.
El trabajo fue realizado con rapidez y eficacia, eran ya experimentados en su lucha contra las fuerzas del caos y no tardaron mucho en dar muerte a sus enemigos y terminar con el ritual.
Patrick forzó el alma del hechicero para obtener toda la información posible del ritual y del jinete de Nurgle.
Una vez realizada la limpieza del ritual fueron a buscar a las fuerzas imperiales, las encontraron en la ciudad de Bersburg, pues estas no habían tardado en avanzar, pues los magos imperiales estaban pendientes del hechizo y en cuanto desapareció, dieron la orden de conquista.
Mientras aseguraban la ciudad de Hovelhof y decidían qué opciones tomar, pues sabían que el jinete estaba en la Fortaleza de Latón y no había una manera segura ni rápida de llegar allí.
Mientras descansaban con sus tropas, en mitad de la noche, fueron atacados por demonios. La lucha fue dura y sufrieron contables bajas, pero consiguieron repeler el ataque.
En el fortín había un túnel que lo unía con la Torre de Latón y en vez de tardar una o dos semanas, se tardaba solamente un día en llegar a ella. La magia caótica de Tzeentch impregnaba la salida maldita.
Aseguraron el fortín y atendieron a sus heridos hasta que llegó Volkmar el Sombrío.
En la Torre de Latón era donde se estaba celebrando el ritual original que habían interrumpido los Portadores de Talión y también donde estaban dos de los jinetes de Archaón.
Conseguir una victoria allí sería un golpe muy duro para las fuerzas del caos, pero necesitaría de un gran sacrificio por parte del orden.
Volkmar decidió sellar el túnel, pero los Portadores de Talión tenían que encontrar al jinete de Nurgle para conseguir la sexta estrella.
Consiguieron convencerle de que les dejara utilizar el túnel, pero lo cerraría detrás de ellos. No se podía permitir que volvieran a atacarles en mitad del campamento.
Se prepararon, se despidieron de sus tropas y partieron al sitio más peligroso que existía en ese momento.
Pasaron toda la noche caminando, no querían dormir en un túnel creado con la magia del dios de los engaños y la transformación.
Una vez llegaron a la fortaleza se dieron cuenta de que el túnel estaba en la parte interior de la muralla, esperaron a que cayera la noche y se aventuraron en la fortaleza.
Patrick había leído sobre la construcción y explicó cómo estaba diseñada la fortaleza, el ritual era claramente visible por todos, así que Fennec e Ielmae iban dirigiendo al grupo para evitar a las fuerzas enemigas.
Cuando estaban subiendo la torre encontraron una sala con varios demonios defendiéndose. No tenían tiempo que perder en el combate y tampoco querían llamar la atención de los que estaban por la fortaleza, así que Ielmae utilizó un objeto que le dieron Dios Los y Kira y envolvió a los demonios en una ilusión mientras los Portadores de Talión junto a Makarov avanzaban por la torre.
Cuando entraron en la parte superior, el jinete de Nurgle les estaba esperando con su martillo lleno de púas en la mano. El jinete de Tzeentch se había fusionado con las paredes interiores de la torre y cubría toda la extensión de la misma.
Makarov y Stroldin se lanzaron al ataque sin dudar. Broll Rocanegra levantó el Ojo del sello y los jinetes estallaron en llamas. El jinete de Tzeentch abrió los ojos e invocó unos pilares que rodearon y potenciaron al jinete de Nurgle pero Patric golpeó el suelo con su bastón y los pilares cayeron apagados al suelo. Aenath y Fennec entablaron un combate mágico contra el jinete de Tzeentch.
Los Portadores de Talión se veían muy superados por estos enemigos y utilizaron todos los artefactos que habían ido consiguiendo en sus aventuras. El martillo de los padres de Broll Rocanegra incendió las armas de sus aliados que infligieron grandes daños al jinete de Nurgle, Patric y Stroldin sellaban las habilidades de los jinetes, Fennec se fundía con las sombras y atacaba con su florete, Aenath tejía la magia y la acompañaba con los golpes de su espada y Hellga utilizaba sus armas y las nuevas bendiciones de Sigmar.
Prácticamente agotando todos sus recursos y muy heridos, los Portadores de Talión consiguieron terminar con los dos jinetes. Deshaciendo en el proceso el ritual mágico creado por el jinete de Tzeentch.
Aun cansados de la pelea, Ielmae irrumpió en la habitación abriendo la puerta gritando que tenían que marcharse en ese instante. Una explosión la alcanzó en el momento y salió volando y se abría estampado si no la hubiera cogido Fennec. La pierna de Ielmae, en cambio, cayó en los brazos de Stroldin.
Stroldin lanzó una granada por el pasillo y Patric un vórtex, para darles algo de tiempo. Broll Rocanegra apartó los restos de carne podrida de la pared y descubrió una ventana, ató una cuerda para que pudieran bajar, Makarov cogió al anciano de Patric y bajó por la cuerda, Aenath bajó a Ielmae, Stroldin tiró una granada de humo para darle tiempo a todos de bajar. En todo esa trifulca, Fennec aprovechó para recuperar un fragmento de la armadura sin que nadie se diese cuenta.
No tenían donde huir, habían conseguido lo que querían, pero no había plan de escape.
Broll Rocanegra le preguntó a Aenath si podría forzar el túnel por el que habían venido para que les llevará a cualquier otra parte. Agotado accedió a intentarlo, pues no había más opción. Pero podrían acabar todos en los mismísimos reinos del caos si la cosa salía mal.
Desesperados corrieron al túnel mientras esquivaban y luchaban, Aenath comenzó el ritual e intentó devolverles lo más cerca de Hovelhof.
Tan cerca les llevó que aparecieron en las mismísimas habitaciones de Volkmar.
Tras un ataque preventivo por parte de Volkmar hasta que les reconoció y la rápida petición de un médico para los maltratados Portadores de Talión. Tuvieron una reunión de urgencia todos juntos.
Las noticias no podían ser mejores, se iba a forzar una batalla con la fuerza principal de Archaón.
Malheridos y agotados fueron con el ejército de Langwald para defender uno de los Flancos. Cuando llegaron a la batalla todos se prepararon. Era el momento decisivo, Archaón tenía que caer.
Broll Rocanegra iba sobre Skree, para que todo el mundo pudiera recibir las bendiciones del estandarte de Valaya y del martillo de su padre. Stroldin, junto a Makarov dirigían a las unidades de infantería. Hellga se separó para dar apoyo a los ingenieros encargados de la artillería. Los tres magos se prepararon para apoyar y contrarrestar a los hechiceros enemigos.
Estalló el combate.
Las fuerzas del caos avanzaron como una manada imparable, los hechiceros de ambos bandos desataban hechizos devastadores sobre el campo enemigo, la artillería imperial masacraba las líneas traseras del ejército del caos.
En medio de esta marea de muerte se encontraban los Portadores de Talión.
Patrick arrasó batallones con sus Vórtex de hielo y muerte, Aenath forzó los vientos de la magia para electrocutar a todos los que intentaban rodearles, Stroldin y Makarov luchaban y sangraban junto a sus más acérrimos guerreros, Broll Rocanegra iba perdiendo la voz mientras potenciaba a todos sus aliados con el poder de las runas, Fennec aparecía y desaparecía entre las sombras, rematando y ayudando donde la situación parecía más desesperada.
Un gigante del Caos avanzó lanzando y comiéndose a los guerreros que se le acercaban. Unos jinetes de demigrifo cargaron contra él pero estaban claramente perdiendo. Quisieron ir a ayudarles pero justo en ese momento una explosión cayó cerca de donde se encontraban, barrió tanto a aliados como enemigos. Unos hechiceros del Caos estaban utilizando una extraña máquina para absorber los vientos de la magia y convertirla en explosiones de artillería, sin preocuparse si daban a aliados o enemigos.
No podían permitir que esa extraña máquina estuviera debilitando la magia de los colegios del imperio y lo usará contra ellos, así que cargaron contra la colina en donde se encontraban los hechiceros.
Al llegar a la colina unos guerreros del caos intentaron detenerles. Pero Patrick y Aenath lanzaron sus hechizos contra ellos, seguidos de una carga de Broll Rocanegra encima de Skree, que lanzaron a los cadáveres inertes por el lado contrario de la colina. Mientras los magos se giraban para atacarle, Fennec apareció a la espalda de uno de ellos y le atravesó tres veces con su florete antes de que pudiera reaccionar y Stroldin atravesó al otro con una jabalina desde la parte inferior de la colina.
Aprovecharon el impulso para reconquistar la loma junto a sus guerreros y estudiar el campo de batalla.
Casi son aplastados cuando del cielo cayeron un grifo y un extraño caballo negro con cuatro cabezas. El grifo no era otro que Garramuerte, la fiel montura del emperador. No tardaron mucho encontrarle, a solo unas decenas de metros, luchando junto a Volkmar y su gran amigo Remonet contra Archaón.
Los Portadores de Talión no dudaron y se lanzaron a ayudar en ese combate desesperado. Broll Rocanegra invocó a Valaya para defenderlos mientras Patrick invocó sus cadenas para controlarle y Aenath deshacía todos los hechizos que podía, Fennec desapareció en las sombras y Stroldin cargó entre aliados y enemigos para cargar contra el elegido.
Cuando consiguieron llegar al combate, Broll Rocanegra elevó el Ojo Inquisitorial, que al sellar los poderes corruptos de todos los enemigos y haciendo que estallaran en blancas llamas de pureza terminó resquebrajándose. Archaón apuntó a los Portadores de Talión y los envolvió en llamas negras que consumieron carne y hueso por igual, pero Volkmar invocó el poder de Sigmar para envolverles en una cálida luz que los llenó de vida y esperanza. Stroldin, con el escudo Hecho por Hellga y el martillo forjado por Randall se lanzó contra el elegido de los cuatro dioses, parando en varias ocasiones los golpes de su mandoble. Fennec apareció de una sombra y le atacó en la corva, haciendo que sangrara por primera vez. Al estar distraído con los Portadores de Talión, el Emperador Karl Franz pudo asestarle duros golpes con su Galmaraz. Remonet no perdía oportunidad y atacaba constantemente con el poder de la Dama, ahora ya un Caballero del Grial por derecho propio, luchaba con todo su ser contra las fuerzas del Caos.
Pese a superarle en gran número, no conseguían sacarle ventaja al elegido. Volkmar sacrificó su martillo sagrado para ayudarles a todos, Karl Franz atacaba sin descanso y Stroldin se interponía constantemente en los ataques de Archaón para defender a todo el mundo. Archaón le atacó a él para quitarse una gran molestia, pero Patrick consiguió controlar los ataques de Archaón con su magia. Aenath le atacó por el flanco con su portentosa espada mientras Remonet lo hacía por el flanco contrario. Broll Rocanegra sacó la lanza rúnica del Sello, ahora bendita por Sigmar para utilizar su poder sagrado castigando a los corruptos.
La furia y la frustración de Archaón estaban llegando a su punto álgido. Así que utilizó su magia para teletransportar a Broll Rocanegra a sus manos y atravesarle el estómago con su espada maldita, lanzándole al suelo vomitando sangre y sin poder moverse. Intentó hacer lo mismo con Aenath, pero Fennec le atacó al brazo por la espalda haciendo que le soltara. Cuando le atacó mientras se retiraba, Stroldin volvió a ponerse en medio para desviar el ataque.
Cada vez estaban más débiles en su lucha contra el elegido del Caos hasta que Stroldin, haciendo gala de su gran pericia marcial, consiguió asestarle un golpe en la corona reventándola en cientos de pedazos. Pero se quedó en una posición muy vulnerable para poder conseguir esto y sufrió varias estocadas de Archaón antes de poder recuperarse. Cayó al suelo, cubierto de heridas y sangre, inmóvil.
Entonces Remonet terminó el rezo que había elevado a la Dama del Lago. Un cáliz espiritual apareció en el cielo y les regó con sus energías. Las heridas sanaron, los huesos se soldaron y en mitad de la confusión del enemigo, Remonet cargó con su refulgente espada contra el elegido. Le atravesó el pecho y la hoja se quedó atascada. No pudo sacarla a tiempo para detener la espada de Archaón que le decapitó en ese mismo sitio.
La hoja quedó enterrada en su pecho, no podía sacarla, pues estaba bendita y el mero contacto le dañaba. Al grito de Karl Franz de mantenerle inmóvil, Stroldin golpeó la pierna herida por Fennec, haciendo que cayera de rodillas al suelo. Patrick invocó su magia para volver a encadenarle y que no se pudiera mover ayudando a que el Emperador pudiera golpear con su gran martillo la espada de Remonet, haciéndola añicos y reventando parte del cuerpo de Archaón, saliendo despedido el brazo con el que sostenía la espada.
Entonces atrajo a Patrick como había hecho con Broll Rocanegra y le empezó a estrujar la cabeza. En medio de su agonía y sin importarle su propia vida, Patrick apuntó a la cabeza de Archaón con el anillo de los hombres lagarto y lo envolvió con las llamas sagradas.
El cuerpo de Archaón cayó al suelo, inerte.
Empezó a haber explosiones por todo el campo de batalla. Sin su campeón, parecía que las fuerzas del caos se marchitaban y desaparecían.
Pero Patrick consideró que el trabajo todavía no había terminado. Archaón ya había sido resucitado en dos ocasiones. No podía volver a suceder.
Herido de gravedad y sujetándose a su bastón mágico comenzó a realizar un ritual. Viéndose su magia de muerte muy potenciada por estar en un campo de batalla fue invocando todo el poder que estaba a su disposición.
Las palabras mágicas de Patrick se elevaron por encima de los gritos del campo de batalla. Su voz retumbaba y reverberaba los mismos cimientos de la vida. Los combates se detuvieron y todo el mundo, imperiales, bárbaros, hasta bestias y demonios miraron a Patrick.
El alma de Archaón pasó a ser visible para todo el mundo.
Se hizo el silencio en el campo de batalla.
Un portal apareció detrás de Patrick. Era el Portal al reino de los muertos de Morr.
Patrick soltó su mano derecha de su bastón y apareció una mano gigantesca atravesando el portal. Copiando los gestos de Patrick, la mano agarró el alma de Archaón.
Los demonios y los que habían sido benditos por los dioses del caos empezaron a gritar de dolor, furia y miedo.
Con un esfuerzo sublime, la mano arrastró el alma del elegido por los cuatro dioses del caos al otro lado del portal.
Archaón nunca volvería a ser resucitado.
Patrick, agotado y malherido, se fue a desplomar. Pero el Emperador evitó que cayera al suelo.
Habían ganado.
Los demonios empezaron a deshacerse en el aire, las fuerzas del caos se retiraban. Podían volver a casa.
Report Date
30 Jul 2020
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