Idril fue, desde pequeña, una trotamundos. Fue así que tras la muerte de su madre, y en medio de sus viajes, se vio envuelta en la travesía del Vientoligero. Lo que sería sólo un viaje más de una isla a otra se transformo en toda una aventura.
 
16 Capanegra, 1842 / Crónica del Vientoligero / CdV1: Naufragio


El naufragio del Vientoligero supuso un nuevo desafío para Idril. Acostumbrada a su soledad, ahora se veía obligada a colaborar con otros para solventar la supervivencia.
 
19 Último Orco, 1842 / Crónica del Vientoligero / CdV11: Navegando hacia Itlan

Desde que comenzara la navegación, Idril ha sido aporte para la tripulación. Sin embargo se sigue sintiendo más cómoda en la soledad y la naturaleza. En su parada en Aos Trestyn buscó paz en la floresta, y en el viaje hacia Itlan, si bien compartía con sus compañeros y trabaja su turno en el Vientoligero, a cada oportunidad volvía a su introspección natural. Su extraña ascendencia, y su infancia, han marcado una personalidad retraída.
 
1 Crepuscular, 1842 / Crónica del Vientoligero / CdV12: Nuevos destinos

Durante la vida de Idril, pocas veces su ascendencia sanguínea le significó algo. El Archipiélago es un lugar bastante cosmopolita como para que haya sido algo excepcional. Sin embargo, para los crighanitas, los genasis son seres tocados por la bendición de Crig Han y están destinados a grandes cosas. Así, cuando buscaban acceso a los Salones del Vacío fue la sangre de Idril lo que se las garantizó.
 
1 El Guerrero, 1842 / Crónica del Vientoligero / CdV21: Una sombra astuta

Idril siempre ha demostrado un respeto por la vida, sea cual sea. Junto con Ian Elwent, estaban reticentes a aceptar hacer de cazarrecompensas. Matar por dinero no es algo que la genasi considere loable. Y pese a que aceptaron, considerando el pasado de las presas a perseguir, cuando mataron a Rima Babrycg la bomba explotó. La soltura con la que Aben Cantosombrio se desenvolvía provocaron la animadversión de Idril, quien se separó del grupo buscando la soledad del mar. Necesitaba ordenar sus idea.
 
10 Iluminación, 1842 / Crónica del Vientoligero / CdV27: Sellando tratos, siguiendo dioses

Con los años, el padre de Idril fue distanciado sus visitas para limitarse a una vez al año, durante su cumpleaños. En la víspera de este, Idril y sus compañeros se encontraban en Dom-Anrap. Estaban en un valle escondido al final del cual se encontraba Deel'Armil, en medio de un lago, junto a una eidh'ced. Y no había forma de llegar a él. Idril, mestiza del agua, comenzó a invocar el poder en su sangre para manipular el agua, y así solidificando un camino de hielo y sangre, hasta el dios. Sus compañeros lograron llegar, mientras la genasí desfallecía en la orilla. Cuando sus fuerzas ya no aguantaban y la vida arrancaba de ella, apareció su padre, una criatura de los planos elementales, para abrazarla en su magia y mantener a salvo a sus compañeros. Como cada año, volvía a hacerse presente.
 
3 Oscuridad, 1842 / Crónica del Vientoligero / CdV31: El templo de los Guardianes

Luego de liberar a Svashmarys de los Azotamares, vuelven a reunirse con este en el Templo de Oaxcos. Allí, Idril recibe la bendición de parte del dragón, cuando se compromete a viajar tras Deel'Armil para detenerlo.
 
21 Oscuridad, 1842 / Crónica del Vientoligero / CdV36: Una prisión gélida 

Cuando los aventureros se adentran en la misteriosa puerta del Templo de Tenalah, hacia un lugar frío y entrópico, nuevamente Agastemys aparece para protegerlos. Parece que su padre tiene un sexto sentido para saber cuando Idril está en peligro... 
 
17 Oscuridad, 1842 / Crónica del Vientoligero / CdV37: Nazareata Liberado

La liberación de Nazaraeta supuso una dura prueba no sólo para Idril, si no para todo el grupo. Y a pesar de no tenerle mucho aprecio, la muerte de Aben impactó en la genasí; mal que pese, era un compañero de armas. Cuando el desafío hubo terminado y el Guardián volvió a ser una entidad consciente, Idril pidió que con su bendición Aben volviera a la vida. Pero esta vez no resultó. El joven explorador parecía estar condenado a volver a la rueda...