BUILD YOUR OWN WORLD Like what you see? Become the Master of your own Universe!

Imperio Almorávide

EL imperio almorávide (árabe: المرابطون, romanizado: Al-Murābiṭūn, lit. 'los de los ribats') fue el estado levantado por una dinastía musulmana bereber centrada en el territorio de la Mauritania y fundadores del primer imperio de Marruecos, establecido en el siglo XI y cuyo domino que se extendía por el Magreb occidental y Al-Andalus, comenzando en la década de 1050 y durando hasta su caída ante los Almohades] en 1147.
La dinastía nació como un movimiento religioso de reformismo ortodoxo y puritanismo doctrinal -los almorávides- que surgió y se desarrollo en el seno de la coalición tribal Sinhaya que aunaba a las tribus nómadas bereberes Lamtuna, Gudala y Massufa, que nomadeaban en el desierto mauritano, atravesando el territorio entre los ríos Draa, Níger y Senegal, pronto derivará en un imperio islámico occidental que a principios del siglo XII abarcaba desde el Senegal hasta el Ebro y que logrará por primera vez la unificación política de las tribus bereberes del Magbreb bajo una superestructura estatal. Durante su expansión en el Magreb, los almorávides fundaron la ciudad de Marrakech como capital, c. 1070.
Los almorávides fueron cruciales para evitar la caída de Al-Andalus ante los reinos cristianos de Spania, cuando derrotaron decisivamente a una coalición de los ejércitos castellano y aragonés en la Batalla de Zalaca  en 1086. Esto les permitió controlar un imperio que se extendía 3.000 km (1.900 millas) de norte a sur. Sus gobernantes nunca reclamaron el título de califa y en su lugar tomaron el título de Amir al-Muslimīn ("Príncipe de los musulmanes") mientras reconocían formalmente la autoridad religiosa de los califas abasíes en Bagdad. Sin embargo, el gobierno de la dinastía duró relativamente poco. Los almorávides cayeron, en el apogeo de su poder, cuando no lograron detener la rebelión liderada por los Masmuda iniciada por Ibn Tumart. Como resultado, su último rey, Ishaq ibn Ali, fue asesinado en Marrakech en abril de 1147 por los almohades, que los reemplazaron como dinastía gobernante tanto en el Magreb como en Al-Andalus.
imperioalmorávidemapa.png

Estructura

Los almorávides son la primera dinastía que consiguió la unificación política y administrativa del Magreb, superponiéndo un estado unificado -de inspiración árabe clásica, como en al-Andalus o Bagdad- sobre las primitivas estructuras tribales. A la cabeza del dominio almorávide se situaba el Amir al-Muslimín, (Príncipe de los Creyentes) elegido siempre dentro de los caudillos de la tribu Lamtuna (los Velados). Nunca adoptaron el título de califa, respetando y acatando la autoridad aún vigente del Califato de Bagdad.
Aunque el poder del Emir era absoluto, este se veía limitado y controlado por los alfaquíes. Los doctores alfaquíes, por el Príncipe protegidos, llegaban a influir en importantes decisiones políticas, pues el emir no dictaba una orden sin consultarla con los alfaquíes. De este modo, durante la época almorávide se llegó al triunfo de la ortodoxia sunní y del malikismo en el Occidente musulmán, afirmándose incluso que el gobierno de los almorávides fue un gobierno de los alfaquíes.
No obstante, en la historia de los Almorávies un hecho y factor fundamental fue la incorporación de al-Andalus a su imperio, de raíz sahariana y asentamiento bereber, por la influencia que la sofisticada civilización andalusí tuvo en su actividad militar, su organización política, administración, economía y cultura.
En el ámbito de la organización administrativa y política, tras la ocupación militar de las tieras se instauró un sistema basado en el gobierno de las grandes ciudades por qa'ids pertenecientes a la familia de los Banu Tasufin o clientes de estos. En el Magreb, la multitud de tribus y facciones sometidas y, sobre todo, la desaparición del poder Zanata magrawi hizo urgente y necesaria una reogranización de los mandos que efectuó Yusuf Ibn Tasufin, quien, además, dividió sus dominios magrebíes en cuatro grandes provincias al frente de los cuales puso a dos familiares cercanos y a dos jefes de las tribus más antiguas de los Almorávides.

Los alfaquíes

Un elemento unificador a nivel político-social de todo el imperio y que al mismo tiempo fue factor de homogeneización entre las dos orillas e influencia andalusí los constituyó el derecho malikí. La defensa y seguimiento incondicional de esta escuela jurídica por los Almorávides, cuyos gobernantes se consideraban a sí mismos como jefes religiosos y dirigentes reformadores, otorgó a los alfaquíes, principalmente andalusíes, un gran poder, influencia y prestigio. Fueron la base del Estado y un elemento de importante control social mediante su estricta y reducida ortodoxia y mediante una rígida y literal aplicación de la normatiuva y casuística legal en todos los ámbitos de la vida.
Así, si bien la administración del estado difería formalmente poco de las estructuras del islam clásico presentes en al-Andalus, es en el control que los consejos de ulemas tendrán sobre todas las autoridades, empezando por el Emir y terminando por los cadíes de las ciudades, lo que marcará realmente la diferencia.

Cultura

El imperio almorávide comenzó como un movimiento conservador de reforma islámica inspirado en la escuela de jurisprudencia Maliki. Los escritos de Abu Imran al-Fasi, un erudito marroquí maliki, influyeron en Yahya Ibn Ibrahim y en los primeros movimientos almorávides.

Arte

El arte almorávide, principalmente dedicado a la arquitectura y ornamientación de las mezquitas y objetos de culto, recibió una gran influencia del brillante y refinado arte andalusí, aunque mantuvo, no obstante ciertos rasgos de su sencillez y naturalidad magrebíes. y El arte del imperio almorávide viene detereminado por el principio de integración de varias áreas en una sola unidad política y el desarrollo resultante de un estilo andalusí-magrebí generalizado, así como los gustos de los gobernantes Sanhaja como mecenas del arte.
En un principio, los almorávides, suscritos a la escuela conservadora de jurisprudencia islámica maliki, rechazaron lo que percibían como decadencia y falta de piedad entre los musulmanes ibéricos de los reinos de taifas andalusíes en su refinamiento estético y sofisticación cultural. Pero con el tiempo, la actitud de los gobernantes almorávides fue cambiando, suavizándose y adoptando progresivamente los usos y costumbres de sus refinados súbditos del norte.
La producción artística bajo los almorávides incluyó minbares finamente construidos producidos en Córdoba; pilas y lápidas de mármol en Almería; textiles finos en Almería, Málaga, Sevilla; y cerámica de lujo.
Marmolistas
Durante la primera mitad del siglo XII se elaboraron en Almería un gran grupo de lápidas de mármol, en una época en que era una próspera ciudad portuaria bajo dominio almorávide. Las lápidas estaban hechas de mármol de Macael, que se extraía localmente, y estaban talladas con extensas inscripciones cúficas que en ocasiones estaban adornadas con motivos vegetales o geométricos. Éstos demuestran que los almorávides no solo reutilizaron columnas y pilas de mármol omeya, sino que también encargaron nuevas obras. Las inscripciones en ellos están dedicadas a varias personas, tanto hombres como mujeres, de una variedad de ocupaciones diferentes, lo que indica que tales lápidas eran relativamente asequibles. Las piedras toman la forma de estelas rectangulares o de largos prismas horizontales conocidos como mqabriyyas (similares a los que se encuentran en las tumbas saadíes de Marrakech, mucho más posteriores). Se han encontrado en muchos lugares de África occidental y Europa occidental, lo que demuestra que existía una industria y un comercio de mármol de gran alcance. Los saqueos y botines posteriores harán llegar algunas de estas piezas a Provenza y Francia; y también se encuentran en el Sahel africano, testimonio del alcance de la influencia almorávide en el continente africano. También se fabricaban exquisitas columnas de mármol y exportadas a las ciudades del imperio, como Marrakech y Fez.
Textiles
El hecho de que se registre que Ibn Tumart, líder del movimiento almohade, criticó al sultán Ali ibn Yusuf por "sentarse en una lujosa capa de seda" en su gran mezquita en Marrakech indica el importante papel de los textiles bajo los almorávides. Muchos de los restos de tejidos de la época almorávide serán reutilizados por los cristianos productos de los botines de guerra.
Algunas de estas piezas se caracterizan por la aparición de inscripciones tejidas cúficas o "hispano-cúficas", con letras que en ocasiones terminan en florituras vegetales ornamentales. El textil se producía localmente en centros como Almería, pero que se copiaban o se basaban en importaciones orientales.
Caligrafía e iluminación de manuscritos
En los primeros manuscritos islámicos, el cúfico era la escritura principal utilizada para los textos religiosos. El cúfico occidental o magrebí evolucionó a partir del estilo cúfico estándar (u oriental) y se caracterizó por la transformación de las secciones bajas y en picada de las letras de formas rectangulares a formas largas semicirculares. Se encuentra en los coranes del siglo X antes del período almorávide. El cúfico almorávide es la variedad de escritura cúfica magrebí que se utilizó como escritura de exhibición oficial durante el período almorávide.
Finalmente, el cúfico magrebí dio lugar a una escritura cursiva distintiva conocida como "magrebí", la única escritura cursiva del árabe derivada del cúfico, que se formó completamente a principios del siglo XII bajo los almorávides. Este estilo se usó comúnmente en los Coranes y otras obras religiosas a partir de este período, pero rara vez se usó en inscripciones arquitectónicas. Una versión de esta escritura durante este período temprano es la escritura andalusí, que se asoció con Al-Andalus. Por lo general, era más fino y denso, y mientras los bucles de letras debajo de la línea son semicirculares, las extensiones de letras sobre la línea continúan usando líneas rectas que recuerdan sus orígenes cúficos. Otra versión de la escritura es más redonda y más grande, y está más asociada con el Magreb, aunque también se encuentra en los volúmenes andalusíes.
El Corán iluminado más antiguo que se conoce del mundo islámico occidental (es decir, el Magreb y Al-Andalus) data de 1090, hacia el final del primer período de Taifas y el comienzo de la dominación almorávide en Al-Andalus. Fue producido en el Magreb o en Al-Andalus. Su decoración aún se encuentra en las primeras fases de desarrollo artístico, sin la sofisticación de los volúmenes posteriores, pero muchas de las características que fueron estándar en los manuscritos posteriores[122] están presentes: la escritura está escrita en estilo magrebí con tinta negra, pero el los signos diacríticos (vocales y otros signos ortográficos) están en rojo o azul, simples círculos dorados y negros marcan el final de los versos, y los encabezados están escritos en cúfico dorado dentro de un marco y fondo decorados.  También contiene un frontispicio, de diseño relativamente simple, que consiste en una cuadrícula de rombos rellenos de motivos vegetales dorados, mallas doradas o inscripciones cúficas doradas sobre fondos rojos o azules.
Una iluminación más sofisticada ya es evidente en una copia de un sahih fechado en 1120 (durante el reinado de Ali ibn Yusuf), realizado también en el Magreb o en Al-Andalus, con un rico frontispicio centrado alrededor de un gran medallón formado por un entrelazado geométrico. motivo, relleno de fondos dorados y motivos vegetales. Un Corán igualmente sofisticado, fechado en 1143 (al final del reinado de Ali ibn Yusuf) y producido en Córdoba, contiene un frontispicio con un motivo geométrico entrelazado que forma un panel relleno de oro y un círculo azul anudado en el medio.
Cerámica
La conquista almorávide de al-Andalus provocó una ruptura temporal en la producción cerámica, pero volvió en el siglo XII, volviéndose a exportar a todo el Mediterráneo occidental, donde aún se utilizan para decorar iglesias, especialmente en Italia. Hubo una serie de variedades de cerámica bajo los almorávides, incluidas las piezas de cuerda seca. La forma más lujosa era la cerámica de lustre iridiscente, hecha aplicando un esmalte metálico a las piezas antes de una segunda cocción. Esta técnica vino de Irak y floreció en el Egipto fatimí.
Mimbares
Los mimbares almorávides —como el minbar de la Gran Mezquita de Marrakech encargado por el sultán Ali ibn Yusuf (1137), o el minbar de la Universidad de al-Qarawiyyin (1144)—[125][103] expresaban la legitimidad maliki de los almorávides , su "herencia del papel imperial omeya" y la extensión de ese poder imperial al Magreb. Ambos mimbares son excepcionales obras de marquetería y tallado en madera, decorados con composiciones geométricas, marquetería y relieves arabescos.

Arquitectura

Uno de los logros de los almorávides en el Magreb, además de su unificación tribal y político-administrativa, fue la asimilación de la civilización andalusí, sobre todo en lo referente a técnicas constructivas y urbanísticas.
El periodo almorávide, junto con el posterior periodo almohade, se considera una de las etapas más formativas de la arquitectura marroquí y morisca, estableciéndose muchas de las formas y motivos de este estilo que se refinaron en los siglos posteriores. Los almorávides redujeron la tendencia andalusí hacia una decoración más pesada y elaborada que se había desarrollado desde el Califato de Córdoba y en su lugar priorizaron un mayor equilibrio entre proporciones y ornamentación.
En sus construcciones del norte de África, los almorávides exploraron el uso de cúspides para hacer arcos más decorativos, como se ve en el Qubba almorávide en Marrakech.
Los dos centros de producción artística del occidente islámico antes del ascenso de los almorávides eran Kairuán y Córdoba, ambas antiguas capitales de la región que sirvieron de fuente de inspiración[105]. Los almorávides fueron los responsables de establecer una nueva capital imperial en Marrakech, que a partir de entonces se convirtió en un importante centro de mecenazgo arquitectónico. Los almorávides adoptaron los desarrollos arquitectónicos de al-Andalus, como los complejos arcos entrelazados de la Gran Mezquita de Córdoba y del palacio de la Aljafería de Zaragoza, e introdujeron también nuevas técnicas ornamentales de oriente como los mocárabes ("estalactita" o "panal de abeja").
Tras hacerse con el control de Al-Andalus en la Batalla de Sagrajas, los almorávides enviaron artesanos musulmanes, cristianos y judíos de Iberia al norte de África para trabajar en los monumentos. La Gran Mezquita de Argel (c. 1097), la Gran Mezquita de Tremecén (1136) y al-Qarawiyyin (ampliada en 1135) en Fez son ejemplos importantes de la arquitectura almorávide. La Qubba almorávide es uno de los pocos monumentos almorávides que sobreviven en Marrakech y se destaca por su cúpula interior muy ornamentada con decoración de estuco tallado, formas de arco complejas y cúpulas de mocárabes menores en las esquinas de la estructura. La central La nave de la mezquita Qarawiyyin ampliada presenta en particular el primer ejemplo completo de bóveda de mocárabes en el mundo islámico occidental. La complejidad de estas bóvedas de mocárabes en una fecha tan temprana, solo varias décadas después de que aparecieran las primeras bóvedas de mocárabes simples en el lejano Irak, ha sido señalada por los historiadores de la arquitectura como sorprendente. cúpula frente al mihrab de la Gran Mezquita de Tremecén, que probablemente tenga su origen en las cúpulas nervadas del siglo X de la Gran Mezquita de Córdoba. La estructura de la cúpula es estrictamente ornamental y consta de múltiples nervaduras o arcos que se entrecruzan formando una estrella de doce puntas. También es parcialmente transparente, lo que permite que se filtre algo de luz exterior a través de una pantalla de decoración arabesca perforada y tallada que llena los espacios entre las nervaduras.
Aparte de las estructuras religiosas más ornamentales, los almorávides también construyeron muchas fortificaciones, aunque la mayoría de ellas fueron demolidas o modificadas por los almohades y las dinastías posteriores. La nueva capital, Marrakech, inicialmente no tenía murallas, pero el fundador de la ciudad, Abu Bakr ibn Umar, construyó una fortaleza conocida como Ksar el-Hajjar ("Fortaleza de piedra") para albergar el tesoro y servir como un residencia inicial. Finalmente, alrededor de 1126, Ali Ibn Yusuf también construyó un conjunto completo de muros, hechos de tierra apisonada, alrededor de la ciudad en respuesta a la creciente amenaza de los almohades. Estos muros, aunque muy restaurados y parcialmente ampliados en siglos posteriores, continúan sirviendo como muros de la medina de Marrakech en la actualidad. Las puertas principales de la medina también se construyeron por primera vez en este momento, aunque muchas de ellas se han modificado significativamente desde entonces. Se cree que Bab Doukkala, una de las puertas occidentales, representa mejor su diseño almorávide original. Tiene una configuración clásica de entrada inclinada, de la que se encuentran variaciones a lo largo del período medieval del Magreb y Al-Andalus. Fez, aportar testimonios sobre otras fortalezas almorávides. Construidos con escombros o tierra apisonada, ilustran similitudes con las fortificaciones hammadíes más antiguas, así como una aparente necesidad de construir rápidamente en tiempos de crisis. Las murallas de Tlemcen fueron igualmente construidos en parte por los almorávides, utilizando una mezcla de piedra de escombro en la base y tapial en la parte superior.
En la arquitectura doméstica, encontramos el ejemplo más antiguo conocido en Marruecos de un jardín riad (un jardín interior dividido simétricamente en cuatro partes). la época almorávide o incluso antes. Consistía en varias casas, dos hammams, un sistema de suministro de agua y posiblemente una mezquita.

Literatura

El movimiento almorávide tiene sus orígenes intelectuales en los escritos y enseñanzas de Abu Imran al-Fasi, quien primero inspiró a Yahya Ibn Ibrahim de la tribu Guddala en Kairouan. Ibn Ibrahim luego inspiró a Abdallah ibn Yasin a organizarse para la yihad y comenzar el movimiento almorávide. La literatura marroquí floreció en el período almorávide. La unificación política de Marruecos y al-Andalus bajo la dinastía almorávide aceleró rápidamente el intercambio cultural entre los dos continentes, comenzando cuando Yusuf ibn Tashfin exilió en Tánger a al-Mu'tamid ibn Abbad, ex rey poeta de la taifa de Sevilla. y finalmente en Aghmat.
Los historiadores Ibn Hayyan, Al-Bakri, Ibn Bassam y al-Fath ibn Khaqan vivieron todos en el período almorávide. Ibn Bassam fue autor de Dhakhīra fī mahāsin ahl al-Jazīra [ar], Al-Fath ibn Khaqan fue autor de Qala'idu l-'Iqyan,[149] y Al-Bakri fue autor de al-Masālik wa 'l-Mamālik (Libro de Caminos y Reinos).
En la época almorávide destacan dos escritores: Qadi Ayyad y Avempace. Ayyad es conocido por haber escrito Kitāb al-Shifāʾ bī Taʾrif Ḥuqūq al-Muṣṭafá. Muchos de los Siete Santos de Marrakech eran hombres de letras.
El muwashshah fue una forma importante de poesía y música en el período almorávide. Grandes poetas de la época se mencionan en antologías como Kharidat al Qasar, Rawd al-Qirtas y Mu'jam as-Sifr.
A pesar de su rigorismo y desprecio por la cultura profana, la actividad bibliográfica era enorme y solo en Fez había 104 fábricas de papel bajo Yusuf ibn Tashfin en el siglo XI.

Historia

Los almorávides nacen a partir de la tribu Lamtuna (los Velados), cuando el emir Yahyà Ibn Ibrahim, tras su peregrinación a La Meca de 1035-1036, se detiene en Qayrawan antes de regresar a su tierra. Allí conoció a Abú Imram, quien lo introdujo en la doctrina malikí. A su marcha, le dio una carta de recomendación para su discípulo el doctor alfaquí malikí Abd Allah Ibn Yasin, quien había estudiado ciencias en al-Andalus. Éste parte con él al desierto y comienza a predicar entre los Audala y los Lamtuna, siguiendo una estricta ortodoxia y convirtiéndose en su instructor religioso. A pesar de que los beréberes eran conocedores del Islam desde el siglo IX, habían acomodado la doctrina a sus necesidades y hábitos, lo que había supuesto un relajamiento de las costumbres. De este modo, a lo que se ha llamado «berberismo sahariano» se unió la islamización ortodoxa de Ibn Yasín, generándose una concepción del Islam con un importante sustrato bereber que se propagaría por todo el Occidente islámico medieval. Debido al rechazo de las nuevas doctrinas por parte de los Lamtuna, Yahyà Ibn Ibrahim e Ibn Yasin son expulsados de la tribu, retirándose él y otros siete a un ribad en la isla de Tidra con sus fieles. Es allí donde nacen el movimiento almorávide y el término que lo designa (al-Murabit = hombre del ribat), el cual fue acuñado por Ibn Yasin.

El Emirato de los Creyentes

El pequeño grupo de fieles dirigidos por Ibn Yasin comenzó a entender la religión como Guerra Santa, principio que se convertirá en elemento de unión entre los pueblos del desierto, que hasta entonces habían estado inmersos en sus luchas tribales. Hacia el año 1052, los almorávides se organizan en una Confederación bajo la dirección de Yahyà Ibn Ibrahim, en la que no sólo estaban unidos por lazos étnicos o familiares, sino también por un vínculo religioso, por el que declaran la guerra a las tribus del desierto consiguiendo hacerse con la hegemonía política del Sahara, lo que desembocará en la formación de un gran imperio que se expandirá hacia el Magreb, hecho que había sido preparado políticamente por Ibn Yasin gracias a sus contactos con los alfaquíes y con su maestro Wakak. Por otra parte, con la nueva confederación se implantan las que serán las bases del movimiento almorávide, y que lo acompañarán hasta su caída en 1147:
"Declarar la verdad; establecer la justicia; abolir los impuestos opresivos"
Yahya Ibn Umar
El sucesor de Yahyà Ibn Ibrahim como dirigente de la confederación fue Yahyà Ibn Umar, quien en 1053 lleva a cabo una expedición contra Siŷilmāsa, capital de la región de Tafilalt situada a las puertas del Sahara permitiendo el paso a Senegal. Esta ciudad se convirtió en la primera localidad importante tomada por la confederación, así como en su centro religioso. La expedición comenzó con la llamada a los almorávides de Wayyay al-Lamtí, portavoz de los alfaquíes y los ortodoxos malikíes. Los beréberes sitian la ciudad hasta que cae en su poder, hecho de gran relevancia para la economía almorávide por su posición estratégica como punto de encuentro de las grandes rutas caravaneras. En estas batallas muere Yahyà Ibn Umar, siendo sucedido por su hermano Abu Bakr, quien no fue reconocido como emir hasta 1058.
Abu Bakr
En 1054 los almorávides tomaron la ciudad de Awdagust, lo que supuso el dominio absoluto de las rutas comerciales de las caravanas a través del desierto. En 1056, emprenden la conquista de la región del Sus, con el ejército de Abu Bakr Ibn Umar —acompañado por Yusuf Ibn Tasufin e Ibn Yasin—, y un año más tarde ya se habían hecho con el dominio de la región, consiguiendo la unidad, por vez primera, del Marruecos presahárico, lo que les facilitaría la entrada en la región del Atlas. A finales de 1057 o principios de 1058, el ejército almorávide se dirige hacia Agmat —primera capital del estado almorávide—. Tras esto, los ejércitos parten hacia Fez en dirección a la Tadla, región que conquistan en el invierno de 1058-1059. En una de estas guerras muere Ibn Yasin, en el año 1059. Será en 1060 cuando Abu Bakr conquiste la región del Fazaz, al Noreste de la Tadla, y la ciudad de Mequínez en 1061, tras lo que se retirará a Agmat.
En 1068, año en que Abu Bakr se casa con Zaynab Bint Ishaq —de quien se divorciará con su partida al desierto tres años más tarde— , emprenden la conquista del Magreb, gracias a un ejército a cargo de su primo Yusuf Ibn Tasufin. A finales de 1071, Abu Bakr lo nombra lugarteniente mientras él viaja al Sahara a solucionar las revueltas del Sur ocasionadas por la rebelión de los Ŷudala, llevando con él dos tercios de las tropas almorávides y dejando el tercio restante al mando de Ibn Tasufin. Antes de su marcha al desierto tiene lugar la fundación de Marrakech, convertida desde entonces en capital almorávide. El emir dirigió durante diez meses las obras, comenzadas en el año 1070, siendo continuadas por Ibn Tasufin. Tradicionalmente se pensó que su origen fue un campamento militar, en el que pronto se construyeron una mezquita y una pequeña qa½ba, obteniendo la categoría de ciudad tras las numerosas obras realizadas por Ibn Tasufin, otorgándole desde ese momento la capitalidad. Sin embargo, parece que desde su origen se concibiera como un asentamiento definitivo y no como campamento, por la solidez de las primeras construcciones realizadas en piedra. Cuando Abu Bakr Ibn Umar regresó del desierto en 1072-1073 57, Ibn Tasufin estaba plenamente instalado en el poder tras sus nuevas conquistas en el Magreb. Abú Bakr, ya viejo, decidió cedérselo y volvió al desierto para luchar contra los pueblos del Sur y conquistar Ghana en 1076 —tras la cual alcanzarán los territorios del alto Níger—.
Yusuf Ibn Tasufin
Ante la decisión de Abu Bakr, Ibn Tasufin se convirtió en Emir de los Creyentes Almorávides (1073-1106). Con él comienza la gran expansión del imperio, basada en una organización en torno a la fuerza militar, centrada en las conquistas del Magreb y ya no tanto en el Sahara (sobre todo a partir de la muerte de Abu Bakr en noviembre de 1087). Fueron más de veinte años los que tardaron los almorávides en conquistar el Noroeste de África, debido a la resistencia de los Zan×ta y los propietarios sedentarios 68. Sin embargo, durante el gobierno de Tasufin se consigue esta empresa, pues logra reunir un ejército de 25.000 a 30.000 soldados. En 1073, un ejército bajo las órdenes de Mazdali, primo del emir almorávide, se dirige a Rabat y Salé, lugares que logra someter sin necesidad de lucha 70. En 1075 71 toma la ciudad de Fez, ocupada por los Magrawa, tras un sitio de ocho días 72. Esta conquista supuso el primer encuentro de los almorávides con la cultura andalusí, ya que uno de los barrios de Fez estaba ocupado por gentes provenientes de las taifas al-Andalus 73. Ese mismo año, Mazdali toma la ciudad de Tremecén, y en 1077 una de las tropas almorávides, al mando del general Salih Ibn Imran, tomará la ciudad de Tánger, lo que supuso el dominio de toda la costa Atlántica, desde Senegal hasta el Estrecho. En 1081, Ibn Tasufin emprende una campaña de gran envergadura por el Rif, con numerosas conquistas. Con la de Ceuta en 1084 gracias a la ayuda de la flota de al-Muÿtamid de Sevilla, culmina la expansión por el Magreb. El Norte de África y el Sahara estaban unidos bajo un mismo poder político (el almorávide) y religioso (el Islam) por primera vez en su historia. La toma de Ceuta supuso una puerta abierta al Estrecho, lo que facilitaría la entrada de los almorávides en Spania —en 1086 Yusuf Ibn Tasufin pasa por primera vez a al-Andalus—.
Alí ibn Yusuf
Al morir el emir el 2 de septiembre de 1106, ocupa el cargo su hijo Alí, proclamado heredero por su padre en 1102 en Marrakech y un año más tarde en al-Andalus, a pesar de no ser el primogénito, lo que le ocasionó problemas con su hermano mayor. A la proclamación como heredero en Marrakech acudió una embajada de los Banu Hud de Zaragoza, con quienes Yusuf Ibn Tasufin había firmado un tratado de paz.
El gobierno de Ali Ibn Yusuf se caracterizó por la preponderancia de los doctores malikíes, por él protegidos, llegando a influir en importantes decisiones políticas, pues el emir no dictaba una orden sin consultarla con los alfaquíes. De este modo, durante la época almorávide se llegó al triunfo de la ortodoxia sunní y del malikismo en el Occidente musulmán, afirmándose incluso que el gobierno de Alí Ibn Yusuf fue un gobierno de los alfaquíes, en su mayoría andalusíes. Entre ellos destaca el cadí Ibn Rusd, que fue nombrado gran juez de Córdoba en 1118 y cuya proximidad a las ideas almorávides hizo que el emir estuviese fuertemente unido a él. En su embajada de este ante el emir en 1126, le aconsejó deportar a los mozárabes al Magreb y expropiar sus iglesias y conventos para zanjar los problemas con los cristianos en al-Andalus, así como de amurallar Marrakech y las principales ciudades andalusíes. También estuvo su consejo detrás de la deposición de Tamin Ibn Yusuf de su puesto de gobernador de al-Andalus.
Durante la priera época del gobierno de Alí Ibn Yusuf este se centrará en la expansión por al-Andalus, pues la unidad del Magreb había sido plenamente conseguida durante el mandato de su padre. En la primera década de su reinado conquistará la última taifa andalusí, Zaragoza, llevando al imperio a su máxima extensión territorial con grandes éxitos militares que se irán haciendo más escasos a medida que avanza la conquista cristiana de Alfonso I El Batallador y de Alfonso VII El Emperador, lo que encenderá el descontento de los andalusíes a los norteafricanos.

La amenaza almohade

Sin embargo, el principal problema al que han de enfrentarse los almorávides para la continuidad de su imperio surge en las montañas del Gran Atlas: el nacimiento del movimiento Almohades, con un carácter aún más reformista y opuesto al formalismo malikí. Su fundador Ibn Tumart se organizó con sus seguidores en una comunidad, estableciéndose en las montañas del Atlas, consiguiendo la adhesión de los pueblos de la región, por lo que es reconocido como imam, haciéndose llamar al-Mahdi. La historia de sendas dinastías africanas discurre de un modo paralelo, pues ambas nacieron como un movimiento de reforma religiosa contra el relajamiento de las costumbres, tras lo cual se imponen por la fuerza, también ambos movimientos conquistan al-Andalus después de ser llamados por los propios andalusíes para su socorro y, por último, al entrar en contacto con la cultura y el refinamiento de la sociedad andalusí, volverán a relajar sus costumbres, lo que les conducirá directamente hacia su caída.
Las primeras expediciones almorávides contra los almohades tienen lugar en 1122-1124, momento en que se intenta dar muerte al Mahdi, quien consigue escapar. Comienzan así una serie de campañas militares, primero bajo el mando de Abu Ishaq Ibrahim y después de Abu-l-Tahir Tanim siendo ambos derrotados. En 1124 se establece ibn Tumart en Tinmal, convirtiéndose esta ciudad en la capital del naciente Imperio Almohade. Mientras tanto, el emir decide enviar un ejército a este lugar, que también es derrotado. En 1126 los almohades hacen una primera incursión al llano de Marrakech, tras lo que Alí Ibn Yusuf decide reforzar el imperio -especialmente la zona situada en la vertiente norte del Atlas- levantando una serie de fortalezas para proteger la capital almorávide, cuyas obras son dirigidas por el andalusí al-Falakí. Los almohades, sin embargo, logran establecerse ante la ciudad en 1130, momento en que tiene lugar la batalla de al-Buhayra, en la que las tropas almorávides resultan victoriosas, consiguiendo así detener por un breve espacio de tiempo el avance almohade sobre sus territorios. en 1123 muere al-Mahdi a quien sucede Abd al-Mu'min que seguirá hostigando al imperio. Ante el avance del poder de los almohades, en 1138 Tasufin Ibn Alí es llamado a Marrakech para dirigir las luchas contra los Unitarios, dejando su gobierno en al-Andalus. Ese mismo año, tras morir su hermano Sir, Tasufin es proclamado heredero. En 1141, toda la región del Alto Sus y la mayor parte del Atlas central estaba ya en poder almohade, por lo que quedan cortados los accesos al Sahara de los almorávides, viéndose estos obligados aorganizar la defensa desde su capital.

Los últimos emires

Con la muerte de Alí Ibn Yusuf en 1143, Tusufin Ibn Alí es proclamado emir de los almorávides. Su reinado estuvo dedicado por entero a luchar contra los almohades, aunque su ejército era inferior en número, por lo que las luchas fueron casi siempre adversas para los almorávides. La ofensiva almohade era mucho mejor por la organización de su ejérito en varios frentes, en contraposición a la táctica casi siempre defensiva de las tropas de Tasufin Ibn Alí. A esto hay que sumar la muerte del general Reverter en 1144, pieza fundamental del ejército almorávide. A mediados de 1144, Ibrahim Ibn Tasufín es nombrado heredero almorávide, quien sucedió a su padre en abril de 1145, al morir este en el cerco de Orán tras despeñarse por un precipicio. Tasufín había construido en este lugar una fortaleza que le permitiese cruzar a al-Andalus en caso de necesidad. Desde este momento, la ciudad pasará a engrosar los dominios de los almohades. Sin embargo, Ibrahim fue depuesto en seguida por ser demasiado joven y fue proclamado emir su tío Ishaq Ibn Alí. Ese mismo año e 1145 cae la ciudad de Fez tras seis meses de asedio, por la traición de un almojarife quien abrió una de las puertas de la muralla a los almohades que penetraron en la ciudad a finales de abril. Tras este hecho, los almohades entran en Mequinez y Salé, desde donde se dirigen a Marrakech en junio de 1146, acampando en la montaña de Guéliz. En marzo de 1147, después de un largo asedio a la ciudad, Abd al-Mu'min toma la capital, dando muerte a Ibrahim Ibn Tasufin y a su tío Ishaq, a lo que seguirrán las últimas conquistas de los almohades en el Magreb: las ciudades de Ceuta y Tánger en 1148.
Tras esto se centrarán en la conquista de al-Andalus, hasta que en 1155-1156 tras la caída de la ciudad de Granada, los únicos territorios que habían sido ocupados por los almorávides que permanecían fuera de su gobierno eran el al-Sharq al-Andalus y las Baleares, que resisitirán hasta 1172 y 1205 respectivamente.
 

Disolución

La caída del Imperio almorávide tiene su origen en múltiples factores: 
  1. el primero se debe a la tensa relación mantenida con los andalusíes, que no cesaban de considerarlos como bárbaros invasores extranjeros, por lo que surgieron numerosas revueltas en la Península. 
  2. Causa de ello fue la incapacidad almorávide para aunar las corrientes de pensamiento existentes en su vasto imperio, lo que propició que la doctrina malikí que promulgaban dejase de funcionar como elemento unitario en los territorios ocupados y terminasen por imponerse las ideologías locales. 
  3. A esto hay que sumar el nacimiento de los almohades en el Magreb, y el hecho de que para luchar contra éstos los almorávides se ven obligados a retirar sus tropas de al-Andalus, quedando este territorio desprotegido y propenso a los levantamientos. 
  4. Por otra parte hay que añadir la propia desintegración del estado almorávide con la división en la proclamación de los últimos emires. Por todo ello, hacia la mitad del siglo XII, la situación se hace tan tensa para los beréberes que su imperio no puede resistir más, lo que conlleva la caída de su capital, Marrakech, el 24 de marzo de 1147.

Demografía

Aunque hasta el siglo XI las relaciones y contactos entre Al-Andalus y Magreb habían sido abundantes y fluidos, con la llegada de los almorávides se inicia una nueva etapa con un enorme aumento cuantitativo y cualitativo de esas relaciones e intercambios, a todos los niveles. Pero, sin duda, el más importante de estos contactos e intercambios fue el de la población: los ejércitos almorávides y los grupos y dirigentes que los acompañaban supusieron una nueva aportación de elemento humano bereber provocando un progresivo aumento de la berberización étnica de al-Andalus. Esta nueva población fue bien recibida y aceptada en un principio, pero después, a medida que se deteriore la situación político-social y dichos bereberes pasen a ser de liberadores a represores del pueblo, surgirá de nuevo la característica "berberofobia" andalusí.
El flujo humano también se produjo en dirección inversa: de al-Andalus al Magreb, pero en lugar de guerreros, los que partían de Spania eran ulemas. Así, numerosos alfaquíes, científicos, letrados, secretarios andalusíes ocuparon cargos en la administración del imperio al otro lado del Estrecho, donde se hallaba la corte y centro del poder político, con la consiguiente difusión de la civilización y desarrollo cultural de al-Andalus, reducido entonces a la categoría de provincia. Entre estos sabios andalusíes se pueden citar al filósofo Avempace, maestro de Averroes, o el gran antólogo de poesía al-Fath ibn Jaqan que dejó de ser secretario del gobernador almorávide Abu Yusuf Ibn Tasufin en Granada para instalarse en Marrakech, junto a otros muchos personajes que los dirigentes almorávides buscaban para su servicio entre los más destacados secretarios y literatos andalusíes.

Territorios

Uno de los factores que propiciaron la vertiginosa expansión almorávide era la fragmentación del mundo musulmán occidental. En el Magreb occidental (actual Marruecos), los Barghawata dominan las llanuras atlánticas, los Idrisíes conservan las ciudades de Tamdoilit, Igli y Massa con intenciones de tomar Ceuta a los Omeyas de Córdoba; los Magrawa y sus primos, los Beni Ifren (Yafran), controlan Salé, Tlemecén, Tadla y Fezzaz; la taifa zeneta de Chellah controlaba desde Fez a Siyilmasa. Al-Ándalus se encontraba fraccionado en una multitud de reinos de Taifas. Los almorávides crearon el primer estado centralizado para el Magreb, implantando sobre él las estructuras organizativas del islam clásico -las propias de al-Andalus, con nabiyas, coras y distritos.
Ibn Tasufin, antes de partir por primera vez a Spania, dividió sus posesiones en el Norte de África en cuatro grandes provincias, bajo el gobierno de dos miembros de su familia y de dos jefes de las tribus que formaban la comunidad almorávide desde sus inicios. Estos dirigentes eran los encargados de denominar a los gobernadores locales, cargos confirmados por Ibn Tasufin. A estas cuatro provincias se sumara pronto, Al-Andalus.

Ejército

Aunque se afirma que los almorávides podían reunir hasta treinta mil soldados, en general constituían sus ejércitos fuerzas mucho menores. La fuentes mencionan una hueste acaudillada por Abu Bakr en el 1058 compuesta por cuatrocientos caballeros, ochocientos camelleros y dos mil peones. El grueso de las fuerzas provenía de las tribus Lamtuna, Masufa, Gudala, Gazula, Lamta y de la Masmuda de las llanuras.
La mayoría de los soldados almorávides eran infantes que combatían en filas, las primeras con largas lanzas —para evitar las cargas de caballería—, las siguientes, armadas con jabalinas —que podían perforar las armaduras—. Tanto la caballería como la infantería portaban escudos —hechos de la piel de un antílope del desierto y célebres por su resistencia— y sables. Los caballeros llevaban además corazas. Ante las primeras líneas iban siempre los portaestandartes, para animar a la tropa; con el mismo fin se utilizaban los tambores, que también servían para que se comunicasen las distintas unidades y para amedrentar al enemigo. La fuente de su armamento eran los artesanos de las regiones de Adrar y Draa, a los que habían sometido. Sus ejércitos eran muy eficaces en campo abierto, pero carecían de experiencia en poliorcética, lo que resultó una desventaja cuando tuvieron que afrontar la conquista de plazas bien defendidas, como Aledo, Toledo u otras de al-Ándalus. Ibn Tasufín, además de ser el primero en contratar fuerzas mercenarias, como arqueros turcos, y comprar esclavos para sus unidades, implantó otro importante cambio: la sustitución del camello por el caballo como principal montura de los soldados almorávides. Si el camello, cabalgadura habitual de los cenhegíes del desierto, había desempeñado un papel primordial en las primeras campañas almorávides, lo perdió en favor del caballo en la conquista de Marruecos y en los combates en al-Ándalus. El empleo de formaciones cerradas de caballería fue una innovación bélica almorávide, pues los combates de caballería en Europa solían ser singulares. Una de las fuentes del abultado tesoro almorávide que permitía sufragar la contratación de mercenarios era el comercio transahariano del oro, que surtía de este metal a Europa.
La flota apareció tardíamente, hacia el 1081-1082, cuando los almorávides necesitaron atacar Ceuta y se decidieron a intervenir en al-Ándalus. La conquista de la Taifa de Sevilla les dotará con la poderosa flota andalusí.
La mayoría de las campañas, como sucedió durante toda la Edad Media, se realizaban en las estaciones más suaves del año; raras fueron las emprendidas en invierno. El grueso de los combates se libró entre mayo y octubre.
El mando militar central quedó en manos de algunos jefes de la tribu Lamtuna, a la que pertenecían los emires, si bien los puestos de menor importancia se entregaron en ocasiones a jefes de otras tribus sometidas. Esta cohesión del grupo dirigente evitó disensiones graves y rebeliones de los caudillos que mandaban las huestes almorávides, pero limitó el atractivo del movimiento para otros jefes no pertenecientes a este reducido círculo, ya que sabían que no podrían alcanzar los puestos clave en el Estado almorávide.
Los gobernadores almorávides de al-Ándalus no contaban con el favor de la población. Paradójicamente, la exclusión de los andalusíes de los asuntos militares, unida a la inexperiencia administrativa de los jefes almorávides, favoreció la influencia de las familias andalusíes más poderosas en la administración civil.
Abdallah ibn Yasin impuso medidas disciplinarias muy estrictas a sus fuerzas por cada incumplimiento de sus leyes. El primer jefe militar de los almorávides, Yahya ibn Umar al-Lamtuni, les dio una buena organización militar. Su fuerza principal era la infantería, armada con jabalinas en las primeras filas y picas detrás, que formaban una falange, y estaba apoyada por camellos y jinetes en los flancos. También tenían un portaestandarte en el frente que guiaba a las fuerzas detrás de él; cuando la bandera estaba erguida, los combatientes de atrás se ponían de pie y cuando estaba bajada, se sentaban.
Al-Bakri informa que, durante el combate, los almorávides no perseguía a quienes huían frente a ellos. Su lucha era intensa y no se retiraba cuando estaban en desventaja por el avance de una fuerza opuesta; preferían la muerte a la derrota, sabedores de su recompensa en el Paraíso, al morir durante la jyhad. Estas características posiblemente eran inusuales en ese momento.
El ejército de Ibn Tasufin estaba formado por hombres del Sudán reclutados para su guardia personal, así como por esclavos griegos y turcos. Desde un origen, los almorávides contaron con mercenarios cristianos que sólo lucharon en el Magreb, destacando la tropa del general Reverter, quien logró cosechar varios éxitos frente a los almohades. El emir dividió el ejército en cinco cuerpos: uno correspondía a la mitad y quedaba bajo su mando exclusivo, permaneciendo en Marrakech. La otra mitad la organizó en cuatro divisiones al mando de un primer jefe o qa'id. Una parte fue destinada a al-Andalus tras conquistar el territorio con carácter de guardia personal de los gobernadores (hijos o hermanos del emir).
infanteria-almoravide.png
Infantería almorávide de izquierda a derecha: comandante musulmán, infante andaluz, infante pesado bereber, infante pesado almorávide, infante ligero almorávide y guerrero del Senegal

Religión

La escuela malikí es rigorista y defiende la interpretación literal del Corán.​ Tacha las lecturas alegóricas o interpretadas de heréticas, incluso las que emplean la tradición de tiempos de Mahoma.​ Contraria a la teología por tenerla por innecesaria, se opone también al califato. Esta reforma religiosa se orientó en beneficio del sunismo y del malequismo, del que era un férreo defensor el nuevo predicador y guía espiritual Abdalá Ibn Yasin, dotado con un excepcional vigor. Su bagaje intelectual era, en realidad, escaso,​ pero su conocimiento religioso sobresalía por el reducido nivel de los miembros de las tribus, islamizados someramente.​ La doctrina que predicó no tardaría en tomar color político, con una vuelta a la ortodoxia suní y un cariz rigorista. La yihad se entendió entonces de forma absolutamente literal y se convirtió en el pilar central del movimiento: conquistar para imponer el islam. En ese aspecto, los almorávides impusieron un estado teocrático militar donde la instrucción de sus élites se llevaba a cabo en rábidas -de las que proviene su nombre.
La rábida —especie de convento militar— estaba considerada como un lugar de purificación y de formación del musulmán ejemplar.​ Esta ejemplaridad se conseguía a base de una férrea disciplina. Sus miembros adquirían espíritu proselitista y belicoso debido al ardor religioso que se fomentaba.​ Esta ejemplaridad, junto con la propaganda hecha por sus adeptos, hizo que la reputación de los almorávides se creciera junto a la cantidad de monjes-soldados que acudían a depurarse. La doctrina inculcada, poco sutil en términos teológicos, era la de un malikismo sencillo, adaptado al talante de los discípulos. Ver Almorávides.

Agricultura e industria

Hubo un gran fortalecimiento económico y la producción aumentó con un crecimiento de los productos manufacturados, del comercio y de la industria, lo que propició el consiguiente alivio económico de la población magrebí y andalusí y su desarrollo económico.
Las vastas extensiones de tierra donde pastaban los rebaños de los Sanhaya, presentaban un interés de primer orden: el control de las caravanas cargadas con toda clase de mercancías (principalmente, oro y sal) que tenían como destino el norte de África y al-Ándalus. Los Mesufa controlarían el eje Teghaza-Audagost-Siyilmasa; los Lemta el itinerario costero desde la desembocadura del río Senegal hasta la región del río Noul; los Gudala controlarían una mina de sal situada en el suroeste de la costa atlántica; y los Lemtuna controlarían el valle del Draa y el eje Audagost-Sus dirección Siyilmasa.
La conexión con los centros manufactureros de al-Andalus y la instalación de artesanos andalusíes en las ciudades del Magreb propiciada por los propios emires llevará a un rápido desarrollo de la industria. Las núcleos de población dejarán de ser centros caravaneros para convertirse en verdaderas ciudades.

Comercio y transporte

El rápido control que ejercieron sobre las caravanas que atravesaron el desierto unido al dominio sobre al-Andalus llevó al imperio Almorávide a alcanzar en pocas décadas unos niveles de riqueza comparables a los del Califato de Córdoba , al permitirles un gran abastecimiento de oro y sal que también favoreció a la economía y permitió la creación de un sistema monetario consistente y sólido, por lo que las emisiones almorávides gozaron de gran prestigio e influencia, incluso en el mundo cristiano, por su extraordinaria calidad y pureza. No obstante, el sostenimiento de la guerra contra los reinos cristianos hispanos conllevaba también unos ingentes gastos que supusieron un considerable deterioro económico.

DISBANDED/DISSOLVED

1050 - 1147

Tipo
Geopolitical, Empire
Capital
Sistema de Gobierno
Theocracy
Estructura de poder
Confederation



Cover image: by Montedemo

Comentarios

Please Login in order to comment!