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Merinita, la Fundadora

LEGENDARIAMENTE poderosa hechicera de la naturaleza y una de las fundadoras de la Orden de Hermes, dando nombre a la Casa Merinita.

Antes de que se formara la Orden de Hermes, Merinita, la Fundadora ya era muy conocida, al menos por su reputación. Los hechiceros de su época hablaban de los viajes en solitario de una mujer canosa vestida de verde a través de las tierras salvajes de Europa y de cómo desaparecía en los grandes bosques sin dejar rastro; se decía que era una mujer sin parangón en la magia natural. Podía ver todo lo que pasaba en aquellos lugares, conocía a todas las bestias y a todos los pájaros que los habitaban, tenía la capacidad de adoptar cualquier forma y de gobernar los espíritus de los mismísimos árboles. Todos aquellos que alguna vez se la encontraron, decían que no era una salvaje, sino una mujer sabia; una guardabosques y sanadora que vivía en el bosque, en perfecta armonía con la naturaleza. También era increíblemente tímida y se decía que solo hablaba cuando era estrictamente necesario.
Trianoma, la Fundadora pasó un año entero buscando a Merinita para que la acompañara ante Bonisagus, el Fundador y se uniera a la Orden de Hermes. Se acercó muchas veces a aquellos bosques oscuros donde decían que vivía y gritó su propuesta a las sombras de los árboles, pero nunca recibió respuesta alguna. Sin embargo, en el año 767, cuando los Fundadores estaban reunidos discutiendo la visión de Trianoma, Merinita emergió del bosque y se unió en silencio a la comitiva. Nunca estuvieron claras las razones por las que se unió; sus seguidores decían que ni ella misma lo sabía, solo que se sentía obligada por una voluntad superior a la suya, como si el mismo bosque se lo exigiera.
El juramento de Merinita hacia la joven Orden fue vinculante, por lo que acudió tímidamente a Bonisagus para enseñarle algunos de sus poderes como agradecimiento por la Parma Magica. De acuerdo con las pocas versiones que han llegado hasta nuestros días, fue un proceso tedioso, porque, aunque resultaba obvio que Merinita sabía muchas cosas, especialmente sobre la curación y la crianza de plantas y animales, no pudo enseñarle demasiado, ya fuera por su incapacidad a la hora de transmitir su comprensión mística, porque Bonisagus ya hubiera adaptado a la Teoría Mágica los antiguos rituales de curación que ella practicaba, o porque no estuviera dispuesta a compartir todos sus secretos.
Al final mostró su habilidad para vincular su mente, cuerpo y espíritu al de un animal, y fue integrado en la enseñanza Hermética como el encantamiento que une a un magus con su familiar. La primera criatura de este tipo fue un gran ciervo invocado en Durenmar por Merinita. Según explicó la maga de forma escueta, esta bestia era su alma gemela; con ella compartía sus pensamientos y sentimientos. Había lazos mágicos que iban de una a otra y que unían sus corazones y mentes como si fueran un único ser. Identificó tres lazos que creaban este vínculo, aunque apuntó que podría haber más.
Tras la Fundación de la Orden , Merinita no comenzó inmediatamente a buscar seguidores tal y como hicieron otros Fundadores. Llegó a tener una relación muy estrecha con Birna, la Fundadora de la Casa Bjornaer, pues ambas compartían filosofías similares: donde Birna mostraba una profunda conexión espiritual con la naturaleza a través de La Bestia Interior, Merinita tenía una relación similar con la naturaleza a través de su familiar. Juntas adaptaron los ritos de muchos cultos antiguos relacionados con la vida salvaje, creando las ceremonias de Iniciación que Birna y Merinita utilizaron para enseñar sus secretos a otros.
Cuando la palabra de la nueva Orden se difundió a través de la Europa Mítica, muchos aspirantes a hechiceros viajaron al Rin desde lugares lejanos en busca de la dama de verde, para estudiar sus Misterios y aprender de su sabiduría. Con el tiempo, aceptó a esos discípulos como sus seguidores y les enseñó lo que pudo de la magia Hermética. También les animó a que se dispersaran y se asentaran en diferentes partes del mundo y, de hecho, viajó a menudo con ellos, guiándolos y cuidándolos, al igual que hacía con los bosques. Sin embargo, con el tiempo, la duración y la frecuencia de estas visitas fue disminuyendo.
Entonces, en algún momento antes del siglo IX, Merinita desapareció. Sus seguidores esperaban verla en el Gran Tribunal del 799, pero nunca llegó ni envió mensaje alguno. Solo después de algún tiempo alguien recordó haberla oído mencionar que estaba al borde de un descubrimiento que ella misma había denominado “el misterio del espíritu eterno de la naturaleza”. Fue vista por última vez 14 años antes de aquello, cerca de Bohemia, y muchos supusieron que se habría ido al sur, a Hungría, o al este, a Polonia, aunque otros especularon que se habría perdido en alguno de los numerosos y extensos bosques del lugar.
Year of Death
799 AD
Circunstancias de muerte
Desaparición
Place of Death
Bosques de Bohemia
Children
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Cover image: by Montedemo

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