Los Sutseilin
Pocas criaturas pueden atestiguar en vida haber sobrevivido un ataque en masa de Sombras de sangre. Lo cierto es que ninguna vuelve a ver un Luxante con los mismos ojos. Los Sustseilin son un pequeño grupo de Súbridos que lograron escapar de la masacre de Avzazilo y ahora viven aislados en los interiores de un árbol mágico en el pueblo de Vafenail, cerca al Gran zarpazo.
La historia en el desierto
Latsina fih Hulnai
Luego de la tragedia ocurrida en el Bosque Guardián que se narra en Adiós Avzazilo, un grupo de casi 120 Súbridos emprendió una larga marcha luego de pasar la larga noche escondidos en un antiguo templo al que fueron teleportados en el Gran Desierto de Sefín.
Esta emigración duraría por más de cuatro meses a través de un desierto completamente adverso, soportando hambre, sed y temperaturas jamás vistas en su habitad natural ni siquiera en el más caluroso trimón. Niños, mujeres y ancianos en su mayoría, cargaban en sus conciencias las últimas imágenes de sus seres queridos, mientras caminaban ciclos enteros sin descanso bajo un sol inclemente que cada vez subía más en el cielo.
Muchos de ellos murieron en el camino y no lo hicieron todos de no ser por el grupo de aventureros que viajaba a su lado, proveyéndoles recursos, protegiéndolos de las criaturas nativas que veían en la caravana una gran fuente de alimento y marcando un curso del trayecto guiados por intuición y la poca magia de adivinación que poseían.
Al acercarse al Luxante, el grupo se enzarzo en combate con una gran colmena de Véspidos, que, al verse mermados en batalla, propusieron un alto al fuego. Al comprobar que la recua solo invadía sus territorios por necesidad, fueron invitados por la reina a resguardarse del calor de trimón al interior del panal. Muchos Súbridos en un impulso desesperado de encontrar un nuevo hogar, agotados del trayecto y de ver como sus seres queridos morían por las adversidades del viaje, decidieron, con el permiso de los locales, establecerse en aquel lugar, lo que reduciría el grupo, ya de por si mermado, casi a la mitad
Pasado el instante de luz y con un calor ya soportable, aquellos que se negaron a permanecer en la colmena continuaron su excursión junto a los aventureros durante más de un mes hasta llegar a "la gran ciudad" de Vafenail. En este pueblo condenado permanecerían resguardados hasta la llegada de su nuevo hogar, un sitio que les daría una nueva vida
Bajo el gran árbol
Vasha Fonit'o ze Zift'i
Zet'ihliss, uno de los aventureros que acompaño el viaje de este pueblo por el desierto, de raza Súbrida también, pero perteneciente a una etnia diferente, encontró en esta gente un reflejo de su historia y se mezcló entre ellos como uno más.
Luego de algunos meses de haber partido, Zet' regresaría a Vafenail con un regalo. Allí, en las tierras en las que limita el desierto con la cordillera, cerca de las piedras causticas en donde nada parece florecer, apareció un gran árbol de alcanfor alto y maduro, floreciendo del suelo mágicamente y dándole a estas criaturas un sitio donde arraigar.
Bajo el tronco de este alcanfor que se mantiene gracias a la intervención de la magia druídica de uno de los aventureros, los Súbridos han creado una red de túneles y recamaras en las que viven recluidos del exterior. Aunque estos seres adoptan casi permanentemente su forma de serpientes, los locales no se han tomado muy bien la aparición repentina de un árbol de gran tamaño repleto de víboras, creando una tensa calma entre ambos pueblos que se mantienen al margen de la acción gracias a la relación de Landen, el líder del lugar, con el grupo de aventureros.
En su anterior vida, Favalas era quien dirigía y tomaba las decisiones junto a un grupo bien estructurado de sacerdotes y guerreros. Ahora, los ancianos, sin asumir una figura de autoridad, pero al ser respetados por haber visto más atardeceres que cualquiera, son quienes guían el futuro del pueblo y velan por su prosperidad.
La esperanza
T'u shuneh
Guerreros, sacerdotes y jóvenes, todos los varones que estuvieron en capacidad de combatir murieron aquella tarde de Pentamón en Avzazilo. Este trágico hecho representa un peligro de cara al futuro y una preocupación real para la preservación de su cultura.
Esta necesidad de crecimiento sirvió para magnificar un evento que traería esperanza a la comunidad: el alumbramiento de la primera camada bajo el gran árbol.
La unión entre Zet' y una hermosa Súbrida llamada Vavt'e dio como resultado el nacimiento de siete pequeños. Este hecho motivó a los ancianos a tomar la decisión de convertir a Vavt'e en la primera T'elav, una sacerdotisa destinada a liderar y alumbrar el camino para un nuevo pueblo, bautizados y reconocidos por haber emergido de la muerte dando nueva vida, dando "Sutseilin".
Lo que fuimos
ze vef iseiSi
A pesar de que los objetivos de los Sutseilin es mirar hacia adelante y abandonar una vida pasada que solo trae dolor y melancolía, aún hay muchos rasgos culturales de sus tiempos en Avzazilo que conservan con cariño.
El amor por Favalas, aquella que saben eterna, solo ha incrementado en el tiempo que han permanecido sin noticias de ella luego del ataque, al punto de idolatrarla y convertirla en una deidad que representa la naturaleza misma y en la que basan la nueva fe que le dará poder al nuevo grupo de sacerdotes. Tras el gran árbol descansa una escultura en arcilla que fabricaron los ancianos durante su viaje en el desierto y en la que se reúnen continuamente para conectar con los recuerdos de su señora.
Con la llegada de la larga noche y con el primer rayo de sol de Primon, los Sutseilin se reúnen al rededor del gran árbol como lo hacían antiguamente y celebran el Lietsiel Zazilo, ahora para conectarse con el árbol y agradecer por su nueva vida.
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