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Carpetania

SECCIÓN de los llanos altos de Espartaria formada por la cuenca del río Tajo a su paso bajo la vertiente sur de los Montes Carpetanos, y que está delimitada al sur por los Montes Oretanos que antaño constituyó el solar donde se asentó el antiguo pueblo de los carpetanos de quien reciben el nombre. Es una tierra de falsas planicies que descienden desde las citadas montañas hacia el río, caracterizadas por un clima seco y una vegetación árida. Los afluentes del Tajo excavan barrancos que erosionan la llanura y el páramo, haciendo difícil el tránsito. El propio río Tajo muestra su poder transformador en la capital de la región: la Ciudad de Toledo, cuya presencia ha mantenido unido el territorio en torno a ella a lo largo de los siglos.   Esas cárcavas y escarpes son el origen del nombre del pueblo carpetano ("los que viven en abrigos"), ya que las más primitivas de estas gentes debieron ocupar cuevas y abrigos en los barrancos formados por el Tajo y sus afluentes en estas tierras.   Las comarcas que forman esta región son todas llanuras, mesas y páramos, diferenciadas por los cauces de los ríos y sus diferentes orientaciones: La Alcarria, la Sagra, la Sisla, la Aucania.

Geografía

Entendiendo como territorio el espacio físico sobre el que la ciudad extiende su control, influencia y jurisdicción, en el caso carpetano podemos diferenciar entre tres unidades que tienen a su capital, Toledo, como referencia, dado que tanto en época romana como musulmana, los territorios se organizan siempre entorno a una ciudad como núcleo que da sentido al territorio circundante:
  1. el entorno de Toledo que se limitaría a las tierras inmediatamente adyacentes: las comarcas de La Sagra y La Sisla (unidas o divididas por el propio Valle del Tajo ) y bajo control de la ciudad o de quienes en ella residen.
  2. En un sentido muy amplio al territorio de reino Toledo Reino del cual, lad demarcación castellana actual es heredera directa del reino taifa anterior, ya que en ambos casos llegana extender el control directo o indirecto de la ciudad o de autoridades instaladas en ella sobre toda la Submeseta Sur, evolucionando finalmente en lo que será Castilla La Nueva.
  3. En un sentido intermedio, al territorio siempre vinculado a Toledo desde tiempo inmemorial, el de la Carpetania que pervivirá durante los siglos como el conventus Toletanus, la cora Toledana, la diócesis eclestiástica y que en la actualidad coincidiría con las provincias de Toledo y Madrid.
Ya que en este periodo en el que nos encontramos, entre la reconquista de Toledo y las Navas de Tolosa, el reino de Toledo no ha terminado de fijar sus fronteras, podemos determinar como su territorio el correspondiente al de la Carpetania con el que prácticamente coincide.

División del territorio toledano-carpetano

  El Tajo articula las comarcas que componen el territorio toledano

Al Sur del Tajo

  • La comarca de La Sisla, al sur del Tajo y en el centro de la tierra, en la meseta en que se ubica la propia ciudad de Toledo, dividida en dos partes: la Sisla mayor, al este del río Algodor, y la Sisla menor, al oeste.
  • La comarca de la zona occidental de los Montes de Toledo, más al sur.

Al Norte del Tajo

  • la comarca de La Sagra, al noreste, también dividida en dos partes: la oriental a la izquierda del río Guadarrama, y la occidental a su derecha.
  • La comarca de Torrijos y Montalbán, al norte y al oeste de la Sagra.

Comarcas Perimetrales

En torno a este núcleo encontramos las comarcas más alejadas de la Carpetania y en ocasiones no siempre vinculadas de forma directa a Toledo.
  • Al Oeste: Talavera, y las tierras de la Jara
  • Al Este: Ocaña, Uclés y Huete, haciendo frontera ahí con tierra de moros de Cuenca.
  • Al Norte, Alcalá y la Vega del Henares; y con Madrid y la Cuenca del Manzanares.
  • Al Sur de los Montes de Toledo, los llanos casi desiertos de la Mancha, controlados por la fortaleza de Calatrava, baluarte frente a la tierra de los moros del Andalucía.

Evolución de las demarcación toledana

1. La Carpetania 2. La Cora de la Montaña y la Marca Media 3. El reino Taifa de Toledo 4. El Nuevo Reino de Toledo

Ecosystem

El paisaje primigenio y degradación

El paisaje original de estas tierras lo forma el bosque de encinas, acompañadas de gran diversidad de especies vegetales. Este paisaje cuenta con un sotobosque denso pero palatable (comestible por los animales) que era aprovechado para el mantenimiento de animales salvajes. Este bosque ha sido fuertemente explotado por las comunidades humanas que se han asentado en el territorio desde tiempo inmemorial y que han generado una degradación paulatina -ya que el bosque original está formado por especies de crecimiento lento y difícil regeneración.   Este proceso ha estado causado por los siguientes factores:
  • El aumento de la carga de animales herbívoros. El matorral palatable, poco resistente al pastoreo, desaparece, siendo ocupado ese espacio por matorral de sustitución: jarales, brezales, no propicio para el consumo animal y que impide el crecimiento de pasto.
  • La deforestación que busca la creación de nuevos espacios libres de arbolado para el cultivo.
  • La tala y el aprovisionamiento de leña. Este hecho afecta sobre todo al monte bajo que es explotado repetidamente y cortado para su uso como combustible. Esto da lugar a una erosión de los suelos y a la introducción de otras especies de matorral.
  • La existencia de un matorral no aprovechable en su totalidad por las especies domésticas obliga a la búsqueda de soluciones que pasan, o bien por la trasterminancia (trashumancia estacional de corto recorrido) o por su eliminación por medio de fuego o laboreo, con lo que se acelera el proceso de degradación del suelo. Además, la eliminación de matorral impide el aprovechamiento de productos como miel, espárragos, caracoles o caza, así como el desarrollo de algunas actividades ganaderas, ya que puede ser aprovechado para el ramoneo de especies como la cabra.

Paisaje actual

Si se acaba totalmente con ese matorral, mediante incendio o rozas, se pueden llegar a formar dehesas en las que el bosque se aclara notablemente, llegando a un paisaje de pastos arbolados que sí permite, en muchos casos, el aumento de la producción de bellota. Los pastos que genera un paisaje de encina, unidos a suelos silíceos, ácidos y pobres, dan lugar a especies poco nutritivas. Otro problema que se genera es la detención estival o invernal de esos pastos, ante el que se im-ponen soluciones como la trashumancia y la complementación del ganado. Esta última parece demasiado costosa porque implica el cultivo y la siega de excedentes. También se puede favorecer el desarrollo de especies de pasto producción otoñal más temprana y primaveral más tardía, ayudando a su desarrollo mediante abonado.   Asociados a este bosque mediterráneo de frondosas encontramos multitud de fauna. El jabalí se aprovecha de las bellotas de las encinas y de la fuerte espesura de los montes bajos no explotados. Menos frecuente es el ciervo, que abunda en los densos encinares de suelos ácidos y pedregosos. Otra especie menor es el conejo que frecuenta las zonas de matorral y pastos. En las dehesas cultivadas suelen abundar la perdiz y la tórtola. La liebre es frecuente pero suele habitar más en lugares despejados y poco boscosos. Otra especie no cinegética que vive en zonas de encinar es el zorro.   Los terrenos formados por los depósitos aluviales del Tajo que conservan una humedad permanente, están ocupados por bosques de ribera: alisedas, abedules y fresnos que se distribuyen a lo largo del borde del cauce. Esta vegetación de ribera se complementa con álamos negros y blancos que crecen en los márgenes del río.   La forma más degradada de paisaje lo representa el secarral o pedregal en torno a la ciudad de Toledo. La sobreexplotación ganadera y la tala de árboles tanto para el abastecimiento de leña como por razones militares -evitar coberturas al enemigo, destruir la tierra que rodea la ciudad tanto como defensa de tierra quemada como castigo del sitiador infructuoso, ha llevado a que el entorno inmediato de la ciudad presente un aspecto especialmente árido en el que apenas se ve más que la piedra desnuda entre hierbajos.  

Entre dos tierras

El Peñón Toledano está situado en la cuenca sedimentaria del Tajo, -el Valle del Tajo -, formando junto al propio río el límite entre dos unidades paisajísticas: la comarca de La Sagra , al norte y la meseta de La Sisla, al sur. Estos tres espacios presentan características topográficas y geológicas distintas.   Si damos un vistazo a los terrenos que se extienden por los alrededores de Toledo, comenzando por el mediodía, vemos una serie de cerros que son el borde mismo de la Meseta Toledana, o de la Sisla. Está constituida por materiales arcaicos, o sea de los correspondientes a la primitiva corteza terrestre si bien profundamente metamorfizados. El tipo de roca que forma casi íntegramente dicha meseta es el gneis, muy fragmentado y con interposiciones de otros materiales.   Los cerros de Santa Bárbara, San Blas, La Sisla, La Bastida y el propio El Peñón Toledano , constituyen el borde de la meseta, limitada según una alineación perfectamente definida por el contacto de los terrenos modernos situados a su Norte. El Peñón Toledano ha quedado así caprichósamente separado del bloque arcaico.   Por el lado septentrional, los terrenos arcillosos de La Sagra que contemplamos tampoco son verdaderas elevaciones montañosas, sino el frente de otra meseta recortada hacia su mediodía, y en esta vertiente la erosión ha labrado las formas características de los terrenos ondulados de arcillas areniscas.   Si continuamos la ojeada por los alrededores de Toledo con mayor amplitud de horizonte vemos no muy lejos los cerros de Villaluenga, testigos de una gran meseta de la cual forma parte la meseta de Ocaña, el cerro de los Ángeles y los cerros de Vallecas.

Historia

La Carpetania indígena

La Carpetania que los romanos encontraron a su llegada era una región formada por ciudadelas y clanes que mantenían una unidad lingüística y cultural, restos de su origen común, pero sin la integración política que les proporcionase un sentimiento de identidad nacional. El indígena carpetano se sentía miembro de un colectivo, pero no en el sentido amplio de "carpetano", sino más bien como habitante de una ciudad o miembro de una gentilidad (clan), sentimiento este que no se olvidaría en época romana.   Esta desintegración política fue la causante de la actitud tomada ante el invasor romano. Las coaliciones de estos pueblos para luchar contra sus enemigos eran eventuales, y duraban lo necesario para entablar batalla, pero sin continuidad, no siendo factibles las coaliciones entre ciudades para formar ejércitos, como sí se dieron entre otros pueblos vecinos. Las principales ciudades carpetanas se unieron pronto al invasor, permitiéndole pasar y asentarse en su territorio, lo que resultó fundamental para la conquista romana de la Meseta, ya que Carpetania ocupa una zona estratégica muy importante desde la que poder controlar a los Lusitanos.  

La Carpetania romana

Cuando la Carpetania se integró en la organización administrativa provincial, se respetaron las unidades étnicas prerromanas pasando íntegramente a la Citerior, mientras que los vecinos Vettones (incluyendo Cesaróbriga o Talavera) pasaban a formar parte de Lusitania.   En cambio la división jurídica fue más arbitraria, ya que la parte de Carpetania controlada por Complutum se integró en el conventus Cesaraugustanus, mientras el resto se correspondió con el Carthaginesnsis.   Sin embargo, en época bajo imperial, con la reforma administrativa de Diocleciano, esta separación quedará anulada cuando la nueva provincia Carthaginense vuelva a incluir toda la Carpetania bajo su control, a finales del siglo III y en adelante.   

La Carpetania Visigoda

La entidad carpetana adquirirá mayor entidad tras el asentamiento de la capital de los visigodos en Toledo y la ocupación bizantina de Cartago y el sureste peninsular. La capitalidad de la cartaginense pasará a Toledo y finalmente, tras la unificación hispana de la península a principios del siglo VII, Toledo ya no volverá a formar parte de la Cartaginense sino que será la capital de su propia provincia: la Carpetania.  

Ax-Serrat

En época musulmana, la antigua capital goda seguirá siendo la cabeza de la Tulaytula, o nombre con el que los árabes designaron la Cartaginense. Posteriormente, la administración omeya hará de la Carpetania el núcleo de la cora de Ax-Xerrat. que extendía desde los montes Carpetanos por el sur hasta la cora de Yayyan. Incluía diversos iqlim, entre los que destacaba el de Fahs al-Luyy, cuya capital era Qasr 'Atiyya (Alcázar de San Juan). Además de con las otras coras de la marca, lindaba también, en su extremo oriental, con la de Tudmir.  

Reino de Tulaytula

Tras la caída del Califato, la familia bereber de los Banu Di-l-Nun. señores de Saltaver, se harán fuertes en Toledo y erigirán un reino taifa con toda la Marca Media, uno de los más grandes y poderosos de al-Andalus, que no le eximirá de caer finalmente en la órbita castellano-leonesa hasta ser definitivamente conquistado e integrado en 1086.   

Reino de Toledo

Desde esa fecha, la Carpetania pasará a ser conocida como el Reino de Toledo, conservando prácticamente íntegros sus límites desde la época musulmana, con la excepción de la Saltavería, que quedará en manos de los Banu Di-l-Nun durante cien años más y el Campo de Calatrava, escenario de cruentas batallas, y contínuos tiras y aflojas entre el Islam y la Cristiandad.
Nombre(s) alternativo(s)
Reino de Toledo, Ax-Xerrat, Al-Musata, Marca Media
Tipo
Region
Se encuentra dentro de
Organización dueña o gobernante
Especies autóctonas

Carpetania indígena

División de Augusto

División de Diocleciano

Carpetania Visigoda

Las comarcas carpetanas de Castilla La Nueva



Cover image: by Montedemo

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