Andelos
LAS ruinas de la extinta alianza de Andelos en el sur del Reino de Navarra se levantan sobre una vieja ciudad romana del Ager Vasconum junto al río Arga cuyo valle antaño dominaba. Su corta vida es la prueba fehaciente de la depredación existente en la región norte de Iberia, donde las alianzas más jóvenes tienen que luchar contra la hegemonía de las alianzas más antiguas del Tribunal.
Las ruinas de Andelos se alzan sobre un antiguo templo romano dedicado a Apolo, de donde surge el poder mágico de su aura. A pocos metros se encuentra el curso del río Arga, cuya agua era aprovechada para irrigar los cultivos de la alianza y sustentar las necesidades de sus habitantes. Entre las estancias vacías de la alianza todavía se puede reconocer el adarve y las magníficas termas de las que disfrutaron las dos magae francas que fundaron la alianza. Por la cercanía de Gares (dominio de Duresca ), ningún magus se ha atrevido a volver a asentarse en el lugar, aunque presenta unas características inmejorables para alojar una nueva alianza.
Ubicación y descripción
Historia
Las magae del Tribunal Normando, Morberga Ex Miscellanea y Agneta de Flambeau, llegaron junto con los repobladores del margen del río Arga a finales del siglo XI. El responsable de su llegada fue Sancho Ramírez, rey de Aragón y Pamplona, quien les otorgó una carta puebla de la que las magae sacaron provecho para asentarse sobre las ruinas del antiguo templo de Apolo de la urbe romana de Andelos.
La alianza se desenvolvió con soltura durante los primeros veinte años, pues utilizó su potencia ofensiva para lanzar incursiones contra las poblaciones de más allá de la frontera del reino y así enriquecerse. Sin embargo, sus algaras terminaron cuando, en el XXXIII Tribunal de Iberia (1123) , las magae tuvieron un desencuentro con Munio Alfonso Garcés al-Flambī, de la alianza de Harra. Aunque ninguna de las partes difundió los motivos de la discusión, lo cierto es que las magae francas de Andelos no volvieron a atacar los territorios de más allá de las fronteras y buscaron otras fuentes de subvención para su cada vez más próspera alianza. De esta forma, Morberga y Agneta se hicieron con los derechos de pontazgo del puente de Gares, una importante encrucijada del Camino de Santiago francés y el de Jaca, y después se hicieron con el control del hospital de peregrinos de Gares, desde donde comenzaron a controlar el comercio de la ciudad. Despreocupadas de las necesidades mundanas, se centraron por fin en sus investigaciones herméticas, al menos hasta 1146, cuando un Boina Roja les entregó una misiva de Duresca que las acusaba de relacionarse con mundanos.
La alianza se desenvolvió con soltura durante los primeros veinte años, pues utilizó su potencia ofensiva para lanzar incursiones contra las poblaciones de más allá de la frontera del reino y así enriquecerse. Sin embargo, sus algaras terminaron cuando, en el XXXIII Tribunal de Iberia (1123) , las magae tuvieron un desencuentro con Munio Alfonso Garcés al-Flambī, de la alianza de Harra. Aunque ninguna de las partes difundió los motivos de la discusión, lo cierto es que las magae francas de Andelos no volvieron a atacar los territorios de más allá de las fronteras y buscaron otras fuentes de subvención para su cada vez más próspera alianza. De esta forma, Morberga y Agneta se hicieron con los derechos de pontazgo del puente de Gares, una importante encrucijada del Camino de Santiago francés y el de Jaca, y después se hicieron con el control del hospital de peregrinos de Gares, desde donde comenzaron a controlar el comercio de la ciudad. Despreocupadas de las necesidades mundanas, se centraron por fin en sus investigaciones herméticas, al menos hasta 1146, cuando un Boina Roja les entregó una misiva de Duresca que las acusaba de relacionarse con mundanos.
Disolución
Duresca las invitó a resolver el problema en un juicio cerrado un año antes del siguiente Tribunal, y las dos magae se presentaron en la alianza de los jueces en el año 1150. La multa de vis que les impusieron fue de tal magnitud que se vieron obligadas a pedir un préstamo a la Casa Mercer de Aedes Saturni, pero ni siquiera eso las salvó: los intereses fueron tan altos que, en el Tribunal ordinario de 1165, se declararon insolventes. Como muestra de buena voluntad, Aedes Saturni les condonó la deuda a cambio de que entregaran a Duresca todos los recursos de la alianza, incluidos los derechos de pontazgo y el control del hospital de Gares.
Así, las dos magae abandonaron Iberia y su alianza. Con el tiempo, sus sillares y mármoles fueron robados y las antiguas estancias pasaron a estar habitadas por gentes con las que sería mejor no cruzarse de noche.
Así, las dos magae abandonaron Iberia y su alianza. Con el tiempo, sus sillares y mármoles fueron robados y las antiguas estancias pasaron a estar habitadas por gentes con las que sería mejor no cruzarse de noche.
Territorios
Las Tierras de Andión
La vieja Andelos se asienta sobre el territorio ancestral de los Vascones. En el siglo I a.C en el término municipal de Andión había un poblado en la Edad de Hierro que posteriormente fue romanizado. La primera mención de Andelo la realizó Plinio en el siglo I d.C. en su descripción de las comunidades del conuentus Caesaraugustanus (Plin. Nat. 3, 24). En dicho pasaje los Andelonenses aparecen como populi stipendiarii, es decir, sometidos al pago de un tributo a Roma. La segunda mención la realiza Ptoloneo mencionando a Andelo como un poblado vascon. La ciudad de Andelo ocupó una extensión de 18 Has y probablemente alcanzó su mayor esplendor en los siglos I-II d.C. Contó con termas en las que se encontró un gran mosaico. Además de la zona urbana cuenta con el sistema hidráulico completo de abastecimiento de agua, consistente en una presa de 122m de longitud en el barranco Iturranduz, un depósito regulador y un acueducto formado por un canal de sillares, sobre arcadas, encima llevaba un specus de piedra y en los registros con tubo de plomo. La villa romana de Andelo fue una escala en la Vía de Iturrisa, Pompaelo, Andelo, Gracurris. Esta se incorporaba a la calzada romana de la Vía Asturica – Tarracone. Por los restos hallados hasta hoy en día se fecha la población en el siglo I, floreciendo hasta el siglo IV.Aún después de la partida de las magae fundadoras y sus compañeros más allegados, la gente de la alianza ha seguido habitando esas ruinas aunque el nuevo núcleo poblacional se irá organizando en torno al caserío de Mendigorria, al otro lado del río. Algunas lápidas romanas serán aprovechadas en los muros de la ermita de Andión.
DISBANDED/DISSOLVED
Las Magae
Agneta
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