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Alif

LA alianza de ʾAlif toma su nombre de la primera letra del alifato árabe, que también es la primera letra de la palabra ʾana, que significa «yo». ʾAlif es la unidad a la que aspiran a llegar los hombres que la componen, los denostados mutawaḥḥid o solitarios (o nawābit, como prefieren llamarse ellos), que a mediados del siglo XII empezaron a construir al-madīna al-fāḍila o la sociedad perfecta, cuyas aspiraciones se han visto cercenadas por la Orden. Ellos son los magi perfecti.

Ubicación y descripción

Estancia-es-Kàrida

Hasta 1193, la alianza se ubicará en el lugar escogido por los tres fundadores: un emplazamiento apartado de la sociedad humana, en la sierra al norte de la ciudad de Niebla, lejos de la capital de los almorávides en Sevilla.
Aunque de este primer edificio hoy no queda nada, se trataba de una magnífica villa fortificada en torno a un amplio patio interior, lo bastante grande para alojar hasta una veintena de magi con sus respectivos laboratorios. Por entonces, la alianza tenía grabada en la entrada un único símbolo de sanctum, que representaba la protección comunitaria y no personal de los magi. Fue por aquella época cuando la alianza reunió una imponente biblioteca sobre la historia hermética del Tribunal y consiguió las importantes fuentes de vis de los ríos Luxia y Urius.

La Cueva del Intelecto Agente

Tras la destrucción de aquel magnífico edificio por las fuerzas almohades en 1193, los dos únicos magi que quedaron (Absal y Ḥayy ibn Yaqẓān al-Bonisagī decidieron aislarse de los humanos y se recluyeron en las cuevas de las montañas de los Covachos, en la sierra norte de Sevilla, a unos dos kilómetros al norte de la ciudad de al-Madīnat Bālat, en una zona de numerosas canteras que los almohades explotaban para conseguir mármoles, ciertos metales y tinturas. A pesar de las dimensiones de la boca de la cueva (de quince metros de ancho y seis metros de alto), los fundadores la eligieron por la protección que ofrecían sus galerías interiores: en la entrada había trazas y desperdicios humanos, pero en sus entrañas no había más que oscuridad y silencio. Al fin aislados, los dos nawābit se entregaron a la búsqueda de la salvación en las profundidades de las cavernas calizas.
Así ʾAlif dejó de ser un lugar, sino un concepto donde se reúnen todos los espíritus que han recorrido la Senda de los Atributos Negativos. Trascendiendo la materia, ascienden hasta la sociedad perfecta o al-madīna al-fāḍila, donde no hay vicio ni corrupción.

Los Magi de ʾAlif

Alif está compuesta por un número indeterminado de eruditos, estudiosos de la historia arcana y que fueron los que pusieron nombre a los periodos y eventos de la historia hermética de Hispania, y los que rebuscaron e la memoria de Iberia para mantenerla viva.
El número exacto de magi que pertenecen a Alif es impreciso. En su momento de esplendor, llegó a acoger a más de veinte magi de diferentes casas, atraídos por su revolución idealista de La Orden perfecta. Tras la condena del Gran Tribunal de 1163, el número oficial de miembros menguó radical pero relativamente, ya que en realidad solo se dispersaron por el mundo, sin que pocos realmente abandonaran sus lazos mentales con el Intelecto Agente. En sentido estricto, tras la diáspora solo quedaron residiendo en el palacio de la sierra de Niebla dos magi: Absal y Hayy, quienes luego de la destrucción perpetrada por los almohades se retiraron a los Covachos.

Estructura

La alianza de ʾAlif gira en torno a la sociedad perfecta. En ella conviven los espíritus de los nawābit, unidos místicamente mediante la consecución del último hito de la Senda de los atributos negativos que Ḥayy ibn Yaqẓān al-Bonisagī desarrolló cuando aún tenía acceso a los laboratorios de la ʾAlif material. En ese estado, los miembros diluyen su identidad hasta alcanzar la unicidad del conjunto de su yo-alma. De este modo, aunque los magi de ʾAlif están distribuidos entre Oriente e Iberia, se consideran miembros de la misma alianza y parte de la al-madīna al-fāḍila. Por supuesto, desde el punto de vista legal, los únicos magi censados en ʾAlif en el año 1220 son sus antiguos fundadores, Ḥayy ibn Yaqẓān al-Bonisagī y Absāl al-Criamonī, quienes se deshicieron de sus sigiles en 1130. sigils en 1130.

Historia

Cuando, a principios del siglo XII, los falāsifa Ḥayy ibn Yaqẓān al-Bonisagī, Absal al-Criamonī y Salaman al-Gernikí se conocieron en Zaragoza, sus almas conectaron. Cada uno se encontró ante uno de los fragmentos de un espíritu único, seccionado en los albores de la creación. Pronto compartieron sus ideas sobre la decadencia de la Orden y las razones de los trágicos eventos que habían jalonado su historia durante sus más de cuatro siglos de existencia. Sus poesías de aquellos días reflejaban su abatimiento y la indefensión que sentían: para ellos, el aprendizaje no era más que un adoctrinamiento destinado a doblegar la libertad de los hombres. Ḥayy, Absāl y Salāmān no solo eran grandes poetas, sino músicos y científicos excepcionales, polígrafos que además sentían una gran inquietud por la historia hermética del Tribunal. Sus investigaciones en ese campo los llevaron hasta la corrupción de Al-Zahra, los jariyíes de Bayt al-Ḥikma y la lucha contra los Tempestiarii: la historia del Tribunal estaba repleta de ejemplos de corrupción, como un reflejo de la imperfección de las sociedades mundanas. Los tres se propusieron crear una filosofía propia que solventara los problemas endémicos de la Orden a partir de las ideas del zaragozano Avempace, el granadino Abentofáil y el persa Al-Fārābī. Sus iniciativas se plasmaron en un ambicioso proyecto del que comenzaron a predicar en los Tribunales ordinarios. Cuando en 1116 Ḥayy expuso las bases de su filosofía, los magi andalusíes se mostraron interesados y los falāsifa crearon una red epistolar que llegó a abrumar a los Boinas Rojas del Tribunal. Su filosofía se fue asentando, y la comunidad nacida en torno a esas primeras ideas arraigó con fuerza; así surgió la figura de los mutawaḥḥid o los nawābit (en singular nābit, «brote vegetal»). De este modo, cuando en 1123 Ḥayy destrozó las tesis de los ṣūfīes de Barzaj y los insultó públicamente, los poderes del Tribunal comenzaron a preocuparse. Sus teorías antimaterialistas se propagaron como el fuego por el Tribunal y atrajeron a influyentes eruditos como Ben Zômá al-Bonisagī, rector de al-Dhahabī (la futura Iššáh). Entonces, la alianza de Durato comenzó a vigilarlos y a interceptar su correspondencia. Así descubrieron que los perfectos habían comenzado a redactar un nuevo Código Hermético.
En 1130, los nawābit decidieron construir una alianza, ʾAlif, que en las dos primeras décadas no dejó de crecer: de tres magi pasaron a veinte, lo que la convirtió en la mayor potencia del Tribunal. Sin embargo, los nawābit nunca votaban en los Tribunales: se limitaban a opinar sin ejercer su derecho al voto, lo que no hizo sino aumentar la preocupación del resto de las alianzas. En 1150, la cámara íbera se reunió para abordar el problema de los mutawaḥḥid y la sociedad perfecta, o al-madīna al-fāḍila, que querían construir. Para ello, sobornaron a uno de sus miembros fundadores: Salāmān al-Gernikī. A cambio de su admisión en Duresca, Salāmān les ayudó a desmantelar la filosofía de los perfectos, atacó sus doctrinas desde dentro y la cámara pudo estudiar sus puntos débiles para diseccionarlos en el Gran Tribunal de 1162.
Cuando Ḥayy y Absāl descubrieron la corrupción de Salāmān, aprendieron una amarga lección: su orden perfecta no estaba a salvo de la corrupción inherente a los hombres; el nābit había demostrado no ser siempre íntegro, y había quedado patente que un único individuo podía arruinar la sociedad que querían construir. Así, el traidor Salāmān consiguió su asiento en Duresca cuando Jayrān era disceptator, lo que le hizo amasar grandes riquezas (tanto mundanas como mágicas) y adquirir un puesto de responsabilidad en el centro jurisprudencial del Tribunal. Sin embargo, era un hombre mayor, y su afición por la amapola blanca acabó por enterrarlo: falleció antes de que Fortún llegara al puesto de disceptator de Duresca.
El Gran Tribunal cercenó las aspiraciones de ʾAlif. La alianza fue acusada de haber cometido un delito mayor y solo pudo salvarse tras entregar las copias del código que estaba redactando y retractarse del mismo. Como consecuencia, la mayoría de los miembros de la alianza se marcharon y los que se quedaron dejaron de lado su reformismo hermético y volvieron a trabajar las bases de su filosofía, incorporando las ideas de Maimónides y Averroes.
Aunque el éxodo de al-Andalus se había ya iniciado, ʾAlif volvió a sufrir un duro revés con el edicto de 1190 del califa almohade Abū Yūsuf Yaʿqūb al-Manṣūr. Para evitar ser perseguidos, casi todos sus miembros emigraron hacia Oriente con la esperanza de poder construir a salvo la sociedad perfecta. ʾAlif quedó entonces ocupada únicamente por sus fundadores y fue en aquella época cuando uno de los magi del Tribunal la denunció en Sevilla. Así, en 1193, la alianza fue asaltada por las tropas almohades: detuvieron a todos los mundanos, quemaron su biblioteca, poesías e instrumentos musicales y ordenaron demoler el edificio. Consternados, los dos magi que quedaban tuvieron que huir y abandonar a su suerte a los suyos. Para no ser encontrados, buscaron una cueva donde pasar sus días y hallar la unión con el intelecto agente (o el Enigma, como solía decir Absāl).
Estación
n/a (Invierno)
Aura
Mágica, 2
Reputaciones
Conflictiva (hermética) 3, Progresista (magi andalusíes) 2, Sojuzgada (Tribunal de Iberia) 1
Votos
2
Fecha de fundación
1130
Tipo
Geopolitical, Magocracy
Ruling Organization
Organización a la que pertenece

Los Magi
Ḥayy ibn Yaqẓān al-Bonisagī
Casa
Bonisagus
Estación
Invierno
Cargo
Nabit

Absal
Casa
Criamon
Estación
Invierno
Cargo
Nabit

¿El fin de la Orden Perfecta?
Al intelecto no lo podemos ver en sí mismo, sino que lo contemplamos en las huellas [que deja] en otros seres.
Fragmento de la Carta del adiós de AVEMPACE
Cuando los almohades destruyeron ʾAlif, quemaron todos los guiones de iniciación del misterio de la Senda de los atributos negativos y los que contenían el ritual de al-madīna al-fāḍila, escrito por Ḥayy ibn Yaqẓān en los primeros años de existencia de la alianza. Ahora su conocimiento está distribuido entre los nawābit de Oriente y Occidente (es decir, quienes se quedaron en ʾAlif después de que el Gran Tribunal condenara su filosofía), todos ellos ancianos. A pesar de su rechazo, lo cierto es que la Orden está muy interesada en el misterio que permite unir la mente de los magi y, según dicen, elevarlos por encima del tercer círculo (según la teoría emanacionista). A todas luces, parece que el ritual del último hito se consiguió a través de un avance hermético, pues viola el límite menor de la esfera lunar, y, aunque para muchos sea una idea descabellada, unos pocos sospechan que podría violar el límite divino, ya que se basa en conocimientos no herméticos de magia interplanetaria.
Los Criamon de Barzaj no creen en las tesis de los perfectos y consideran que su búsqueda es egoísta y, por tanto, estéril; aunque nunca lo admitirían, preferirían que ese conocimiento se perdiera en el olvido. Sin embargo, la Orden no lo ve así, por lo que el Tribunal está interesado en rescatarlo. Quizás los personajes tengan que buscar a los perfectos del Tribunal y convencerlos de alguna forma para que les inicien en dicha senda. ¿Podrían renacer las ideas de los perfectos en la Orden?



Cover image: by Montedemo

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